Madres y padres pasaron la noche en el club para evitar el desalojo

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Muchos Ocupados Sirviendo Al Fútbol Infantil. En una barriada de Las Tunas, se presentó la justicia para desalojar al club MOSAFI. Allí concurren hijos de albañiles y señoras que trabajan por hora en los countrys que rodean la zona. El club fue levantado por las familias que donan su tiempo para que los niños tengan un lugar donde recrearse. Por el momento, la justicia debió detener el desalojo ya que fue interpuesta la ley 15.045.

        “Con cinco medias hicimos la pelota/ y aquella misma siesta/ perdimos por un gol./Una perrita que andaba abandonada/ pasó a ser la mascota/ del cuadro que ganó”.

        Cuántos lectores habrán escuchado este tema en la década del 70. Muchos seguramente disfrutaron de la interpretación de Leonardo Favio, sin embargo hay que ser justos y decir que esta canción pertenece al uruguayo José Carbajal, conocido como el Sabalero.

        Tanto el Sabalero como Fabio nacieron en hogares humildes y jugaron a la pelota en los potreritos de sus barrios; con el tiempo, los potreros o baldíos fueron desapareciendo, pero madres y padres se ocuparon de que los niños siguieran teniendo una canchita para jugar. Así ocurrió en Las Tunas, a dos cuadras de la ruta, en Luis María Campos entre Céspedes y Humboldt.

        Hace más de 30 años, cuando había una casa por manzana, “se formó el club El Ceibo, luego pasó a llamarse Motsa y ahora es MOSAFI (Muchos Ocupados Sirviendo al Fútbol Infantil)”, contó Vanesa Ríos, integrante de la comisión directiva.

        En síntesis, hace más de 30 años que ese predio es una canchita para los chicos del barrio.

        En la zona se fueron haciendo casas porque las familias fueron creciendo. Ahí todos se conocen y cuentan que “hace muchos años, Casaretto y Ubieto le dieron un comodato a El Ceibo”.

        Ahora que el barrio está urbanizado, apareció el yerno de un supuesto dueño del predio que “quiere recuperar la plata que invirtió en su suegro”. El hombre inició juicio de desalojo, por eso las familias se convocaron en el club y allí pasaron varias noches para defender lo que es de los niños, que son nuestro futuro.

Una canchita para los hijos de albañiles

        En 2010, la comisión directiva del Mosafi, después de haber juntado pesito tras pesito, empezó a edificar, para que “los chicos tengan el bienestar correspondiente. Tienen vestuario y ahora estamos tratando de que tengan duchas”, explicó Vanesa.

        El club reúne a 120 niños que juegan en la Liga de Tigre, cubriendo todas las categorías de 4 a 13 años. “Cuando ya no juegan más, igual siguen viniendo, son ayudante de técnico. Ocupan su tiempo en estar acá, no en la calle. Eso es lo bueno. Si tienen algún problema, se acercan, porque los apoyamos a todos por igual”, refirió Daniela, otra mamá que pernoctó en el club, también integrante de la comisión directiva.

        Cuando los niños terminan de entrenar, las mamás les sirven la merienda. Algunos también van a almorzar y, durante la semana, también van lxs hermanxs y primxs a tomar la leche. Actualmente en el barrio hay mucha desocupación. “En mi país, qué tristeza,/ la pobreza y el rencor”.

        Padres y madres se la pasan juntando dinero para la leche, levantar paredes, comprar botines y “hacer la fiesta de fin de año, donde todos reciben regalitos”. Con este entrenamiento, el día que se presentó el yerno del supuesto dueño, le propusieron “humildemente ir pagándole de a poco, aunque pide mucha plata. Pero dijo que no”.

        Según parece, el yerno es un tipo insensible, porque dijo que “los chicos no le importan”.

        Otra que se mostró insensible es la jueza Mónica Capalbo que aceptó el reclamo del yerno y desoyó el pedido de las madres. “Nosotras seguimos luchando porque no queremos dejar a los chicos sin la canchita”, dijo Daniela y Vanesa aclaró: “Cada uno de nosotros tenemos nuestra casa, así que esto no lo queremos para poner una casa, lo queremos para los chicos”.

        En uno de los intentos de desalojo, estuvieron acompañados por referentes sociales y vecinos. “Nos gusta que los políticos se ocupen de los chicos, pero dejamos en claro que no tenemos ninguna bandera política. Acá adentro somos del partido del club”, sostuvo Vanesa.

        Desde el Municipio, trabajan para que la justicia respete la ley provincial 15.045 sancionada en septiembre de 2017, que suspende los desalojos hasta encontrar soluciones a los conflictos; por otro lado, el entrevero que armó Héctor Fernández (trabajaba para la Federación de Entidades No Gubernamentales) también están tratando de resolverlo: la comisión directiva le había entregado toda la documentación para que hiciera trámites en La Plata, el tipo desapareció y jamás devolvió los papeles. Dejó a pata no sólo al Mosafi, sino a otras instituciones del partido, pero el Municipio se está ocupando de normalizar esta situación.

        Al cierre de esta edición, la justicia habría aceptado no desalojar al club por 180 días. Los hijos de los albañiles y de las señoras que trabajan por hora en las casas de los countrys aledaños, podrán quedarse tranquilos por un tiempito.

Por Mónica Carinchi

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