Restableciendo la estética original

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Capilla Purísima Concepción de Talar de Pacheco, continúa su restauración

Un equipo coordinado por Agustina Esperón comenzó la restauración interior de la Capilla. En esta primera etapa recuperarán el piso del altar, los estucos perimetrales y las pinturas murales.

 

“Cuando se hizo esta capilla, lo más importante era el arte, la armonía, la contemplación”, dijo Agustina Esperón, la profesional que tiene a su cargo la restauración del interior del templo de la Purísima Concepción de Pacheco.

La restauradora señaló que este edificio – que data de 1886 – “es una obra de arte que necesita de un cuidado especial. Su estado de conservación es regular, aún así el 80% de lo que está, se puede rescatar”.

La obra empezó el 27 de junio y continuará por 16 semanas. El equipo de 6 personas que coordina Agustina está realizando la consolidación de la pintura mural por sectores, ya que “el padre nos pidió que no interrumpamos el funcionamiento cotidiano de la parroquia”. Agustina explicó: “Los techos sufrieron filtraciones y esto provocó una pérdida de pigmentos, muchos los encontramos en estado aéreo, es decir sin estar consolidados en la base, uno pasa la mano y se le queda el pigmento pegado”.

También se está trabajando sobre los revoques perimetrales inferiores que “sufrieron humedad ascendente, lo que es propio de estos edificios por la forma de construcción. En un determinado momento no se supo cómo restaurar los estucos y se los pintó, simplemente. Ahora esa pintura hay que levantarla, tratando de rescatar lo que se puede del original y volviendo a hacer un extendido”. Miguel Morel es el especialista en estuco, una piedra artificial que se prepara con materiales primarios (yeso, cal y marmolina).

En el altar se está restaurando el piso con teselas originales traídas de Italia: “En la zona donde pusieron cemento, hay que restaurar el dibujo. Estamos usando teselas que es mármol reconstruido. Este es un trabajo mucho más fino que el que hicimos en el Colón porque aquí hubo una selección de canteras del mismo color y cada una de estas piezas fue trabajada una por una”, explicó Agustina mientras tenía en su mano un cuadradito de unos pocos milímetros. En el Colón hicieron “una guarda de 270 metros, pero con teselas industriales, unas barritas que se van cortando”. En cuanto al piso de la nave central, advirtió que se está hundiendo, por lo cual “habría que intervenirlo porque es un piso de gran valor histórico y artístico. Es un piso inglés, si se pierde, ya no hay más”.

En la cripta – que ya fue restaurada – “encontramos unos cuadros valiosísimos, con una manufactura impresionante, pero se están muriendo. Los quisiéramos restaurar porque son unas obras maravillosas y sería una lástima perderlas”. Asimismo, la restauradora consideró que sería muy interesante realizar visitas guiadas y apreciar el trabajo realizado tanto en etapas anteriores como en la actual, ya que seguramente los visitantes dirían lo mismo que Agustina: “Estamos admirados con lo que encontramos”.

 

Un trabajo de cirujano

Intervenir una obra de arte requiere de un trabajo previo tan importante como la restauración misma. Quienes llevan a cabo tan minuciosa tarea son profesionales altamente cualificados que deben tener, además, una paciencia infinita ya que “hay que bancarse estar tres días en un cuadradito de 20×20, no lo puede hacer todo el mundo”.

Agustina Esperón es especialista en estudio arqueológico de los oficios antiguos, por eso trabaja con los mismos materiales que los antiguos maestros.

“El riesgo de usar materiales modernos (químicos) es que no se sabe cuál va a ser la compatibilidad, la estabilidad, el comportamiento de esos materiales; de lo que sí hay certeza es del material antiguo, que hasta hoy llegó estable, deteriorado por el tiempo que es irreversible, pero llegó. Si un material moderno se combina con uno antiguo, no sabemos qué va a pasar. Por esto el restaurador tiene que ser muy estudioso y muy cuidadoso en el uso de los materiales”.

Ese estudio es de dos tipos: uno, mecánico, el que se hace con un bisturí; otro, físico-químico, son análisis de pequeñas muestras de cada material a intervenir.

Las pinturas murales de la parroquia están hechas al temple, es decir que “son pinturas artesanales hechas cotidianamente por el maestro, por eso se llaman ‘per la  giornata’, porque se hacen con materiales para un día que luego se deshecha ya que son materiales orgánicos (clara de huevo, goma laca, leche, caseína)”.

Todos estos conocimientos son enseñados por Agustina a las personas que ingresan a la Escuela de Restauración y Conservación de Oficios Antiguos dependiente del Obispado de San Isidro. “Lo que allí doy es lo mismo que dicto en la cátedra de la Facultad de Arquitectura de la UBA. Una vez que los alumnos alcanzaron un determinado nivel, pasan a la obra. Por supuesto que la última responsable de cualquier intervención soy yo”.

El aprendizaje de oficios antiguos es una propuesta para las personas que se encuentran en estado de vulnerabilidad social. Una vez consolidados esos conocimientos y desplegada la capacidad de observación, la sensibilidad, la imaginación, estos trabajadores podrán restaurar obras de arte, porque “no hay máquina que pueda suplantar la mano humana”.

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