La Patria también está en el Delta

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Polo educativo del arroyo Las Cañas, escenario del festejo del 25 de Mayo

Las escuelas del Paicarabí, Caracoles y Felicaria llegaron hasta el arroyo Las Cañas para festejar en conjunto el 25 de Mayo, en el marco del proyecto “Escuelas del Delta sanfernandino, un pedazo de Patria que defendemos”. Todas las familias aplaudieron la decisión de las docentes. Hubo folclore, almuerzo compartido y una propuesta del concejal Ignacio Álvarez de Unidad Ciudadana: instalar agenda sobre el desarrollo productivo del Delta.

Cuando el otoño ya se está convirtiendo en invierno, a las 7 de la mañana, la Interisleña parte del puerto de Tigre rumbo al Paraná de las Palmas, envuelta en la oscuridad. Mientras unos aprovechan para dormir, otros conversan y cada vez que un nuevo pasajero sube, todos se reacomodan y los oídos descansan un instante del ruido del motor. Tenuemente, la figura de los árboles se va recortando en la claridad y el paisaje isleño emerge con todo su esplendor.

Así son todos los días de docentes y estudiantes que se dirigen a la 2da. Sección del Delta sanfernandino. Pero el 29 de mayo no fue un día más, inusuales pasajeros acompañaron a las docentes y la conversación, los mates y las fotos se multiplicaron, pues ese día, en el arroyo Las Cañas, se festejó el Día de la Patria.

En el marco del proyecto “Escuelas del Delta sanfernandino, un pedazo de Patria que defendemos”, el Jardín de Infantes n° 920 Las Cañas y la Escuela Primaria 19 Mariano Moreno, del mismo arroyo, recibieron a sus pares del arroyo Paicarabí, Felicaria y Caracoles; estudiantes, madres, padres, hermanos pequeños, cooperadores, el concejal Ignacio Álvarez de Unidad Ciudadana, periodistas de San Fernando y Tigre, todos entonaron el Himno Nacional con la convicción de que la Patria también está en el Delta.

 

La voz de la comunidad

“Hoy nos juntamos en la escuela de Las Cañas para festejar el Día de la Patria. Nunca había sucedido”, expresó Paola, una vecina del arroyo Paicarabí, cuya hija de 8 años va a la escuela n° 13 de ese arroyo, que le queda a menos de 30 minutos. “No cambio por nada esta tranquilidad, es muy bueno para criar a los niños. Con la escuela estamos recontentos, es como una familia”.

A medida que las lanchas fueron llegando, saludos, abrazos, niños jugando y docentes yendo y viniendo se fueron multiplicando. Las visitas colaboraron con tortas, empanadas, bebidas, porque todos los eventos se aprovechan para colaborar con la cooperadora.

“Aquí las madres colaboran constantemente. Cocinan para los actos, hacen la huerta, ahora están armando un invernadero. Los días viernes tienen un momento para ellas porque vienen a un taller municipal de muñequería”, contó la directora de la escuela primaria Roxana Accino.

La producción del taller municipal estuvo presente, ya que las muñequitas adornaron la mesada del comedor. Hechas para la ocasión, había una vendedora de mazamorra y otra de empanadas. Felicitaciones a la mamá que hizo empanadas chiquititas perfectas!

Desde el arroyo Paicarabí también llegó Adriana, quien recordó que, antes de tener electricidad, lavaba la ropa en la costa durante 3 horas, usaba farol y tenía motor a nafta. “Ahora tenemos todas las comodidades y queremos quedarnos acá. Cuando mi hija termine el primario, va a ir al secundario que tenemos acá. A mí no me gusta allá (el continente)”.

El esposo de Adriana arregla las lanchas de las escuelas, cada 6 meses renueva el contrato; ella es ama de casa y “como ahora está todo caro”, ya empezó a hacer la huerta.

Con la llegada del frío, se prende la salamandra. “Tenemos estufa a leña”, explicó, “pero nosotros no andamos cortando árboles porque sí, sólo para la salamandra. No todos los árboles sirven, algunos dan más humo que calor. La ligustrina es la que más calienta, pero por donde nosotros vivimos, no hay, por eso la compramos”. Alrededor de su casa crece el sauce, el ceibo; con la sensibilidad de una mujer que valora el espacio donde vive, dijo: “El ceibo es tan lindo, me da lástima”.

Con su acento correntino, Elisa señaló que “la escuela es un espacio de unión y fraternidad”. Sus hijos Ezequiel, de 9 años, y Ángel, de 7, van a la Escuela Primaria n° 18 del Felicaria.

Elisa es maestra jardinera, pero aún no ha logrado ingresar a la docencia; tanto ella como su esposo están desocupados y se arreglan con changas. “Las familias estamos pasando por una situación difícil, pero estamos unidas”, aseguró y agregó: “Estamos orgullosos de juntarnos todos acá para festejar el Día de la Patria”.

Dado que el festejo del 25 de Mayo fue respuesta al intento de cierre emanado del gobierno de María Eugenia Vidal, Sandra, vecina del Paicarabí, necesitó recordar aquel momento: “El día que me enteré, me dio tristeza y bronca, no lo podía creer. ‘Están muy equivocados’, pensé, ‘¿cómo van a cerrar la escuela?’. Decían que era para mejorar la calidad, pero dudábamos mucho de que fuera así. Donde yo vivo, no tengo vecinos, vivimos solos, estamos acostumbrados a ser poquitos, a estar tranquilos”. Si la escuela se hubiera cerrado, sus hijos pequeños hubiesen tenido que subir a las 8 de la mañana a la lancha para regresar a las 17 horas. “Viajar en lancha un montón de tiempo, yo estoy a minutos del colegio! ¿Eso iba a cambiar la calidad de la educación?”. Sandra aseguró: “Si la escuela cerraba, no los mandaba más”.

 

Para optimizar la enseñanza: las maestras

Ya finalizando los preparativos del acto, Silvina Míguez, directora del Jardín de Infantes Las Cañas, se detuvo un momento para informar sobre la propuesta que elevaron a la inspección.

“Junto con la escuela primaria, armamos un proyecto de articulación para trabajar como polo educativo”. Esto significa: dar una hora más de clase (podrán hacerlo si el Ministerio habilita una lancha directa hasta el arroyo Las Cañas, ya que ahora deben hacer trasbordo en Paicarabí); incorporar talleres ofrecidos por el Municipio de San Fernando y talleres dictados por los maestros para padres. “Nosotros entendemos que así optimizamos la enseñanza, mientras que para el gobierno, optimizar es un ajuste económico”.

El proyecto está hecho, falta que lo firmen las autoridades.

Por otro lado, Silvina destacó que a La Plata llegó información errónea: “En este Jardín hay 9 niños y ellos decían que había 5. Además nosotros somos la única escuela que no tuvimos problemas de infraestructura, el año pasado no se suspendió un solo día de clases. Somos la escuela que más horas está en el predio porque otras, por problemas de lancha, están menos tiempo que nosotros”.

Desinformada, la inspectora pretendía transformar el Jardín de Infantes en un JIRIM, que es una escuela sin directora y sin preceptora. “Queda sólo una maestra a cargo de todos los chicos. Y esto es exclusivamente una propuesta de reducción económica, porque se pierden dos cargos. Si sucede algo, ¿qué hace la maestra? ¿Deja solos a los chicos?”.

Sin necesidad de que suceda algo grave, la maestra, en algún momento, irá al baño. ¿Quizás la gobernadora Vidal pretenderá que las maestras usen pañales?

Tanto el edificio del Jardín como de la EP están muy cuidados; esto es resultado del trabajo de la comunidad educativa: “A este jardín vienen los hijos de los trabajadores de la zona; son ellos quienes lo mantienen a pulmón, porque no recibimos subsidio provincial ni en 2017 ni en lo que va de este año. El Municipio nos donó pintura y gente de Unidad Ciudadana vino a ayudarnos a pintar”.

 

Mirando al futuro

Con seguridad, donde hay una escuela está la Patria. Así lo entendieron los hombres de mayo, por eso la obsesión de Belgrano fue impulsar la creación de escuelas y Mariano Moreno, fundador del primer periódico argentino, escribió: “Nada hay más digno de la atención de los magistrados que promover por todos los medios la mejora de la educación pública”.

El desafío que tienen los docentes en la actualidad es preservar la educación pública, gratuita, obligatoria y laica, pilares de la Ley 1420 sancionada en 1884. La obligatoriedad de aquella ley (rigió el accionar de la educación argentina hasta 1993) implicaba la existencia de la escuela pública al alcance de todos los niños.

La EP n° 19 cumplió 110 años los primeros días de marzo, pero las maestras no pudieron festejarlo porque estuvieron ocupadas en resistir el embate neoliberal del gobierno de María Eugenia Vidal que intentó cerrar 8 escuelas del Delta sanfernandino.

“Tanto Moreno como Belgrano reconocían la importancia de la educación para todo el pueblo. Ellos pensaban que lo que podía hacer feliz a un pueblo, es la educación. Nosotras queremos seguir el camino de esos hombres”, expresó Roxana Accino.

En su discurso, Roxana mencionó el trabajo colectivo que están realizando las escuelas de los 4 arroyos, que tiene como ejes los supuestos motivos del cierre: socialización de los estudiantes (por eso festejarán todos los actos patrios en conjunto), mejora de la enseñanza y optimización de los recursos.

Y como a la Patria se la festeja con alegría, al compás de música nacional, desde los más pequeños hasta los mayores danzaron. Los pequeños del jardín Las Cañas sorprendieron bailando, a su manera, un tanguito; entre todos los otros grupos se impuso el folclore: varones con ponchos y bombachas de campo; las niñas con polleras de paisanas, entre gatos y chacareras, se lucieron y lograron conmover a los espectadores.

Los gremios que sostuvieron la lucha de las docentes, llevaron presentes para cada colegio: la FEB, libros y cd; el SUTEBA, un viaje a Mar del Plata para los egresados 2018, con sus docentes y familiares. Los niños estallaron en aplausos.

En el cierre del acto, Nacho Álvarez advirtió que se debe prestar atención a la situación de estos colegios y lograr que “haya una agenda sobre el desarrollo productivo del Delta”. Sin lugar a dudas, la ocupación constante del territorio es lo único que puede evitar el avance de proyectos antipopulares.

 

La gobernadora Vidal no se cansa de despreciar a la educación pública y a fines de mayo atacó a las universidades nacionales del conurbano bonaerense. Específicamente atacó a sus estudiantes pobres y empobrecidos por su propia política económica que está dejando cada vez más familias al borde de la pauperización. Según la gobernadora, no hacen falta universidades en el conurbano porque los pobres no van a la universidad, es decir que los pobres tienen la desgracia de “caer en la educación pública” primaria y, con suerte, secundaria y luego se deben ir derechito a trabajar para engrosar las bolsas de los empresarios que aplauden a la gobernadora Vidal. Pero las mismas estadísticas del Ministerio de Educación desmienten a la gobernadora: 7 de cada 10 ingresantes a universidades del conurbano bonaerense son primera generación de estudiantes universitarios. Entre 1992 y 2014 se fundaron la mayor parte de las universidades del conurbano y fue durante la gestión anterior que creció el número de estudiantes pobres como resultado del impacto de las políticas distributivas. El aumento en la inversión pública para la educación superior y la ampliación democrática facilitaron el acceso de miles de estudiantes de hogares de trabajadores a las aulas universitarias. Quien firma tuvo el gusto de conocer a muchos de ellos, entre los que recuerda especialmente a la Prof. Mayra Juárez, investigadora de historia contemporánea de la Universidad Nacional de General Sarmiento, y al Dr. Hernán Palermo, investigador del CONICET.

No quedan dudas, la política de la gobernadora Vidal es una continuación de la política instalada por la revolución fusiladora en 1955, pero la resistencia popular es imbatible, por eso las aulas están y seguirán estando llenas de hijos e hijas de trabajadores.

 

Foto: Izando la bandera nacional antes del inicio del acto del 25 de mayo

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