Siempre se destacó por sus ganas de aprender más y su capacidad organizativa. Susana Sánchez de Maragno es una vecina notable de Tigre. Ha participado en renombradas instituciones de la ciudad, ha sido columnista de este periódico y, en los últimos tiempos, se dedicó a rastrear datos sobre la vida de Osvaldo Fossati.

En los primeros años del periódico que Ud. tuvo en sus manos, había una columna sobre temas tigrenses que firmaba la señora Susana Sánchez de Maragno.

Esta vocación por la escritura y su permanente curiosidad la llevaron a escribir dos libros, Memorias de Susana (1996) y Un valiente soldado en la memoria de su hijo (2003).

Como esta queridísima vecina de Tigre es incansable, el 18 de noviembre a las 19.30 horas presentará, en el Museo de la Reconquista, su tercer libro, en el cual recuerda la figura del Dr. Osvaldo Fossati, otro reconocido tigrense que ocupó la intendencia del Partido entre el 13 de octubre de 1971 y el 24 de mayo de 1973.

La historia del libro comenzó cuando Susana se encontró con la Dra. Alicia De Gregori y una sobrina del doctor, Martha Campos. Durante tres horas, ambas mujeres hablaron con gran entusiasmo de este personaje. Al finalizar, Susana, que sólo pensaba escribir un artículo para Actualidad, se lamentó de tener que desechar tanto material. Entonces surgió la idea de hacer un libro y tanto Alicia como Martha coincidieron en que debía escribirlo Susana, “insistieron y me convencieron”, recuerda la autora.

Hacer esta biografía le llevó mucho tiempo, ya que “hacía dos entrevistas por la mañana y volvía para estar a la hora del almuerzo, porque mi marido no sabía nada”, cuenta Susana. Pero, quien quiera saber sobre Fossati, podrá comprar el libro Así era él… aquí nos interesa hablar de la multifacética Susana Sánchez de Maragno.

Una niña curiosa

Susana nació en Devoto. Desde pequeña desarrolló un espíritu investigativo: “No me conformaba con lo que me decían en la escuela, siempre buscaba algo más”.

En 1974, cuando se casó con Francisco Maragno, Susana se vino a vivir a Tigre. Para ese entonces ya tenía una extensa trayectoria como enfermera, profesión por la que se interesó a raíz de un acontecimiento familiar: “Tuve a mi abuela muy mal y cuando la enfermera le daba inyecciones, pensaba que, con el cariño que yo le tenía, si supiera colocar inyecciones, le haría doler menos”. Fue así que se presentó en la Cruz Roja para anotarse, pero ya se había cerrado la inscripción. Ella insistió, presentó una nota y logró que la aceptaran.

Se recibió de enfermera, después de instrumentadora y en sus vacaciones de 1960 se fue a Montevideo a trabajar en un hospital modelo para aprender las modernas formas de organización del departamento de su especialidad. Volvió a Buenos Aires y continuó su capacitación en un curso internacional de administración de enfermería y, cuando su coordinadora le preguntó qué haría al volver a su hospital, ella respondió: “Quiero hacer un coro”. Ahora, después de tantos años, Susana recuerda risueña: “La coordinadora tenía un rodetito y, cuando le dije eso, se le movió todo, habrá pensado que estaba loca”. Pero Susana dio sus razones y la alentó en la creación del coro. Por supuesto, le fue muy bien, organizó el departamento de enfermería del hospital Ramos Mejía y del Piñeyro.

Ya jubilada, comenzó con cursos de narrativa en la Biblioteca de Tigre, donde fundó La Hora del Cuento.

También formó parte del Instituto de Estudios Históricos de Tigre y, justamente en esa línea, está pensando su próximo libro: una historia del cementerio local.

Quienes la conocen dicen que al leer sus libros, escuchan su voz, “por eso la lectura se les hace amena” y ella misma dice que su escritura es “tan sencilla que un niño de primario puede leer mis libros”.

Además de tener la capacidad de la palabra, en los últimos tiempos comenzó a pintar. Entre todo esto, para sorpresa de quien escribe, Susana también tiene entre manos ¡un invento! ¿Qué otras cosas tendrá para el futuro esta constante hacedora? Seguramente, la respuesta dará motivo para otra nota.