Fuerza y mentalidad ganadora

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Es deportista y conduce un programa de música popular en FM Toya. El vecino de Rincón, Héctor Marín, practica tenis para ciegos desde 2013. Dado lo beneficioso que resulta la práctica de deportes para personas que viven con discapacidad, desde hace años tiene un sueño: crear una escuela municipal de tenis para niños con disminución visual.

        Héctor Marín es un vecino de Rincón que quedó ciego a los 3 años a raíz de una meningitis. Sin embargo, esta condición no lo detuvo: jugó al fútbol, formó una familia, fue candidato a concejal por la UCR, conduce un programa de radio y practica tenis para ciegos. A no confundirse, este deporte es distinto al tenis adaptado que practican las personas con discapacidad motriz.

        Marín no sólo participa y gana torneos, también realiza gestiones, desde 2013, para traer este deporte a Tigre y para que la provincia de Buenos Aires arme un torneo. Durante 10 años, el área de Discapacidad del Municipio de Tigre estuvo dirigida por Gonzalo Castillo que, si bien recibía a Héctor Marín, “jamás hizo nada”. Actualmente pasa lo mismo con Marcela Jáuregui, directora de Discapacidad, quien lo llama cuando gana campeonatos, pero “nada más”.

        El año pasado, el tenis para ciegos cumplió 10 años en Argentina; hay más de 100 jugadores en todo el país y varias provincias y localidades ya se destacan por sus escuelas y torneos: Río Negro incorporó el tenis para ciegos a los Juegos Rionegrinos (equivalentes a los Torneos Bonaerenses); en Viedma, Bariloche, Bahía Blanca se hacen torneos; Santa Rosa, en La Pampa, tiene una escuela destacable; en San Isidro, el Instituto Román Rosell tiene su escuela y en una sociedad de fomento de Vicente López también hay. “Viajar 2 horas de ida y 2 de vuelta, para entrenar otras 2, se torna una dificultad”, explicó Héctor, que los lunes entrena en San Isidro y los viernes en Vicente López.

Inclusión a través del deporte

        El tenis para ciegos se juega en espacios cerrados por dos motivos: el viento puede modificar el derrotero de la pelota que es muy livianita y los ruidos pueden afectar la concentración de los jugadores.

        Existen 3 categorías: B1 (ciego total), B2 (baja visión), B3 (más visión que B2). El tamaño de la cancha, de la raqueta y el color de la pelota (amarilla para B1 y negra para B2 y B3) se adecuan a las categorías. Además, los B1 juegan con los ojos tapados.

        Para marcar la cancha se usan sogas y cintas de papel, que se retiran finalizado el partido.

        “El único gasto que le encuentro, es la pelota que sale U$18. Serían necesarias unas 10 raquetas, costando cada una $5000. Además, no hace falta tomar más personal porque el Municipio ya tiene profesores, lo que deben hacer es el curso de instructor. Incluso yo podría dar las primeras clases porque es tirar la pelota a izquierda y derecha para ver si el alumno la detecta”, informó el entrevistado, quien agregó que “un lindo lugar sería la UTN de Pacheco”.

        Evidentemente, la inversión para que este deporte se practique en Tigre, no quiebra el erario municipal.

        Marín está luchando por una escuela de tenis para ciegos ya que en Tigre centro funciona la escuela 506 para disminuidos visuales y la posibilidad de practicar un deporte sería una forma más de socialización e inclusión. En este sentido, Héctor Marín comentó que “el que está jugando nunca es el enemigo ni el adversario. Dentro de la cancha, uno quiere ganar, pero cuando terminó el partido nos sentamos a tomar mate todos juntos”.

        El tenis para ciegos, como todos los paradeportes, no tiene suficiente difusión, incluso tampoco hay empresas que patrocinen a estos deportistas. A este ninguneo se suma que algunas empresas de transporte “venden los dos pasajes para personas con discapacidad”, por lo cual Héctor se ve obligado a pagar el pasaje para seguir participando en los torneos.

        Hace muy pocos días, cuando recibió un reconocimiento en Catriel, provincia de La Pampa, Héctor dijo: “Tengo la fuerza y la mentalidad ganadora para salir a jugar todos los días”. Este empuje se percibe en su programa de radio Argentina que canta, en FM Toya 91.9, los días sábados de 8 a 12 horas. Sí, como lo leyó, produce y conduce un programa de 4 horas. Adelante, campeón!

Por Mónica Carinchi

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