Crear y volver interesante el acto de conocer, el desafío de la escuela de Pacheco

Todos los años tienen un nuevo proyecto que motoriza a toda la comunidad educativa. Además de la muestra anual, la semana Berni, el ensamble musical, los estudiantes de 1° año del ciclo de orientación realizan sus propias muestras de arte. Un colegio donde circulan la palabra, la emoción y el compromiso con la educación.

“Antonio Berni fue un artista plástico argentino que se ocupó de la infancia y la problemática social y fue valorizado desde los programas del Ministerio que lo toman como un referente para la infancia y la educación. Por esto nos pareció interesante realizar un proyecto para la primaria y el secundario que continúe con este legado de Berni y de Fabulinus, que tiene una mirada en el aquí y ahora de la infancia. Es decir que se valora la expresión del niño en el momento que es niño y no se está pensando que hay que prepararlo para el mundo del trabajo. Entendemos al niño como un ciudadano, como un ser pensante, un ser con inquietudes. Esto es uno de los pilares fundamentales de nuestra propuesta pedagógica”, dijo Valeria Pita, directora del Colegio Antonio Berni.

Desarrollar la educación por el arte – basamento de esta institución educativa – es un verdadero desafío, debido “a los requerimientos más formales de lecto-escritura y cálculo”, por lo cual han implementado diversos dispositivos, “uno de ellos es el proyecto anual, que motoriza a los docentes, a los niños y adolescentes y también a las familias”.

Este año, el proyecto es “luces y sombras y permite trabajar con la currícula oficial y también con manifestaciones artísticas; por ejemplo, la física, el teatro de sombras, los opuestos como el día y la noche, entonces en literatura pueden leer El Doctor Hekill y Mister Hyde. Los más chicos están viendo los insectos de día y los de noche, investigan sus comportamientos y allí hay contenidos de las ciencias naturales”.

En el jardín del colegio, los niños toman contacto con la naturaleza: “Nuestros chicos se mueven mucho, pero siempre con un fin. Si van al jardín a observar insectos y plantas, allí conocen desde lo sensorial y luego, al volver al aula, se conoce desde lo conceptual. Aquí también hay otra forma de tratar esa dicotomía cuerpo/mente que nosotros cuestionamos permanentemente”.

Otro espacio muy visitado es la biblioteca, “además de ser muy requerido por los docentes para dar clases, los chicos retiran libros, juegos, videos, los llevan a sus casas y los comparten con la familia”. Socializar el conocimiento con las familias es otra búsqueda de esta institución: “Los docentes, para cada proyecto anual, investigan muchísimo y también lo hacen los padres que se entusiasman con la propuesta. Otra actividad interesante es el café literario, porque allí nuestros chicos leen sus propias producciones, después los padres o abuelos también traen sus poesías. A nosotros nos parece que ésta también es función de la escuela, ir más allá de los niños, educar a toda la sociedad”. En este sentido, los padres tienen su propio espacio un jueves al mes: “En un desayuno con nuestra psicóloga, se habla sobre temáticas que les preocupan a los padres”.

Uno de los talleres que tienen los más pequeños es filosofía para niños, ya que en este colegio es muy importante la palabra y tienen también el espacio para decirla: “Los más chiquitos tienen foros, se van eligiendo temas, por ejemplo aprender a andar en bici, entonces cuentan sus experiencias delante de un público; o, si saben cocinar algo, traen la receta, la hacen y después la maestra trabaja la lecto-escritura desde ese material. En los foros trabajamos la idea de que todos pueden enseñar algo, de que  se puede aprender de un compañero, no sólo de los docentes”.

Una materia muy movilizante en el primer ciclo del secundario es construcción ciudadana: “Está pensada para que salgan a la comunidad concretamente. El año pasado fueron a la isla y surgió de ellos armar un show de clown. Previamente hacen un trabajo de investigación, ahora están en esa etapa con el proyecto de este año que es ir a Las Tunas. Una acción que están por realizar muy pronto es pintar un mural en la casa de un vecino de Pacheco. Esta materia socializa sus contenidos en un blog”.

Actualmente, tienen el 1° año del ciclo orientado: “Elegimos comunicación; los talleres específicos son diseño audiovisual, diseño gráfico y narrativa y semiótica. Nuestros estudiantes conocen las nuevas maneras de concebir el cine, saben de publicidad, fotografía”. Estos adolescentes hicieron, a fines de abril, una muestra de arte destructivo y además de estudiar ese movimiento conceptualmente, lo pusieron en acción: “Trajeron cosas que no servían y las destruyeron, de ese momento hicieron un video, que después ellos mismos editaron, también sacaron fotos y construyeron una obra de arte. Para mostrar todo eso, aprendieron a armar una muestra de arte, a distribuir el espacio, colocar luces. Hicieron una pequeña instalación, diseñaron las invitaciones y los afiches”.

En el colegio Antonio Berni, los jóvenes tienen un espacio para expresarse, ya que los adultos que lo dirigen están convencidos de que “todos tenemos aspectos creativos. Todos podemos crear y volver interesante el acto de conocer. Para nosotros, la escuela es un lugar de encuentro y circulación de saberes”.

Antonio Berni nació en Rosario en 1905. Realizó su primera muestra a los 15 años. Con el tiempo, su obra  -que pasó por el surrealismo-  evolucionó hacia el realismo social, ya que para este pintor “siempre hay un compromiso del artista con la realidad de su tiempo y de su país”. Una de sus obras más conocida es “Manifestación”. Sus personajes Juanito Laguna y Ramona Montiel están presentes en gran parte de sus cuadros. Además de la pintura tradicional, realizó collage con trapos, cartones, revistas, botones y material de desecho en general. Murió en Buenos Aires, en octubre de 1981. Para homenajearlo, el colegio que lleva su nombre realiza todos los años, en ese mes, la semana Berni, “es como una mística de la institución”, dijo su directora.