Un tornado en el Paraná Miní. La escuela primaria n° 11 y la ESB n° 24 se vieron afectadas por un tornado el día 10 de diciembre. Volaron techos, hay paredes rajadas, árboles caídos. El Municipio de San Fernando decretó emergencia en las dos secciones y si bien desde La Plata ya aprobaron las reparaciones, los directivos de las escuelas temen que en febrero todo continúe igual.

Para Gladys Saptie trabajar en una escuela de isla es como estar en el paraíso. Gladys es directora de la Escuela Primaria n°11 que está en Paraná Miní, 2° sección de islas del Delta. Comparte el edificio con la ESB n° 24; entre ambas instituciones suman 90 alumnos, que llegan a las 11 de la mañana y parten a las 15.30 hs.

Los estudiantes, al igual que las docentes, viajan, en algunos casos, más de 2 horas para llegar a la escuela donde desayunan, almuerzan y meriendan.

Si bien en la zona hay luz, cuando se corta, tienen problemas con el generador, pues funciona con combustible y ya se sabe que por allí no hay estaciones de servicio y no se puede transportar combustible en ninguna embarcación. Para el invierno tienen estufas, pero “la gran lucha empieza en abril porque siempre tienen algo y hay que pedirle al consejo escolar que vaya a arreglarlas”, aclaró Gastón Sieira, director de la ESB n°24. En cuanto al agua, tienen bombas y purificador y, para beber, desde planta urbana, mandan bidones.

Aún con todo esto, que para un citadino puede ser muy complicado, estudiantes y docentes van al colegio con entusiasmo. Pero, a veces, la vida cotidiana se ve imprevistamente trastocada. Así pasó el 10 de diciembre.

“Estábamos saliendo para tomar la lancha. De pronto se puso todo oscuro, empezó a llover, eran como baldazos. El viento empezó a levantar techos, chapas, maderas. Los nenes lloraban, veían que el techo volaba y decían ‘señorita, es el techo de nuestro salón’. Fue todo muy rápido, no se veía nada, era lluvia, viento, oscuridad, granizo. Las dos lanchas estaban ahí, ellos también sufrieron un gran susto, uno gritaba ‘hay que irse de aquí’. Llegamos a las lanchas, nos despedimos, los chicos se fueron llorando y no los volvimos a ver”, contó Gladys, evidentemente emocionada.

“El tornado se desplazó desde el Chañá, cruzó el monte, llegó al Paraná Miní y por ahí continuó. Sé que también llegó al Carabelas”, explicó Gastón. Las personas que viven por la zona dicen que “nunca vieron algo igual”.

Al día siguiente del tornado, el Municipio de San Fernando decretó emergencia en la 2° y 3° sección: “Por esto se suspendieron todas las actividades educativas. Muchos directores estaban disconformes porque tomaron la medida sin consultar a las escuelas por los daños sufridos. La única escuela muy fuertemente dañada fue la nuestra, las demás tenían lo habitual que es corte de luz y por ende falta de agua. Sé que el Municipio estuvo recorriendo la zona, en algunas escuelas no paró, como en Barquita, una escuela de permanencia, nadie se bajó a preguntar si necesitaban algo. No sé cuáles son los criterios que habrán utilizado para decretar la emergencia”, señaló Gastón.

A la escuela primaria 11 se le voló el techo y la directora está preocupada porque “el tiempo está muy inestable. Con las maestras y profesores corrimos el mobiliario a un lugar resguardado, pero hay rajaduras y si sigue lloviendo, el agua va a entrar”.

Gastón estuvo en La Plata, en la Dirección General de Infraestructura, y le dijeron que “estaban acelerando todo para que saliera hacia San Fernando la autorización de obra que es de $140.000. Pero hay pasos burocráticos que hacen retrasar todo porque esta obra sale a licitación y eso es lo que nos preocupa. Nosotros pensamos que vamos a llegar a febrero y vamos a estar igual, porque en la isla todo se complica, el traslado del material, de la mano de obra, por eso a la semana ya hubieran tenido que empezar”. Además Gladys alertó sobre las ramas que tendrían que ser cortadas porque “los chicos juegan en el jardín y es peligroso”. Como de costumbre, los docentes están dispuestos a colaborar.

“Nosotros queremos que la escuela se repare cuanto antes porque es el único lugar donde los chicos se socializan. Queremos reencontrarnos con nuestros alumnos”, concluyó Gladys.