El Talita

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Historia del Partido de Tigre – Parte LIX. Continuando con el número anterior, retomamos la historia de ese mítico vapor, chico de tamaño pero grande en historia. El Talita formó parte de varias misiones oficiales, entre ellas, colaboró con la llegada de los restos del General San Martín en su llegada al Puerto de Buenos Aires y, entre idas y venidas, pasó la mayor parte de su existencia asignada a los Talleres de la Marina sobre el Río Luján. Erróneamente calificada más de una vez como “la lancha de Sarmiento”, prestó funciones humildes pero grandes al servicio de la Nación.

 

En las últimas décadas del siglo XIX, con la llegada de las embarcaciones a vapor, se va modificando la metodología del transporte de cargas y descargas en el Delta del Paraná. Los vapores cumplirán una tarea comercial y social de fundamental importancia al arrastrar las canoas de los isleños que llevaban sus productos para comercializar en el Puerto de Frutos y en el Canal de San Fernando[1].

El Talita será una de estas embarcaciones que por esta época, impulsada por una máquina de vapor de alta presión con una caldera de tipo locomotora y propulsada por una hélice de bronce de tres palas, circulará por los diversos ríos y arroyos del Delta. Pero el Talita navegará también en otras zonas abocada a cumplir distintas misiones que le competían a su condición de formar parte de la Armada Nacional.

 

Misiones de “el Talita”

Recordemos que al poco tiempo de llegar desde Londres en 1876, el Talita es asignado a los Talleres de la Marina para realizar servicios generales. En 1877 pasa a la Capitanía de Puertos de la Ciudad de Buenos Aires para prestar servicios en el Río de la Plata, tales como trabajos menores de relevamiento hidrográfico. Al año siguiente, el Talita colaborará en la reparación del cable telegráfico submarino que unía a la Ciudad de Buenos Aires con la Isla Martín García y servirá como buque de enlace entre la Isla y la bombardera “Constitución”, fondeada en Los Pozos. En 1879, el Talita vuelve a los Talleres de la Marina, y realiza tareas hidrográficas en el Paraná de las Palmas y cumple además la tarea de transportar autoridades gubernamentales como al propio Sarmiento, que tenía su casa sobre el Río homónimo.

Por otro lado, el Talita tuvo participación en un hecho histórico como fue la repatriación de los restos del General José de San Martín en 1880, que fueron transportados en el “Villarino” en dirección al Puerto de Montevideo. El Talita lo que hizo fue remolcar la falúa[2] del Villarino, donde estaban los restos del General trasladándolos desde Montevideo hasta el muelle de Catalinas donde lo esperaba Domingo Sarmiento.

Cuando en 1880 se produce el levantamiento de la Provincia de Buenos Aires enfrentándose en armas al Gobierno Nacional por el triunfo del candidato Julio A. Roca, el Talita fue afectado a la Capitanía de Buenos Aires para ayudar en el control del tráfico naval bloqueando el acceso del transporte de armas al puerto de la ciudad rebelde. En estas circunstancias, el Talita se tiroteó con el fluvial “Riachuelo” que transportaba armas.

En 1881, el Talita regresa al Río Luján a cargo del teniente Domingo Quintana y realiza tareas de balizamiento en el Río de la Plata. Posteriormente, a las órdenes del Ing. Hunter Davidson, exploró el arroyo Ñacurutú y, entre mayo de 1882 y octubre de 1884, permanece nuevamente adscripta a los Talleres de Marina de Tigre.

Más tarde, el Talita junto con el “Maipú” interviene en la llamada “Campaña de Victorica” durante la Conquista del Chaco argentino. Entre 1885 y 1886, regresa a los Talleres de la Marina y al mando del Teniente Ángel Ustariz efectúa un viaje de estudio hidrográfico en el Paraná Guazú. En 1887 al mando también de Ustariz pasó a Concepción del Uruguay y al año siguiente vuelve a Tigre y luego de realizarle reparaciones generales, realizó diversas tareas como trabajos de balizamiento y relevamiento hidrográfico y aportó apoyo a la flota de torpederas estacionadas en ese apostadero.

Hasta 1904 continúa con base en Tigre cumpliendo servicios generales y sin tripulación estable, realizando viajes entre Zárate, la Isla Martín García y Buenos Aires. En 1905, el Talita fue asignado a la Prefectura Naval Argentina para cumplir tareas de vigilancia en el Delta del Paraná, y queda a cargo de un guardián y de una tripulación de cinco marineros.

Fueron pasando los años y, en 1931, fue abandonada a orillas del Río Tigre, cerca del Puente Sacriste (Puente Cazón) permaneciendo hundida durante más de 30 años. Recién en 1961 se rescata la parte metálica de la lancha – la baranda y parte de la estructura de la cubierta, pala y timón – que se guardará en el Museo de la Reconquista.

 

Fuente: Visita al Museo Histórico de la Prefectura Naval de Tigre.

 

[1] Pereyra Pablo, “Desde el Vapor”, Ediciones del Eclipse, Buenos Aires, 2009. Pág. 17.

2 Embarcación menor con carroza, propia de los jefes de marina. Diccionario Manual de la Lengua Española, 2007 Larousse Editorial.

 

Foto: Foto del cuadro en Arte Francés de M. A. Borda




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