El Astillero de Juan Ortholán

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Historia del Partido de Tigre – Parte LXIV

Siguiendo con la historia de la navegación en Tigre, vamos a iniciar una reseña de los astilleros que han engrandecido a la industria náutica en nuestro distrito. En esta oportunidad nos referiremos al Astillero Juan Ortholán que nació a principios de siglo XX y que se transformó en una importante empresa, siendo la cuna de maestros náuticos en el diseño y construcción de embarcaciones. Pionero de la motonáutica y trabajador incansable, se decía de él: “si no hay trabajo, Ortholán lo inventa”.

 

Juan Ortholán era hijo de un mecánico naval de origen francés y, en 1906, decide establecer su propio astillero que se ubicará sobre el Río Luján y el Arroyo Gambado, frente a la desembocadura del río Tigre.

Ortholán iniciará su trabajo dedicándose a las embarcaciones de transporte. Fabricará lanchones para el transporte de pasajeros de los ríos del Delta y también diseñará pequeños cargueros pensados para el transporte de fruta, mimbre y otros productos de las Islas. Sin embargo, la mayor pasión de Ortholán estaba puesta en los deportes náuticos y en la competición deportiva, lo cual se verá fomentado en sus sucesivos viajes a Estados Unidos y Europa en donde observa el futuro de los deportes náuticos, y comenzará a diseñar las primeras embarcaciones para ese fin. Este es el caso de las lanchas “Potrilla” y Puet Puet” que competirán en regatas de crucero en 1914.

Poco después Juan Ortholán se dedicará a la importación de motores y de embarcaciones de placer, y cuando la importación se cierra, se va a disponer a “marinizar”[1] motores de autos. De allí se hizo conocida la frase: “si no hay trabajo, Ortholán lo inventa”. Es así que, como creador, se le reconoce la invención de un motor de aviones rotativo sin válvulas que fue patentado en Estados Unidos y Francia, y la construcción de las lanchas de fondo plano ya que hasta entonces sólo se usaban lanchas de desplazamiento, es decir, lanchas con casco planeador.

Cuando se levantaron las trabas a la importación, Ortholán comenzó a importar motores fuera de borda que pilotos como Ildefonso Fernández y Gino Regnicoli utilizarán con gran éxito años después.

Más allá de la industria, Juan Ortholán también incursionará en otros ámbitos y junto con un grupo de colaboradores, será el fundador de la Asociación de Astilleros y va a promover las primeras exposiciones náuticas en el Pabellón de las Rosas y en el Automóvil Club, recibiendo importantes reconocimientos.

 

Yates de crucero a motor

“Construíamos yates de placer y embarcaciones para los isleños, chatas, barcazas y pequeñas embarcaciones”[2], decía, evocando la década del 20´s, Ildefonso Fernández, quien fue gerente de los Astilleros Ortholán. Justamente Fernández fue el piloto de una de las embarcaciones que más satisfacciones le diera al Astillero, la “Pirata III”, equipada con un motor Envirude de 20 HP. Con ella sostuvo duelos memorables con su rival de aquellos años: Miguel Astudillo.

Juan Ortholán fue un promotor de los yates de crucero a motor y fue uno de los primeros en atravesar el charco con este tipo de embarcaciones y llegar a las costas de Uruguay. Todavía se recuerda su proeza en una placa que se encuentra en el Yatch Club de Punta del Este.

Continúa en el próximo número.

 

Fuentes:

– “Historia de la Motonáutica Argentina”, Di Fiore Jorge, Buenos Aires, 2007.

– “Neptunia”, Órgano informativo de Sports Náuticos, Año VII (1926), Buenos Aires.

 

Aclaración: la pintura sobre la explosión del vapor “Fulminante” se encuentra actualmente en el Museo de la Reconquista de Tigre, y no en el Museo de Luján como se mencionó en la nota del mes de agosto del presente.

 

[1] Es la adaptación de un motor para el ambiente acuático lo cual consiste en una serie de cambios como la modificación de la refrigeración para que en vez de emplear aire en el intercambio del calor producido en las explosiones del motor sea el agua el elemento intermediario.

2 Historia de la Motonáutica Argentina, Di Fiore Jorge, Buenos Aires, 2007. Pág. 67.




 

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