A vuelo de pájaro

, Medio Ambiente

Es necesario cuidar la flora autóctona para preservar a las aves. Aves Argentinas es una institución pionera en el estudio y conservación de aves silvestres y sus ambientes naturales. Hace 20 años que dicta la carrera terciaria de Naturalistas de Campo, además de múltiples cursos para interesados en el tema.

 

Aves Argentinas/Asociación Ornitológica del Plata tiene sus orígenes vinculados al Museo de Ciencias Naturales. “Sus fundadores fueron ornitólogos, por eso comenzó como algo muy científico, siempre dedicado al estudio y conservación de las aves silvestres y sus ambientes naturales. Fueron unos visionarios porque advirtieron que era necesario conservar los ambientes para tener aves”, explicó la naturalista Claudia Nardini, integrante del departamento educativo.

En 95 años de existencia, la institución fue modificando su perfil, ya que, hacia la década del 60, se hizo más popular la observación de aves, por lo cual “viró fuertemente hacia lo educativo” y abrió sus puertas a toda la comunidad.

Es la primera institución en Sudamérica que se dedica a temas de conservación, además de ser, también, la primera en instruir gente en este tema: es sede de la Escuela Argentina de Naturalistas, donde “se brinda una carrera de nivel terciario, auspiciada por Parques Nacionales y Fundación Vida Silvestre, declarada de interés ambiental por la ciudad de Buenos Aires. En un año y medio se reciben de Naturalistas de Campo, que son profesionales que pueden hacer relevamiento de fauna y flora nativa, determinar en qué estado se encuentra un ambiente. A los dos años, se reciben de Intérprete Naturalista que es guía en la naturaleza, es decir contar a la gente cuál es la relación entre flora y fauna”.

La escuela tiene 20 años y muchos de sus egresados están trabajando en parques nacionales, en el jardín botánico, en el zoo de Buenos Aires.

Asimismo, se ofrecen cursos breves para los amantes de la naturaleza. “Toda la gente que quiere aprender de medioambiente y conservación puede venir. Si les gusta la vida al aire libre, que vengan, se asocien y participen”, dijo Ximena Ciavaglia, responsable de prensa y comunicación.

 

Un festival para las aves

Organizado por BirdLife International – organización que nuclea todas las instituciones que trabajan para la conservación de las aves-, en el mes de octubre se realiza, todos los años, el Festival Mundial de las Aves. Aquí, “Aves Argentinas es la movilizadora local y en el interior, son los clubes de observadores de aves. Las actividades son múltiples y apuntan a que todo el mundo esté trabajando para las aves durante este mes”, comentó Ximena. Para el cierre, Aves Argentinas organiza, el 26 de noviembre, una salida de observación de aves en la Reserva Ribera Norte (Camino de la Ribera y Almafuerte, Acassuso).

Pero esta institución trabaja permanentemente por las aves: “Para la conservación tenemos varios proyectos, por ejemplo Aves Marinas que son instructores que están a bordo de barcos pesqueros que impiden, entre otras cosas, que los albatros queden enganchados en las redes y mueran. También se trabaja fuertemente con el cauquén colorado, una especie cuya caza está prohibida, pero que en la provincia de Buenos Aires – donde migra para la invernada – se caza por deporte”. El cauquén es una elegantísima ave acuática que está amenazada por la introducción del zorro colorado, del visón y también por una estúpida costumbre del hombre: la caza, que, por supuesto, Ud., lector, debe denunciar a la Dirección Nacional de Fauna Silvestre (faunadenuncias@ambiente.gob.ar).

Las personas sensibles se dedican a la observación de las aves, por eso “el ecoturismo tiene cada vez más adeptos, además produce ingresos interesantes para las provincias”, apuntó Claudia.

Las aves son indicadoras de la salud de los ambientes, en consecuencia “si las aves están mal, los ambientes también están mal”. De ahí que “es necesario un trabajo intenso de conservación de la flora nativa, en reservas y parques urbanos”, destacó Ximena y Claudia añadió: “En Inglaterra, donde había un estacionamiento de autos, se hace una reserva, es decir que recrean la flora originaria y después la fauna llega sola. Este es un buen momento porque todavía tenemos lugares en buen estado”.

Un buen dato para los funcionarios de turno y, por supuesto, para la sociedad civil que empuja los cambios.

 

Preservar lo que tenemos

“Durante el siglo 18, los europeos mandaban a América naturalistas para que observaran qué había en este nuevo mundo. Muchos naturalistas han descripto con un nivel de detalle impresionante toda la zona del litoral. Hacían herbarios y los mandaban a los museos. Cuando uno ve aquello, se da cuenta de qué hemos hecho”, contó Claudia, dejando entrever en su tono y sus gestos, el nivel de deterioro operado sobre la naturaleza de la zona del litoral del río Paraná, incluyendo el Delta.

“Lamentablemente, porque se van perdiendo muchísimas especies, el Delta está muy modificado. Hoy, para encontrar algo del Delta originario, hay que ir a la tercera sección”. Efectivamente, los habitantes de la primera sección adornan sus casas con plantas exóticas, “cambian un ceibo por una casuarina y esto deteriora el ambiente y comienzan a faltar especies. Los habitantes de Tigre deberían valorar más el lugar, no sólo el agua, también la flora y la fauna originaria. Comenzar a plantar sauces, aliso de río, ceibo, hay más de 20 especies de árboles nativos que están interaccionando con mariposas, aves y esto es, quizás, lo que la gente desconoce. Este es un tiempo en que estamos volviendo a entender a la naturaleza. Estoy convencida de que muchas cosas se hacen por desconocimiento”, insistió la naturalista.

Quienes seguramente no son ni tan desconocedores ni tan ingenuos son los que llevan adelante los emprendimientos inmobiliarios que “están destruyendo el Delta y es una lástima porque se podrían hacer igual, respetando el lugar que llamó tanto la atención a los naturalistas”. Y Claudia advirtió: “Hay que preservar lo que tenemos para que la naturaleza pueda hacer su trabajo… y es bastante generosa, a pesar de todo lo que le hacemos”.

Y como los funcionarios públicos son los encargados de la preservación de la naturaleza, Claudia Nardini recordó que, en el 2009, durante el período de interinato de Julio Zamora en la intendencia, Aves Argentinas fue llamada por el Municipio de Tigre “para colaborar en la realización de una reserva en una isla en el arroyo Hambrientos (entre Canal Honda y el Paraná de las Palmas). Se había previsto: relevamiento de flora y fauna, producción de documentación, zonificación y diseño de plan de manejo, diseño de senderos, cartelería y folletería, plan de control de exóticas, integración con la comunidad y capacitación. En el punto de relevamiento se había avanzado, se encontró la pava de monte, una especie interesante para el lugar”.

Una vez más, desde este medio, se recuerda a los funcionarios públicos – y a toda la comunidad – que Tigre es el único Municipio de la zona norte que no tiene reserva municipal, ¿habrá tanto desconocimiento?

“Sobre todo lo que es conservación hay un compromiso mayor en los últimos diez años”, comentó Ximena. ¿Será cierto?

Un 12% (113 especies) de las aves argentinas se encuentran en peligro de extinción. Aves Argentinas trabaja diariamente para revertir esta situación.

En 1928, el diario La Razón realizó una encuesta entre los estudiantes de los colegios capitalinos para determinar cuál era el ave nacional. Ganó el hornero, entre otras cosas por su laboriosidad. Es un ave que se adapta fácilmente a distintos ámbitos, por eso tiene una amplia distribución por todo el país. Vive tanto en el campo como en la ciudad, donde le cuesta más construir su nido porque no encuentra todos los materiales. Si normalmente tarda una semana, en la ciudad tarda unos 20 días.

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