Casi el 20% de los jóvenes del país no estudia ni trabaja

Son alrededor de 323.500 los jóvenes afectados por la falta de empleo. Y unas 727.145 personas de esas edades no estudian ni trabajan.

 

Casi 18 de cada 100 jóvenes de entre 15 y 24 años buscan trabajar y no encuentran un puesto. Esa tasa de desocupación – el dato exacto es del 17,9% – es bastante más elevada que el doble de la estimada para el total de la población urbana del país, del 7,35%, de acuerdo con la encuesta de hogares del Indec del segundo trimestre de este año. Otra lectura permite establecer, además, que el 52% de los desocupados tiene entre 15 y 29 años.

Según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) basado en datos oficiales, son alrededor de 323.500 los jóvenes afectados por la falta de un empleo, que habitan los 31 centros urbanos relevados por el Indec.

Sin embargo, la situación reviste aún más gravedad que la sugerida por esa cifra, cuando se tiene en cuenta que otras 727.145 personas de esas edades no estudian y no trabajan; de ellos, 529.676 tampoco buscan un puesto de empleo, por lo que son directamente y pese a su corta edad, inactivos.

Los datos, que difunde La Nación en su edición de este miércoles 25, muestran que, entre quienes acceden a trabajar, una parte importante lo hace en la informalidad, e incluso muchas veces, en condiciones precarias. Entre los adolescentes ocupados de entre 15 y 18 años, el 84% no está registrado.

Más allá de que el Indec los considere en las estadísticas laborales, en ese universo hay personas alcanzadas por la prohibición legal de trabajar. En mayo de 2010 entró en vigor una reforma que elevó de 14 a 16 años la edad mínima para celebrar contratos de trabajo. Pero, más allá de la letra de la ley, las estadísticas revelan que entre quienes tienen sólo de 15 a 18 años, un 9% no trabaja, no estudia ni busca empleo; otro 6% trabaja y no estudia, y un 2% no trabaja ni estudia, pero busca una ocupación.

La mayor intensidad del problema del desempleo entre los jóvenes es, en rigor, un hecho que data de mucho tiempo atrás y una realidad que también se da en otras partes del mundo. El fenómeno está vinculado con las deficiencias del sistema educativo, los factores de exclusión social (pobreza estructural y por ingresos) y las regulaciones para el ingreso por primera vez al mundo laboral.

Recientemente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) emitió un documento en el que advierte que la crisis internacional trae el riesgo de dejar a una generación “marcada” por los efectos que la caída de la actividad muestra en el ámbito laboral: un creciente desempleo y una tendencia al alza del trabajo en condiciones precarias, sobre todo en los países desarrollados.

Más allá de esos efectos por los actuales vientos de crisis global, el informe del Iaraf señala que la situación del empleo juvenil encuentra relación con el funcionamiento del sistema educativo y la posibilidad de acceder, y con la exposición de los chicos a los recursos tecnológicos.

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