Un ente autárquico con presupuesto municipal

Agencia de Planificación Urbana. Su presidente honorario es Sergio Massa. Está integrada por 3 gerencias que ocupan Guillermo de La Vega, Antonio Grandoni y Mónica Nefke. Entre sus objetivos está el Código de Edificación, la revisión del Plan de Manejo del Delta, el desarrollo inmobiliario de todas las localidades y el futuro de Tigre, en general.

 

En la última sesión de diciembre de 2013, antes de que asumieran los nuevos concejales, el Honorable Concejo Deliberante de Tigre (HCD) aprobó la creación de la Agencia de Planificación Urbana, un ente autárquico que, si bien depende de un presupuesto aprobado por el HCD, funciona fuera del Municipio.

“Se crea para planificar el futuro de Tigre. Tiene 3 gerencias: planificación, donde estoy yo; obras públicas, donde está (Antonio) Grandoni; y legales, donde está Mónica Nefke. El presidente honorario es Sergio Massa, nosotros dependemos de forma directa de él. Trabajamos a partir de las directivas que nos da él. Estamos trabajando en modificar y modernizar el código de planeamiento urbano”, contó Guillermo de La Vega, conocido arquitecto tigrense.

Por el momento, la Agencia consta de 3 gerencias, pero tiene capacidad para 6. Los sueldos de todos sus integrantes salen del presupuesto municipal aprobado por el HCD, como así también el pago de posibles equipos externos.

La existencia de este ente, independiente del organigrama estatal, fue justificada por de La Vega diciendo que “los años hicieron decrecer la jerarquía de la planificación. Además, cuando uno está inserto en la gestión, nunca tiene tiempo para planificar”.

El trabajo de la Agencia de Planificación Urbana debe pasar por la aceptación o rechazo del Concejo Deliberante, es decir que generaría proyectos de ordenanzas que, finalmente, serían debatidas y consensuadas, o no, por los distintos bloques políticos.

 

El objetivo es crecer

De La Vega mencionó que San Fernando, San Isidro y Vicente López tienen su propio código de edificación, mientras que “Tigre se rige por el de Buenos Aires, por lo cual hay que generar urgentemente un código de edificación y para eso estamos acá”.

El “acá”, además de leerse como Agencia de Planificación Urbana, se puede leer como piso 17 del vidriado edificio de oficinas que está al costado del playón de TBA que, podríamos decir, vino a despedazar el típico paisaje tigrense que ahora recibe a sus visitantes con una mole que, por el momento, sólo tiene 2 pisos ocupados.

“La idea es que Tigre crezca”, dijo el entrevistado, “pero el casco urbano va a tener un límite, entonces hay que ver, después de generar infraestructura – agua, cloacas, gas – qué otras zonas tienen que crecer más”.

Además de la idea fija del crecimiento, el arquitecto mencionó el problema del tránsito que entorpece los sábados y domingos de los sufridos vecinos del casco urbano: “En las ciudades importantes, al casco urbano no se llega en vehículo, se estaciona en algún lugar y luego se va caminando”. Qué inteligente hubiera sido planificar un gran playón de estacionamiento donde se hizo una lagunita artificial que sólo genera más gastos al erario público!!!

Sostuvo, además, que en la zona del puerto, la solución al tránsito la ve “muy compleja, está la propuesta de anular la última estación del tren de la costa para transformar en avenida parte de la vía y generar más estacionamiento”.

En relación a los temas que específicamente están tratando, puntualizó: “Canal de San Fernando; Tigre Sur (‘ya estuve reunido con los desarrolladores de venice que tienen una propuesta para el lugar, además Massa tiene la idea de generar ahí un polo de ciencia’); camino del remero (‘tiene un gran potencial turístico, comercial, de hotelería’); Villa La Ñata (‘en poco  tiempo va a explotar’); Don Torcuato (‘tiene que seguir desarrollándose’); Benavídez (‘polos comerciales, de servicios’)”.

Para anclar la entrevista en la realidad, se le dijo:

La gente que viene de afuera ve un Tigre esplendoroso, pero nosotros conocemos la realidad, aquí vive gente que tiene muchos problemas – “Tigre no está aislado en el mundo, está inserto en el conurbano bonaerense con todas sus carencias. Tigre tuvo la suerte de haber tenido dos gestiones municipales muy progresistas, entonces nosotros estamos acostumbrados a vivir bien, que todos los días pase el recolector de residuos, que siempre tengamos luz, que las calles tengan carteles indicadores, que no haya baches. Pero no todo es la panacea, porque estamos insertos en el conurbano bonaerense, sobrepoblado”.

En relación a la apretada construcción en alto que está asfixiando a los tigrenses, el ex concejal aseguró que no le tiene miedo a la altura – aunque él vive en un condominio de 5 hectáreas de parque – y lo que “no debe suceder es que aparezca una torre en el medio de una zona residencial”. Asimismo se preguntó por qué tanta oposición a las torres que traerían el beneficio “de una cochera por cada unidad de vivienda, en cambio las casas no todas tienen estacionamiento”.

Siguiendo con su defensa de la edificación en altura, dijo: “Si hoy se lee sobre arquitectura sustentable, la tendencia es más la altura que la chatura, porque los edificios en altura son más sustentables, mucho más fácil de generar ecológicamente que una casa. Por ejemplo, este edificio por ser todo vidriado, en verano hay que darle más refrigeración, pero en invierno es menor la calefacción”.

 

Plan de Manejo del Delta: otra rosca de tuerca

También el sector insular ocupa la atención de esta Agencia. “Ahora hay un código de planeamiento y edificación que tuvo muchos errores y hay que ir releyéndolo y viendo zona por zona para ir modernizándolo”. De La Vega se refiere al Plan de Manejo del Delta.

¿Cuál sería alguno de los errores? – “La zonificación, porque hay una zona que se tomó como reserva ecológica y hay gente que tiene aprobado en Geodesia de La Plata subdivisiones y no se le puede decir que no puede hacer absolutamente nada. Ellos pueden decir ‘exprópienmelo y páguenmelo’”.

¿Cuál es esa zona? – “La parte aluvional, todo lo que va creciendo hacia la Capital. Sobre todo eso, no se puede construir”.

Todo eso que va creciendo hacia la Capital, ¿ya tendrá un dueño?

Por otro lado, destacó: “Es importantísimo mantener la insularidad, la transparencia hidráulica. No se pueden hacer megaurbanizaciones, se debe mantener la característica de la isla en construcciones palafíticas, se debe mantener el centro de isla sin rellenar, no se pueden hacer embarcaderos. Todo esto hace que se respete la ecología general, pero de ahí a no poder hacer nada… hay que buscarle otra rosca de tuerca”.

Sin dudas, planificar las transformaciones urbanas es necesario. En la planificación deben ingresar los sueños y, también, lo que ya existe, que en muchos casos son pesadillas; por esto le recordamos a la Agencia de Planificación Urbana que muchos tigrenses viven en zonas precarias, vulnerables, de alta complejidad social, como: Garrote, El Lucero, Las Tunas, El Ahorcado, La Costilla, La 60, El Abrojito, etc., etc.

 

De cómo fue el inicio

En este 2014, Guillermo de La Vega cumple 40 años de vivir en Tigre. “Me vine a Tigre con el diploma debajo del brazo, la libreta de casamiento y la nada, porque esto era un pueblo”.

La transformación de ese pueblo está entrelazada a la transformación de la vida del arquitecto, cuyos orígenes son muy humildes: “Mi padre era empleado de frigorífico y mi madre era ama de casa, trabajaba todo el día”.

Una tarde, estando en su estudio de Martínez, sonó el teléfono: le pedían que fuera urgente a la Municipalidad de Tigre. “Pensé que había hecho algún desastre en alguna obra”, contó con una sonrisa el arquitecto. Contrariamente, el contador Ubieto – ya intendente de facto – le ofreció la Secretaría de Obras Públicas y Planeamiento.

“Ubieto me dijo ‘en 5 años vamos a transformar Tigre’. En ese momento el Partido tenía 5% de cloacas, 10% de agua y 0 gas. Yo traje el gas natural porque le estaba haciendo la casa a Fernando Vinelli que era el presidente de Gas del Estado”. Llegó el gas y el pavimento, pero las cloacas no se pudieron hacer.

Cuando en el 81 se fue el gobernador Ibérico Saint Jean (general de brigada pasado a retiro en 1973; gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 1976 y 1981. Murió en 2012 a los 90 años, procesado por crímenes de lesa humanidad), Ubieto lo volvió a llamar: “Tengo una noticia buena y una mala. La buena que me confirmaron de intendente y la mala es que saque al secretario de gobierno, que es muy rígido, y ponga uno más democrático porque en 2 años se calcula que va a haber elecciones y quiero que seas vos el secretario de gobierno”.

Aceptó. “Lo primero que hice fue abrir la parte política, invité a radicales y peronistas”.

Las elecciones llegaron y ganó Giordano. Mientras tanto, de La Vega se seguía reuniendo con sus amigos y en el 85, “cuando Tigre se caía a pedazos, alguien tiró la idea de armar un partido. Yo escribí todos los postulados, diseñé el logotipo. Ganamos elecciones de concejales, Ubieto fue 1° concejal; yo, 2°. Yo fui presidente del bloque porque él iba a ir por la intendencia en el 87, cuando ganó por el 62% de los votos. Nuevamente me pidió que fuera su secretario de gobierno, acepté, estuve 3 años, surgieron cosas que no me gustaron y me fui. Quedé como presidente del partido, al año siguiente me peleé con Ubieto muy mal y estuve 15 años sin dirigirle la palabra”.

El alejamiento de Ubieto, si bien desde su punto de vista lo jerarquizó como profesional y como persona, tuvo su costo: “Estuve 12 años sin poder construir en Tigre. Me tuve que ir del Rotary, de la cooperadora de los colegios. Era un paria en Tigre porque me enfrenté a quien, en ese momento, era el lord mayor”.

6 meses antes de morir, Ubieto lo volvió a llamar: “Estuvimos 3 horas tomando un café, aclaramos un montón de cosas, me pidió disculpas. Se había dado cuenta de que había cometido errores y que había hecho entrar a gente que no debería haber estado nunca, gente que, respaldándose en el concepto de Acción Comunal de cambiar la política con honestidad, hizo su propio negocio. En ese momento me insinuó que me acercara nuevamente al partido y yo le dije que no porque seguía estando la misma gente”.

En 2007, Unión Pro le ofreció la candidatura a intendente, “no la acepté porque, en una audiencia que le había pedido mi hijo a Casaretto por un edificio que no nos salía, yo hice un pacto con él, le dije que no me metería en política mientras él estuviera, pero que me dejara trabajar más tranquilo”.

En el 2009 llegó al Concejo Deliberante de la mano de Unión Pro. Estuvo en la comisión de urbanismo y obras públicas, “me fui conociendo con Sergio Massa, respetándonos mutuamente, aprobando lo que tenía que aprobar y discutiendo lo que no tenía que aprobar”.

En el 2013, cuando terminó su mandato de concejal, recibió otro llamado: “Sergio me dijo que yo no era un tipo para irme a mi casa y que quería que trabajara con él en la planificación del futuro de Tigre”.

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