Intercambiar semillas y saberes

Inta ProHuerta, Región Norte y Delta y el Municipio de Tigre. Como es costumbre desde 2008, se realizó el 6 de noviembre la feria de intercambio de la temporada estival. Hubo semillas, plantines, artesanías para mostrar y muchas ganas de compartir.

 

El martes 6 de noviembre se realizó la XII Feria de Intercambio de Semillas y Plantines, organizada por Inta ProHuerta de Región Norte y Delta y el Municipio de Tigre.

Desde el año 2008, la feria se realiza dos veces por año, una en primavera y otra en otoño. Su finalidad no es sólo intercambiar semillas y plantines, también se produce el intercambio de experiencias, información y datos de una manera informal y sumamente amigable.

A lo largo de los años se observan caras que permanecen y otras que se van incorporando; adultos y jóvenes van llegando con sus conocimientos, su entusiasmo y sus ganas de ser cada día más.

Desde el Delta llegó Paola Adler que hace 4 años decidió vivir en un lugar hermoso y se mudó al Rompani. “Hice el curso de ProHuerta y me entusiasmé muchísimo. Hoy traje a la feria mis plantines y semillas para intercambiar y mostrar”, dijo con mucho entusiasmo. Aunque confesó que cosecha “mucha frustración porque entre las crecidas, la tierra que se apelmaza, que llueve mucho y recién estoy comenzando, fracaso muchas veces”. Aún así tiene sus éxitos: “Estuve comiendo lechuga y acelga todo el invierno y ahora estoy teniendo unos tomates divinos que están creciendo muy bien”.

Para sembrar utiliza muchas técnicas: “En el fondo de mi terreno tengo una parte elevada, trabajé mucho con el sistema de cama caliente, tirando ramas, el pasto cortado. Ahí tengo buenas calabazas, crecen acelgas, algunos tomates. También tengo un sistema muy rústico de tachos que trae la marea y yo aprovecho. Además, en el deck planto en recipientes reciclados”.

Nos confió que, por ahora, su especialidad son las aromáticas, por eso, si pasa por el Rompani y siente un aroma agradable, son las plantas de Paola que le dan la bienvenida.

Vecina de Victoria, Andrea López es una artesana que trabaja con semillas y quiso estar presente para “mostrar todo lo que se puede hacer”. Por supuesto, recolecta semillas y, cuando puede, compra a esos viajeros que se dedican a la venta de semillas exóticas.

Collares, pulseras y adornos, en general, están hechos con semillas de liquidámbar, palo jabón (“se llama así porque, si se pone en agua, hace espuma”), pata de elefante, cerebrito de mono, huayruro (“en el norte hay mucho, dicen que trae buena suerte”), achira, lágrima de virgen (“tenemos en nuestro jardín”), liana (“se la compré a un viajero”), mimbre, caña.

Para pulir las semillas, las coloca en un tambor con piedritas y arenas, por eso algunas tienen más brillo, aunque aseguró que “cuando están en el cuerpo, las semillas van levantando brillo”.

Andrea tuvo un trabajo convencional y un día dijo basta: “Se me ocurrió empezar con esto y me encanta. Ya hace 8 años que es mi modo de vida. En invierno hago crochet. Mi bisabuela era de Santiago, hacía de todo, se ve que yo lo traigo porque esto me encanta”.

Desde hace 4 años, Delia del Río, de la localidad de San Martín, también participa de las ferias de intercambio. “Soy de La Pampa, me gusta la tierra”, expresó. Si bien su producción es pequeña, no le faltan lechugas, morrón, tomate, rúcula.

Una planta que no es habitual entre nosotros, el cayote, le dio una sorpresa: “Lo puse al pie de un ciruelo, se trepó y cuando al ciruelo se le cayeron las hojas, quedaron todos los cayotes colgando”. Se dio el gusto de regalar mermelada casera de cayote. Este año puso de la misma forma el zapallo, así que “después de las ciruelas, tendré zapallo”, aseguró.

El programa Pecohue del zoológico de Buenos Aires también estuvo presente a través de Ingrid y Débora. Las jóvenes contaron que Pecohue es un programa social del gobierno de la ciudad de Buenos Aires que da trabajo a personas con problemas de inserción laboral. “Nosotras estamos en el zoológico, trajimos los plantines que allí se producen. También producimos semillas de caléndula; pero la rúcula tarda muchísimo en dar semillas y como estamos necesitando, venimos a intercambiar”.

Por último tuvimos la palabra de una representante local, Luisa Albanesi, de la huerta Tierra y Cielo que está en la capilla María Auxiliadora de Carupá. “En mi casa tengo poquito terreno, por eso me dedico a plantar en otros lugares”. Luisa comentó que la producción de la huerta ayuda en la economía familiar: “Planto lechuga, pepinos, orégano. Todo el invierno tuve tomates porque planté una variedad peruana, debajo del níspero que los protegía del frío y así fueron saliendo”.

Las ferias de intercambio de semillas promueven el concepto de soberanía alimentaria que implica el derecho a una producción y alimentación sana y ecológicamente sostenible. Y recuerda que las semillas no tienen dueños porque son un regalo de la naturaleza que nos pertenecen a todos por igual.

 

Foto: Ingrid con sus plantines

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