Vestidos con diseño y personalidad

Destacar lo más lindo de una mujer. Desde hace 35 años, Leonor Duggan viste a novias, madrinas y jóvenes quinceañeras. A su ojo experto, actualmente se agregó la mirada joven y creativa de su hija Marina. Los modelos de estas diseñadoras combinan detalles originales y las líneas necesarias para desplazarse con comodidad. Para contactarse 4815-3424.

 

“La mujer argentina se cuida mucho, está pendiente de la estética, de su piel, casi todas hacen gimnasia. Todas tienen algo lindo para destacar”, dijeron Leonor y Marina Duggan, diseñadoras de alta costura.

Desde hace 35 años, Leonor acompaña a las mujeres en un momento muy especial de sus vidas: la elección del vestido de novia. “Necesitamos saber dónde será la ceremonia, la fiesta, porque esto ya habla de la novia. Ella va haciendo su elección y nosotros la orientamos”.

En todo este tiempo, no sólo han cambiado los estilos de ropa, también se produjeron cambios profundos en la sociedad: “Antes era la madre o la abuela las que elegían el vestido, ahora las chicas ya saben lo que quieren”; la razón la dio Marina: “Antes, muchas novias iban a probarse con el uniforme del colegio; hoy, el promedio de edad es de 35 años, por eso son mujeres más afianzadas en sus gustos, saben lo que quieren”.

Aún así, Leonor destacó que “las madres sabían de telas, de corte, de hechura. Ahora, las chicas no entienden mucho porque compran ropa hecha que, en general, no tiene una buena terminación” y así surgen los problemas, porque los vestidos confeccionados a granel no destacan ninguna personalidad en especial. Por eso, para el momento en que la mujer debe ser mirada y admirada, el ojo experto de Leonor y el detalle informal de Marina son la combinación necesaria.

 

El vestido de tu vida

“Aparecemos en la vida de una persona en un día que no se repite, por eso tenemos mucha responsabilidad. El vestido de novia es el vestido de tu vida, sobre él recae mucha expectativa; con él, la novia muestra su personalidad, sus gustos”, sostuvo Marina, que – como artista plástica – piensa a la novia como una escultura. “Desde todos los ángulos, la novia tiene que estar divina, tiene que ocupar un espacio, la tienen que recorrer como una escultura”.

Pero esto no quiere decir que la novia tenga que estar hierática: “Las chicas ya no quieren vestidos pesados, quieren bailar, saltar, entonces les recomendamos que la cola no sea larguísima, pero tiene que estar porque hace que el vestido sea más rico. Yo les aconsejo un buen tul, así la novia ocupa un espacio. Siempre les digo que se pongan tul porque van dejando como una estela que dice ‘acá estoy yo’. Ya sé que hay novias tímidas que no quieren llamar la atención, pero es una ocasión en que tiene que ser mirada. Después el tul se saca y puede bailar toda la noche”.

Otro aspecto que hace a la mirada, es el acompañamiento de niños, que aportan ternura y alegría.

Para el cortejo, “en muchos casos la novia quiere que se haga su mismo vestido en miniatura; en otros casos son más sencillos, pero las niñas siempre se sienten pequeñas novias. Les encanta probarse, se miran en el espejo, después no se quieren sacar el vestido”.

La moda actual permite que cada novia elija el vestido que más le gusta, aquel que está más de acuerdo con su personalidad. Aún así, Leonor precisó que “se usa la textura, la combinación de géneros, el encaje con algún género bordado o estampado”. Y Marina acotó que “se usa mucho el encaje francés, combinado con algún bordado”. En definitiva, la personalidad que transmite el diseño es fortalecida por la elección del género.

 

Los detalles

Como un cuadro debe tener un marco, también un vestido es acompañado por un tocado, un peinado, un maquillaje. “Se pueden hacer tocados con azahares, utilizar broches de estrás. Siempre buscamos un  toque personal”. Marina recalcó que “todos deben recordar lo que la novia lleva puesto y, para eso, buscamos que tenga algo original”.

A veces el detalle está en seguir una tradición: “Muchas traen el vestido de la madre o de la abuela; se usa el género para un saquito, un chalequito o la pollera”. Desde luego, tampoco se debe olvidar el peinado: “Si el vestido tiene un solo hombro, le aconsejo que se levante de ese lado el pelo para que se destaque”.

En cuanto a los zapatos, la idea principal es evitar el sufrimiento: “Recomiendo que no se pongan altísimos tacos, porque no se puede estar toda la noche esperando que termine la fiesta. Prefiero que usen tocos bajos y, si van a estar en el pasto, sugiero taco chino”. La idea principal es estar, siempre, cómoda.

 

El look de la madrina

El segundo vestido en importancia en un casamiento es el de la madrina, que suele traer un poquito más de complicaciones por la edad. “Hay mujeres que están regias y a otras hay que buscarles algo que las estilice, entonces, con moldería, se va armando la cintura y marcando todo el cuerpo. A mí me encantan las madrinas, porque después de tantos años ya tengo el ojo educado y sé lo que les va a quedar bien”, aseguró Leonor.

Obviamente, la consigna es respetar el estilo de cada una, no disfrazarlas de otra, porque “deben estar regias y al mismo tiempo cómodas y naturales y, también, en concordancia con la novia”.

Actualmente “están usando tocaditos, plumitas, ya que da prestancia tener algo en la cabeza”. Si bien algunas madrinas tienen miedo de aparecer excesivas, Marina señaló que “una cosa es estar en una reunión con 4 personas y otra en el salón o la iglesia donde toda la gente está arreglada, por eso hay que acompañar el festejo con un buen look”. Y remató: “Una buena madrina hace también a un lindo casamiento”.

 

El vestido de los 15

Si habitualmente las adolescentes son complicadas con la ropa, el vestido de 15 se las trae. “Son difíciles”, dijo Marina, “porque no son ni chicas ni grandes, recién se están amoldando a su nuevo cuerpo”.

Al igual que las novias, ahora también las quinceañeras son las que llevan sus ideas a la diseñadora y ellas las guían, porque “pueden venir con ideas buenas, pero después, llevadas a la práctica, no quedan bien”. “Ya no se visten más como mininovias, ahora los vestidos son más cancheros, se usan más colores, vestidos cortitos. Aunque algunas quieren pantalones, nosotras les aconsejamos vestido porque, en el conjunto de la fiesta, con pantalón, la cumpleañera desaparece y ella es la que se debe destacar”.

Generalmente también se le hace el vestido a la madre porque “tiene un lugar importante en la fiesta. Tiene que estar a la altura del vestido de la hija y como en estos casos las madres son jóvenes, se puede hacer algo sexy”.

En líneas generales, para todas las fiestas “se hacen vestidos que luego se puedan seguir usando”, porque actualmente son muchas las mujeres que elijen hacerse un vestido a medida para una ocasión especial, entonces “se busca algo clásico, que se pueda combinar y utilizar en otras oportunidades”. Y la búsqueda es siempre la misma: “Guiar la mirada ahí donde la mujer tiene algo especial para destacar, la cintura, las piernas, el escote, el rostro”.

 

La ropa de todos los días

El componente esencial para vestirse bien es tener criterio. “Muchas chicas ven algo en una modelo y creen que les queda igual”.

Una de las peores modas impuesta en los últimos años es el pantalón de tiro corto: “Arruinó el físico de toda una generación porque no marcó la cintura y creó un rollo, el polizón”, por cierto, muy desagradable. “Además de no marcar la cintura, acorta las piernas y eso también es negativo porque las piernas largas estilizan el cuerpo y éste es el prototipo estético más aceptado”, indicó Marina. Por suerte, está volviendo “la cintura media o alta en los pantalones, es decir que nuevamente la moda busca marcar la cintura”.

En cuanto a las telas, el modal, tan de moda, tampoco favorece porque “remarca cosas que muchas veces es mejor no mostrar. En ocasiones, una camisa suelta es más elegante que una remera apretada”, sugirió Leonor.

La compulsión a comprar está agudizada por las vendedoras que “tienen escasos conocimientos de estética y sólo quieren vender”. “No hay que tener mucha ropa, lo importante es que sea buena y seleccionada. No hay que tener 25 jeans, hay que tener uno que quede bien, una camisa de buen género, unos buenos pantalones negros, un buen saco, un impermeable. Lo importante es saber combinar”, aclaró Marina.

Otro enemigo del buen gusto son las calzas: “He visto calzas donde se transparentaba la celulitis. A las calzas hay que quemarlas a todas. Hagamos un gran incendio de calzas!”.

“Hay que ser objetiva ante el espejo, decir ‘esto me queda bien, esto me queda mal’. Encontrar lo más lindo que tiene toda mujer y sacarle el jugo. Y, si no saben, que vengan, las vamos a aconsejar, hacemos un asesoramiento general”, finalizó Marina.

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