La tradición de hacer vino casero

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La Sociedad Italiana realizó la 7ma. Sagra del Vino

Un grupo de expertos cató durante 3 horas los vinos y licores presentados en el certamen. El primer premio en tinto tradicional fue para Antonio Dell’Olio; en nueva generación, arrasó Antonio Civítico. El premio de lemoncello se lo llevó Donato Lépore.

 

En el marco de la semana de la Cultura Italiana, el sábado 29 de octubre, la Sociedad Italiana de Tigre realizó su tradicional Sagra del Vino.

Como la misma palabra lo indica, la sagra es una reunión de amigos que comparten comida, historias, buen humor y la felicidad de homenajear a los mejores productores de vino artesanal.

En el salón decorado con globos con los colores de la bandera italiana, recibían a los invitados Juan Zannier, presidente de la institución, y María, la querida secretaria. De fondo, el acordeón de Chico – que de los 7 años que ya lleva la Sagra, sólo faltó uno – entonaba típicos ritmos italianos.

El acontecimiento reunió a 24 productores artesanales de vino y tuvo como invitado al Establecimiento La Huella, de Brandsen, que presentó sus quesos artesanales. Y entre presentaciones, reencuentros y la expectativa de los premios, la noche fue avanzando gratamente.

 

El trabajo de los enólogos

En una sala que se fue aromatizando con las esencias de Baco, durante 3 horas de trabajo, los enólogos fueron probando cada uno de los vinos concursantes.

En las categorías de blanco y tinto, tradicional y nueva generación, además de grapa y lemoncello, 24 productores se presentaron al concurso 2011. Además de un reconocimiento para cada participante, hubo una mención especial para Mónica Butero, única mujer productora de vino.

En la categoría de tinto tradicional, el primer premio fue para el pachequense Antonio Dell’Olio y don Elio Segalla no sólo se llevó el 3er. puesto, sino también todos los aplausos por sus 86 años.

Quien también fue especialmente vitoreado fue Donato Lépore, el casero de la institución, que se presentó por primera vez al certamen con lemoncello. “Me enseñó hace 5 años Antonio Di Cola, que era de la comisión”, dijo Donato y cuando estaba por dar la receta, María le pegó el grito “no se cuenta”. Nos quedamos con las ganas de conocer algún secreto y también de tomar una copita. Lo que reveló Donato fue el origen de los limones: el árbol que está en el fondo del edificio. Pero no sólo hace lemoncello, también prepara licor de naranja y mandarinas y mermelada de hijos y frutillas. “Les pido los frascos a las señoras de la comisión y después se los doy llenos”. Evidentemente, pertenecer a la comisión directiva tiene sus ventajas culinarias.

En blancos, el primer lugar lo obtuvo el Club del Vino de José C. Paz.

En la categoría nueva generación, se llevó todos los premios Antonio Civítico. “Es el tercer año que participo y gracias a Dios siempre saqué premios”, exclamó con alegría. El primer premio fue para una mezcla de Malbec con boyarda y el segundo, un syrah. “Son vinos caseros, hay que hacerlos con amor y conseguir buena materia prima, es lo fundamental”, explicó. El nombre de la categoría se debe a que “se utilizan métodos para medir el azúcar, la temperatura, la acidez. En cambio, en el método tradicional, como hacía mi viejo o como algunos viejos italianos que también participan acá, lo hacían de acuerdo a la luna, el tiempo. O sea que no hacían controles con aparatos. Yo empecé haciendo el vino como mi viejo, después me interioricé más, hice cursos, entonces empecé a usar nueva metodología”.

Después de los premios, continuó la comida, el canto – a cargo de los propios participantes – el baile y el deseo de que, cada año, las tradiciones de los antiguos italianos sigan en pie. All’ anno prossimo.

 

Foto: Donato Lépore junto al presidente de la Sociedad Italiana, Juan Zannier.

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