Las Tunas existe. Lo que las lluvias han dejado

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Consecuencias del temporal. El barrio de Las Tunas fue uno de los más afectados de Tigre durante las intensas lluvias de los primeros días de abril. Al fondo del barrio, junto al arroyo, y en área lindera a Nordelta, el agua alcanzó medio metro. Ante la desesperación, los vecinos rompieron un pedazo del paredón de la cancha de Golf de Nordelta para permitir que el agua bajara mientras que desde el interior del country, guardias de seguridad les arrojaron tiros de bala en un clima de enorme tensión. También se cortó la Ruta 9 en protesta por las inundaciones y en reclamo por la presencia de las autoridades municipales. A pesar de la gravedad de los hechos y considerando la magnitud superior de lo ocurrido en La Plata, Las Tunas no fue noticia en los medios nacionales y tampoco en los locales.

 

        No es la primera vez que el barrio de Las Tunas se inunda por lluvias, pero esta vez adquirió mayor gravedad. “Se inundó todo. La gente quedó bajo agua, los muebles, las mochilas de los chicos con los útiles. Hubo gente grande que no pudo sacar las cosas, los electrodomésticos…” explicó Carla.

        El paredón de la cancha de golf de Nordelta es uno de los laterales del barrio y el 1 de abril, los vecinos linderos hicieron un boquete en el paredón para que el agua pudiera bajar. Sucedió alrededor de las 3.30 de la madrugada cuando el agua alcanzaba medio metro en las casas. Los vecinos relatan que adentro del barrio hay una cuneta con una rejilla muy grande y que, cuando se rompió el muro, el agua empezó a bajar. Los vecinos habían visto una cámara que saca el agua cuando se inunda el barrio privado y rompieron en el lugar donde estaba la cámara.

        “La gente se desesperó cuando el agua le llegó a la rodilla”, recordó Marta. La vigilancia del country empezó a disparar hacia fuera y nadie se acercó a hablar con los vecinos para informarse de lo que estaba sucediendo. “Cuando se escucharon los disparos más personas se fueron acercando al lugar. No fue un robo como salieron a decir, fue por desesperación, fue un manotazo de ahogado”, relató Marta. Cuando se escucharon los disparos, la tensión aumentó y la gente gritaba: “si no nos dejan de tirar vamos a tomar el country”, contó Fabiana. Juan, un vecino que participó de los incidentes con Nordelta, señaló: “el problema es el country y el arroyo que no está bien entubado. La lluvia que baja de Campo de Mayo choca con un paredón de dos, tres metros de alto y el agua no puede pasar. Se forma un río cada vez que llueve. El agua que viene se encuentra con un embudo”.

        Según los vecinos no era la primera vez que rompían el muro. Ya había pasado anteriormente por un caso de lluvias, pero esta vez surgieron los disparos desde adentro de Nordelta. “A las 3,30 de la madrugada la gente rompió el paredón y en cinco minutos se acabó el agua. La solución era muy simple”, explicó Jorge, que participó del hecho. “Todo el mundo está enojado con lo que pasa ahí”, agregó.

        Al otro día, el día 2 de abril, durante doce horas los vecinos cortaron la Ruta 9, entre Junín y el Frigorífico Rioplatense, reclamando la presencia de autoridades del Municipio de Tigre. Los vecinos señalan que a principios de año habían sufrido otra inundación producto de las lluvias, y que ya les habían advertido a las autoridades municipales que, si no había respuestas, se iba a proceder a cortar la ruta.

 

Ayuda a los damnificados

        Al barrio Las Tunas llegó ayuda de distintos sectores, organizaciones sociales, donaciones particulares y otras. El Municipio dispuso un operativo de limpieza y se repartieron colchones, ropa y alimentos, y participaron distintas asociaciones y entidades de bien público. “La Municipalidad repartió tres, cuatro colchones pero la solución no es que nos alcancen colchones y ropa sino que hagan las obras hidráulicas”, afirmó Yoli, vecina del fondo del barrio. (Ver recuadro “Obras municipales previstas”)

 

Cerco informativo

        Los vecinos cuentan que las cámaras de Canal 13 estuvieron en un merendero del barrio a eso de las ocho de la noche el día de la inundación pero que no salió nada en ningún lado. “Pensamos que iban a hablar con la gente… pero no. No se difundió nada, fue muy hermético”.

        Sorteando el cerco informativo sobre determinados hechos que no tienen cobertura mediática en Tigre, los vecinos de Las Tunas utilizaron las redes sociales para manifestar su descontento por las inundaciones en el barrio. Algunos tuits decían: “Las Tunas está bajo agua y el señor intendente no deja entrar a los medios”, “Las bombas están colocadas en el barrio cerrado… así que cuando se inunda nos mandan el agua a nosotros”, “Queremos que el barrio las tunas no se inunde más, basta de barrio cerrados”. Desde el Facebook “Las Tunas Existe” se trasmitieron fotos y videos esclarecedores sobre el impacto del agua en las calles y en las viviendas.

 

Lo que las lluvias han dejado

        La naturaleza no actúa para vengarse de los hombres pero tiene la maravillosa capacidad de poner al descubierto la desidia, el egoísmo y la desigualdad social en la configuración espacial del territorio. En el tema en cuestión se suman diversos factores: la situación del arroyo Las Tunas, ¿entubamiento, rectificación? ¿Intervención en toda la cuenca? Por ahora un asunto no resuelto; la falta de planificación urbanística que tenga una mirada integral del territorio considerando la ubicación de un barrio atravesado por un arroyo y cercado en uno de sus laterales por un barrio privado y el propio barrio cerrado que ubicado sobre una planicie de dos a tres metros de altura actúa como dique de contención. A todo esto se agrega la ausencia de obras hidráulicas apropiadas, que por el motivo que fuere, hoy no están para evitar las inundaciones. Esta sumatoria de circunstancias confluyó en Las Tunas en un hecho desafortunado como tener que romper un paredón cuando el agua seguía subiendo, y se puede aventurar que en las mismas condiciones se hallan numerosos barrios de Tigre que están por debajo de la cota de inundación y que están rodeados también por diques de contención cuando años atrás allí había tierras inundables y de escurrimiento de las aguas.

        Los vecinos de Las Tunas no son científicos pero no comen vidrio. Observaron la existencia de enormes cunetas que canalizan el agua de Nordelta para evitar que se inunde y cómo la presencia del barrio le pone un freno al escurrimiento de las aguas en el barrio popular. La ruptura del paredón dejó confirmadas todas las hipótesis. El agua bajó.

        El boquete en el paredón realizado por los vecinos y la respuesta de los tiros de los agentes de seguridad del “country” -como le dicen los vecinos – fue el hecho que coronó el alargamiento de situaciones no resueltas, ya señaladas, y amparadas por la falta de decisión política y por la ausencia de metas a largo plazo – un mal endémico en la gestión pública – con el consecuente efecto en los sectores más vulnerables.

        Dejando de lado una mirada parcial que advierte que los guardias actuaron en su deber porque se estaba violando la propiedad privada, cabe destacar que, en el marco del escenario descripto, se produce la colisión de dos derechos fundamentales: el derecho a la propiedad privada y el derecho a no sufrir daños y perjuicios producto de las aguas, e incluso el derecho a no ahogarse. Es decir, nada más ni nada menos, que el derecho a la vida. Recordemos que en La Plata hubo por lo menos 52 muertes oficiales.

        Esto nos lleva a considerar que los derechos no son absolutos y que todo derecho es susceptible de limitaciones. El derecho a la propiedad privada tampoco es un derecho absoluto y el concepto de “la función social de la propiedad” es el que limita el ejercicio del derecho de la propiedad privada en función de contemplar el bienestar del conjunto de la sociedad. Esto no significa expropiar los barrios privados ni nada por el estilo, o incluso intentar abrirlos, como algún purista puede sostener. Implica que el derecho a la propiedad debe estar limitado y regulado por el Estado con el fin de que, quien ejerza ese derecho, asuma responsabilidades ante la sociedad. Es la situación que se plantea en la especulación de la tierra que hacen los inversores a través del beneficio de la obra pública generando un alza de los precios que hace inaccesible la compra de terrenos, por ejemplo. En nuestro caso es el efecto de los rellenos de las urbanizaciones privadas que profundizan la inundabilidad de los barrios de los alrededores. ¿Quién paga las consecuencias económicas, sociales y ambientales de los rellenos en el valle de inundación? ¿Qué responsabilidad le cabe a los emprendimientos urbanísticos por los impactos sociales de su propia existencia? Como se señaló en otra nota por este mismo medio: “si bien las ventajas de las urbanizaciones privadas son exclusivas de un sector, los perjuicios que pueden generar son para toda la comunidad. Se distribuyen en forma desigual los costos y beneficios ambientales”.

        Bajo el amparo sagrado de la propiedad privada, los barrios privados no pueden desconocer su responsabilidad social. Ya su diseño urbanístico está preparado para la invisibilización de las barriadas populares que los rodean pero no pueden seguir tirando la basura debajo de la alfombra. La Fundación Nordelta y la caridad de los artistas que viven en la exclusiva localidad de Tigre no pueden paliar con sus acciones de beneficencia la gravedad de lo que se soslaya. Hay que considerar además que hay responsabilidades compartidas, pues este fenómeno urbanístico contó con la participación de diversos actores tanto privados como públicos utilizando en algunos casos maniobras de apropiación de tierras hoy cuestionadas en la justicia.

        El mercado inmobiliario se ocupa por generar rentabilidad en sus emprendimientos pero al Estado le compete velar por el conjunto de la sociedad, y debería como mínimo implementar regulaciones para moderar o atenuar las externalidades negativas del mercado, y no asociarse a los negocios privados adoptando su propia lógica. En este sentido no se pueden ignorar las cuestiones de fondo, y permitir que se reduzca esta compleja problemática a una guerra de pobres contra pobres, quienes en última instancia son los perjudicados de siempre.

 

Obras municipales previstas

        El Secretario de Obras Públicas, Antonio Grandoni, en relación a la obra hidráulica y el saneamiento en el arroyo Las Tunas, señaló que “hace cuatro años se empezó a trabajar en los arroyos Las Tunas, Darragueiras y Bibiloni, la cuenca que vuelca luego al Canal Aliviador y Río Luján. Fue licitado en el 2009 y se adjudicó luego de un convenio entre el Gobernador Scioli y el Intendente Massa en el 2011. A fines del 2011 comenzaron las obras en la desembocadura de Las Tunas y el Darragueiras, en dos frentes de obra. Pasado los meses la empresa adjudicada había instalado su obrador para trabajar casi dos años y medio, tiempo previsto para llevar adelante la obra hidráulica, pero la empresa rescindió el contrato por falta de pago. En realidad nunca se le pagó a la empresa (…). Trabajaron unos meses y por cuestiones lógicas se trató de negociar la continuidad de las obras pero nunca se logró ningún tratado. Terminado este proceso, el municipio empezó a recapitular cómo empezar a trabajar, aunque sea por etapas, el saneamiento. Vinieron las lluvias que todos conocemos, muy extraordinarias y dimos comienzo rápidamente a la reconstrucción del proyecto en una parte para llevarlo adelante. Ya empezamos a trabajar en la desembocadura de Las Tunas y en la construcción de tres desagües. Esto es un proyecto municipal y con fondos municipales. El segundo paso será en aguas arriba, sobre la Panamericana donde el Darragueiras se une al arroyo Las Tunas. Se van a empezar a construir grandes reservorios para mantener el agua más tiempo antes que llegue al cruce. Con estas obras, creemos que vamos a tener mejoras importantes a lo que hoy está padeciendo la gente. En paralelo también, entre el barrio La Comarca y las vías del ferrocarril, se están construyendo dos reservorios que son como valles de contención. La primera etapa estaría concluida en 90 días”.

        Asimismo, el Intendente Sergio Massa ha declarado que, dentro del programa de inversiones que tiene el municipio para este año, de 650 millones de pesos en obras, se prevén, entre otras cosas, obras hidráulicas, el entubamiento en zanjones como Pacheco y la rectificación de arroyos como Las Tunas, Bibiloni y Darragueiras.

 

Debate sobre las inundaciones – Arq. Eduardo Reese, urbanista de la Universidad Nacional de General Sarmiento

        “Las lluvias de estos días han sido algo muy excepcional. Pero para esta ciudad y para La Plata no es ninguna novedad que se inunde. Nosotros construimos una ciudad como si el lugar no se inundara y toda la vida se inundó. Es una situación realmente dramática. Nadie la está minimizando pero tenemos que cambiar las perspectivas de cómo se construye esta ciudad porque mientras nosotros seguimos discutiendo que ahora que tenemos 50 muertos, que llovió 300 mm, seguimos aprobando Nordelta que invaden la costa del río, cambian la pendiente, invaden todo lo que son las cuencas de los ríos, seguimos aprobando torres en la Juan B Justo, etc. etc… Estas cuestiones hay que estudiarlas en serio. No es una broma el urbanismo, no es una broma las decisiones que se toman sobre la ciudad porque esas decisiones cobran víctimas”.

Extraído del programa “Duro de Domar” por Canal 9, emitido el día 3 de abril

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