Recuperar la cultura del trabajo

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Las cooperativas van marchando

El Programa “Argentina Trabaja” dio origen a 32 cooperativas. Hombres y mujeres trabajan y se capacitan, para mantenerse en el mercado laboral, aún después de que termine el Programa.

En octubre de 2009 se lanzó el Programa “Argentina Trabaja”. Junto con él, el Municipio decidió conformar una Unidad Ejecutora, que es un equipo de funcionarios que acompañan el proceso de las 32 cooperativas de trabajo que integran dicho Programa.

En diálogo con este medio, Juan Carlos Riquelme – Director Gral. del Área Social de esta Unidad –  explicó que éste “no es un plan social más, sino un plan de inclusión social a través del trabajo”.

Riquelme realiza un acompañamiento, casi personal, a cada cooperativista, fundamentalmente para que conozcan “todos los servicios que presta el Municipio, que en los dos últimos años ha crecido mucho en el área social. No queremos que la gente dependa de un puntero o un amigo para conseguir un remedio, queremos que conozcan los circuitos que pueden recorrer, que sepan que tienen los mismos derechos que cualquier vecino, que sean protagonistas de su historia, que no dependan de otros”.

En este momento, cada cooperativa tiene entre 30 y 40 integrantes, aunque se iniciaron con 60 personas cada una, pero “algunos consiguieron otros trabajos y los menos se dieron cuenta de que no era un plan social donde se iba a cobrar, sino que realmente hay que trabajar”, señaló Riquelme.

Trabajo e inclusión

Las cooperativas realizan trabajos de saneamiento, arreglos de veredas y refacciones de edificios, “esto ya vino planteado desde la Nación”, dijo Riquelme. Para poder realizar los trabajos, primeramente sus integrantes fueron capacitados por la Unión Obreros de la Construcción de la República Argentina (UOCRA).

“Muchas de estas personas no habían trabajado nunca o, incluso, no habían visto trabajar a sus padres, por lo tanto retomar la cultura del trabajo fue un gran desafío”.

El Programa incluye también una obra social, pero “hace poco que los cooperativistas empezaron a inscribirse porque – como los aportes son escasos – costó activar este beneficio. Gracias a las acciones de Malena de Massa, que habló con la UOCRA, finalmente accederán a la obra social de este sindicato”, anunció Riquelme.

Como la mayoría de los trabajadores en Argentina, también los cooperativistas cobran a fin de mes con una tarjeta por cajero automático y “esta es otra forma de inclusión. Hace poco un muchacho decía que él – que había estado preso – pensaba que nunca iba a tener una tarjeta con su nombre, ‘pensé que ya quedaba afuera’, dijo. Esto es un ejemplo de lo que buscamos, que la gente recupere su dignidad”.

Asimismo se está trabajando en la terminalidad educativa, tanto primaria como secundaria. “Hace un par de meses, en una cooperativa había un muchacho de unos 20 años que no escribía nada y como tenía que firmar el presentismo, aprendió a poner su nombre y esto es un logro”, comentó Juan Carlos.

La capacitación en el ámbito de la salud también está presente: “en cada cooperativa hay un referente de salud a los que estamos capacitando para que puedan ser operadores en la prevención de adicciones, para que sepan detectar y también saber qué hacer, porque a veces la gente tiene miedo”, señaló Riquelme y contó que “aquellos jóvenes que antes estaban en la esquina, ahora tuvieron una oportunidad y queremos acompañarlos en este problema. Como hay un compromiso real de incluir, sería una contradicción darle la baja a una persona porque se droga, la idea es intervenir, acompañarlo en un tratamiento”.

La violencia de género es otro tema que se ha tenido en cuenta porque “sabemos que hay casos y porque hay un gran desconocimiento sobre los servicios que presta el Municipio. Esto es lo que falta, que sepan cómo proceder”, acotó Riquelme. Poder hablar de estos temas con un grupo de pares puede ser un disparador para pedir ayuda porque “a veces la gente cree que es el único, pero, cuando escucha a otro o a un profesional, entonces se atreve a hablar y esto es lo que está sucediendo”.

Saber que no se está solo, potencia a cualquier persona, así lo confirma Riquelme con esta experiencia: “fui al hospital de Pacheco a visitar a un cooperativista con problemas de diabetes y en una sala había 4 cooperativistas que no se conocían porque eran de distintas localidades. Los encontré tristes, apagados, pero, cuando se enteraron que todos eran cooperativistas, cambiaron porque se dieron cuenta de que no estaban solos, no eran un cooperativista perdido, sino que había otros. Ese es el espíritu de la cooperativa. Hubo compañeros que tuvieron problemas de trabajo, con el alcohol, con las drogas, ya no están solos, hay un Municipio que se compromete a acompañarlos”.

Mujeres y trabajo

Dado que las cooperativas se idearon para realizar trabajos pensados, en general, como “masculinos”, reconoció Riquelme que “cuando estábamos en etapa de capacitación, muchos se preguntaban qué iban a hacer las mujeres y otros, directamente, decían que no servían para esto. Sin embargo, la experiencia demuestra que las mujeres trabajan a la par de los hombres. No se achican”.

Altas y bajas

El control de la concurrencia (entiéndase presentismo) es llevado por el presidente de la cooperativa, “también desde la Universidad de Buenos Aires hicieron una especie de control del presentismo y desde el Municipio también se lleva un control”, indicó Riquelme y aclaró que se va tomando lista y semana a semana se ven las bajas. “Hay gente que ha faltado y se le ha dado la baja, por eso ha disminuido el número de cooperativistas. Por cuestiones administrativas no se han agregado nuevas personas, no podemos dar altas por ahora, aunque hay mucha gente en lista de espera”. Todas las decisiones – entre ellas, las bajas – son tomadas por los cooperativistas en asambleas.

Muchos preguntan cuándo termina el programa, “pero eso no es importante, porque nosotros esperamos que ellos puedan seguir por su cuenta, porque el trabajo y la educación son verdaderas herramientas de inclusión social”.

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