Después de ganar la categoría disminuidos visuales B1 de la Maratón Buenos Aires 2023, Walter Álvarez se prepara para hacer cumbre en el Aconcagua. Participó en el duatlón de 25 de Mayo, La Pampa, y en el triatlón de Chile.
“Ahora mi objetivo es hacer cumbre en el Aconcagua”, dijo Walter Álvarez, el mendocino que ganó la categoría disminuidos visuales B1 de la Maratón Buenos Aires 2023.
Desde septiembre está realizando salidas para aclimatarse: viento, frío, falta de oxígeno, cansancio, noches de carpa. “Por más que a uno le cuenten, son cosas que hay que vivirlas”, resaltó el deportista.
La dificultad del Aconcagua radica en la altura, pero se puede hacer cumbre caminando. Su idea es realizar la expedición en febrero ya que el clima es más estable. “Son unos 15 días. La mitad del tiempo es de aclimatación, se va subiendo de a poco”.
Luego comienza la espera de buen tiempo y cuando dicen ‘tal día habrá buen tiempo’, nos preparamos para salir bien temprano, calculando que se puede hacer cumbre hasta las 13 horas. Esa es la hora pico que se usa en casi todo el mundo. Si no se llega a la cumbre a esa hora, aunque se esté a 100 metros, hay que volver”, explicó y agregó: “Habrá que intentarlo otro año”.
Hacer cumbre en el pico más alto de América tiene un condimento extra: personas ciegas de otras partes del mundo ya lo han logrado, pero aún ningún ciego argentino lo pudo hacer.
Y le tomó el gustito
En invierno y en verano a Walter Álvarez se lo puede ver corriendo por las calles de su pueblo. Ese es su entrenamiento permanente. Y como ya contó, mientras entrena conversa y así, de pronto, surgió: “¿Y si participamos del duatlón de 25 de Mayo? ¿Y si después nos vamos al triatlón de Chile?”
Entonces, cuando la decisión está tomada, al entrenamiento se le agrega natación y ciclismo.
“El duatlón de 25 de Mayo (La Pampa) se hace en las bardas”, comentó. Para quienes no saben, las bardas son una especie de duna, pero más alta y de tierra y piedra. “Ahí, primero corrimos 4 kilómetros y después nos subimos a la bici. Primero el camino estaba bueno, después nos desviaron por un campo”. Allí el camino ya no estaba tan bueno: serrucho, arena, yuyos, pero las adversidades no terminaron: los volvieron a desviar por una huella de motocross, angostita, con yuyos de ambos lados. “Subidas, bajadas, caídas. Cuando terminamos la carrera, nos dice una chica de la organización ‘¿les gustó el circuito especial que les armamos?’ nosotros no nos enteramos, hicimos el común. Ganamos la categoría 40-45 de convencionales, porque no había de ciegos. Así que nos vinimos recontentos, con porrazos, pero contentos”.
En el triatlón de Chile compitió en medio Ironman: 1900 metros de natación, 90 kilómetros de bici y 21 de trote. “Uno entrena en pileta y luego se nada en mar. Es totalmente distinto, las olas lo llevan a uno para un lado y para el otro y, además, si uno se cansa, no puede hacer pie. En la competencia de natación hay un tiempo límite (1hora10´´) y yo no soy bueno nadando. Entonces cuando llegamos a tierra, le pregunté al guía el tiempo, 49 minutos, estaba recontento”, contó Walter. Quien supera la hora diez minutos, queda fuera de la competencia.
También esquió en Las Leñas y, aunque tuvo varias caídas, cuando le dijeron que dejara el bastón, ya le tomó “el gustito”.
Con la simpatía que lo caracteriza, aseguró: “Cada vez que nos invitan a alguna actividad, vamos de caraduras”.
Por supuesto, su familia lo acompaña: su hija menor se prende en algunas expediciones y ya le largó la indirecta para ir al Aconcagua; su hija mayor administra las redes sociales para que todo el mundo conozca los logros de su padre; y su esposa, que también es corredora y ciega, prepara comidas saludables.
Para la expedición al Aconcagua, Walter ha recibido apoyos varios: Municipalidad de General Alvear; Pierobon, un negocio de Mendoza Capital que le regaló botas de nieve y le hizo precio en el equipo: “Rebuena onda, así nos vamos encontrando gente que nos apoya”; centro de día Nuevo Sol, siempre acompaña a este deportista; y muchos comerciantes de General Alvear.
Walter es integrante del grupo de corredores Tranco Largo y también integra, quizás sin saberlo, el grupo de seres que nos demuestran a todos los convencionales que, en la noche, un agujero negro puedo ser súbitamente visitado por un ángel.
Por Mónica Carinchi
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