Navidad es un presente, no un pasado

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“Lo que yo hago, tú no lo puedes hacer; lo que tú haces, yo no lo puedo hacer. Pero, JUNTOS, podemos hacer algo hermoso para Dios y para los hermanos”. Madre Teresa de Calcuta

Gracias por invitarme a compartir con ustedes y poder hacer cosas hermosas para Dios y para los hermanos…

Quiero compartirles la oración a la Virgen, en el día de la Virgen y una reflexión sobre la Navidad, ya tan cerca…

 

Nuestra Señora de Tigre

Señor Jesús, vos nos diste a tu Madre para que nos acompañara.

Que Ella nos cuide, nos proteja en nuestro camino, en nuestro corazón, en nuestra fe.

Como Ella, queremos decir “sí” a Dios; a Ella le pedimos que fortalezca nuestras Comunidades.

Que la Virgen Madre nos enseñe a salir de nosotros mismos y a superar el individualismo.

Que Ella, con su mansedumbre y con su paz, nos indique el camino para hacer de nuestra querida Patria Argentina la tierra de bendición, cercanía y encuentro.

Virgen María, el pueblo de Tigre te quiere; por eso llamamos a la puerta de tu casa.

Vos nos abriste la puerta de tu corazón, nos has hecho entrar y nos das a Jesús.

Ahora nos pedís: “Hagan todo lo que Él les diga”

Sí, Madre, nos comprometemos a hacer lo que Jesús nos diga.

Que tu Corazón de Madre interceda por nosotros, para que nuestros corazones estén dispuestos a amar a Jesús y a hacerlo amar. ¡Jesús nos espera y cuenta con nosotros! Amén

 

Jesús vendrá a visitar tu casa-Cuento de Navidad

Era la noche de Navidad. Un ángel se apareció a una familia rica y le dijo a la dueña de casa: “Te traigo una buena noticia: esta noche el Señor Jesús vendrá a visitar tu casa”.

La señora quedó entusiasmada: Nunca había creído posible que en su casa sucediese este milagro. Trató de preparar una cena excelente para recibir a Jesús. Encargó pollos, conservas y vinos importados.

De repente sonó el timbre. Era una mujer mal vestida, de rostro sufrido, con el vientre hinchado por un embarazo muy adelantado.

“Señora, ¿no tendría algún trabajo para darme? Estoy embarazada y tengo mucha necesidad del trabajo”.

“Pero… ¿ésta es hora de molestar? vuelva otro día”, respondió la dueña de casa. “Ahora estoy ocupada con la cena para una importante visita”.

Poco después, un hombre sucio de grasa llamó a su puerta.

“Señora, mi camión se ha arruinado aquí en la esquina. ¿Por casualidad no tendría usted una caja de herramientas que me pueda prestar?”

La señora, como estaba ocupada limpiando los vasos de cristal y los platos de porcelana, se irritó mucho: “¿Usted piensa que mi casa es un taller mecánico? ¿Dónde se ha visto importunar a la gente así? Por favor, no ensucie mi entrada con esos pies inmundos”.

El ama de casa siguió preparando la cena: abrió latas de caviar, puso champaña en el refrigerador, escogió de la bodega los mejores vinos, preparó unos coctelitos. Mientras tanto alguien afuera batió las palmas. Será que ahora llega Jesús, pensó ella emocionada y con el corazón acelerado fue a abrir la puerta. Pero no era Jesús, era un niño harapiento de la calle.

“Señora, me puede dar un plato de comida?”. “¿Cómo te voy a dar comida si todavía no hemos cenado? Vuelve mañana, porque esta noche estoy muy atareada”.

Al final, la cena estaba ya lista. Toda la familia emocionada esperaba la ilustre visita. Sin embargo, pasaban las horas y Jesús no aparecía. Cansados de esperar, empezaron a tomar los coctelitos, que al poco tiempo comenzaron a hacer efecto en los estómagos vacíos y el sueño hizo olvidar los pollos y los platos preparados.

A la mañana siguiente, al despertar, la señora se encontró, con gran espanto, frente a un ángel.

“¿Un ángel puede mentir?” Gritó ella. “Lo preparé todo con esmero, aguardé toda la noche y Jesús no apareció. ¿Por qué me hizo esta broma?”

“No fui yo quien mentí, fue usted la que no tuvo ojos para ver”, dijo el ángel. “Jesús estuvo aquí tres veces, en la persona de la mujer embarazada, en la persona del camionero y en el niño hambriento… pero usted no fue capaz de reconocerlo y de acogerlo”.

 

Navidad es un presente, no un pasado

Navidad no es una fecha histórica a recordar, sino un presente que hay que vivir:

Cuando decides amar a los que te rodean, ese día es Navidad.

Cuando decides dar un paso de reconciliación con el que te ha ofendido, ese día es Navidad.

Cuando te encuentras con alguien que te pide ayuda y lo socorres, ese día es Navidad.

Cuando te tomas el tiempo para charlar con los que están solos, ese día es Navidad.

Cuando comprendes que los rencores pueden ser transformados a través del perdón, ese día es Navidad.

Cuando te desprendes aún de lo que necesitas, para dar a los que tienen menos, ese día es Navidad.

Cuando renuncias al materialismo y al consumismo, ese día es Navidad.

Cuando eliges vivir en la alegría y la esperanza, ese día es Navidad.

Feliz Navidad para todos, Padre Roberto

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