“Conocí a Cristo hace muchos años”

Desde la esquina de Irala y Matheu trabaja con los que se quedaron al costado del camino. Anduvo predicando por el conurbano profundo y varias provincias y finalmente recaló en Rincón de Milberg. Mauricio Ángel Martínez, conocido como el pastor Leo, habló sobre su experiencia de vida y dio recomendaciones para todos los pastores de Tigre.

        A veces una enfermedad de un ser querido expone a un sujeto a un momento decisivo. Así le pasó a Mauricio Ángel Martínez, más conocido como el pastor Leo. “Yo soy un agradecido a Dios porque hace mucho tiempo a mi hija le dieron un diagnóstico sin alternativas. Y yo hablé con Dios”. Le pidió que sanara a su hija y, si eso pasaba, iba a predicar su palabra. La hija se sanó y Mauricio Ángel empezó a meterse “de a poquito”, hasta que un día se decidió a dedicarse plenamente “a pastorear”, como dice Leo.

        Después de haber predicado en el conurbano profundo y también en otras provincias, ahora hace un año y 10 meses que está asentado en Irala 722, Rincón de Milberg. “Conocí a Cristo hace muchos años a dos cuadras de acá”, expresó Leo, como si aquello hubiese sido un signo de que Rincón era su lugar en el mundo.

        En el Centro Evangelístico Dios es Amor, Leo recibe a los vecinos con una taza de té calentita y les ofrece su palabra. “Con un mensaje de voz podemos salvar una vida. Hace tiempo, un varón me llamó por teléfono y Dios me mostró que tenía un revólver en la mano y yo le dije ‘¿qué vas a hacer, varón? No te quites la vida’. Estuvimos como 10 minutos hasta que descargó el arma”.

        Con su palabra y su ejemplo, Leo va desbrozando el camino que “a veces tiene momentos lindos y otros muy feos porque en todas partes hay rivalidades, envidias, competencias”. Y esto lo sintió en carne propia ya que “el espíritu que divide” apareció en su propia iglesia porque algunos tientan con su palabra a las ovejas débiles diciéndoles “vos predicás mejor que el pastor, ¿por qué no predicás?” y así “dividen la iglesia y a mí me la dividieron 4 veces en 2 años”. Pero como también existe la luz, Leo sigue adelante.

Una vida solitaria

        Con música de fondo, Leo se aprontó a responder algunas preguntas.

        -¿Por qué elegiste Rincón?

        “Fue el espíritu santo que me habló hace muchos años y me dijo que todo lo que el diablo me robó, Dios me lo iba a devolver”.

        -¿Cómo podés ayudar vos para que la comunidad de Rincón mejore socialmente?

        “Rincón está recontra predicado, hay un montón de iglesias. Y hoy la gente no cree y nosotros tenemos que hacerles ver que el mal no le gana al bien. Tenemos que mostrarles que no somos todos iguales”.

        -Respecto al tema de la droga, ¿qué podés decir?

        “Acá hay mucha gente que se recuperó de la droga. Es una tarea que lleva dedicación. Para estar con Dios hay que dejar muchas cosas”.

        Aunque Leo aseguró que “la vida del pastor es muy solitaria”, él sabe contactarse y rodearse de muchas personas. “A mí me mandaron a trabajar con los pastores, que cuesta juntarlos, pero yo junté 22. Hicimos eventos y les hice ver que se podía”. A pesar de esta experiencia reconfortante, también reconoció que “entre pastores hay rivalidad” y también que “hay pastores buenos y otros corruptos a los que les gusta vivir del hermano”. Y a esos descarriados, Leo les dio un consejo: “A todos los pastores de Tigre, a todos los evangelistas, tienen que predicar lo que viven, no prediquen amor si no tienen amor, no prediquen el perdón si no pueden perdonar ni a su propia madre, no hablen de dar si son mezquinos”. Y después de unos segundos de silencio, agregó: “Muchos hablan de cursos bíblicos, de teología pastoral, pero lo mejor es ser buena persona, ser testimonio de trabajo. Prediquen lo que vivimos. Yo predico lo que yo vivo”.

        Por todos los problemas que tiene Argentina, Leo propuso hacer un ayuno de 24 horas y dio por terminada la entrevista y la música siguió sonando.

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