Recuperar historias de vida para construir la identidad isleña

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Museo Caraguatá. Con el trabajo de niños y adolescentes, el aporte de antiguos vecinos y la dirección de Analía Rosenblit, la primera sección de islas tendrá su museo participativo. Además de la recuperación de datos históricos, realizan muestras de artistas plásticos; actualmente expone el humorista gráfico Corne, hasta el 25 de julio.

 

En 1969, el físico estadounidense Frank Oppenheimer fundó el Exploratorium de San Francisco (California), un museo que tiene como idea central el acercamiento a la ciencia a partir de la experimentación in situ, es decir que se iniciaba la era de los museos interactivos. Esta concepción museológica se basa en dos recursos básicos de acercamiento al aprendizaje: la participación y el juego.

En la ciudad de Buenos Aires existen dos museos participativos: el Museo Minero (MUMIN) y Prohibido no Tocar, Museo de Ciencias.

Desde junio, también existe un museo participativo en las islas del Delta: Museo Caraguatá. En este caso, el concepto de participación se amplía ya que “el museo se está constituyendo con el material aportado por vecinos y por los niños que concurren al Centro Cultural Caraguatá”, aclaró Analía Rosenblit, directora de la institución.

Desde hace 20 años, Analía se dedica a diseñar museos participativos, entre ellos el Museum de Arte y Ciencia; Daydala, sobre el tema de la percepción; el Zoo infantil, del zoológico de Buenos Aires; y el espacio participativo del Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Y, como habitante de las islas, desde hace ya unos años, comenzó a trabajar en el centro cultural con talleres de percepción, “la idea fue sensibilizar los distintos sentidos y que luego los niños dejaran registro de lo experimentado, a través de la palabra o de dibujos en el caso de los más pequeños. Eso lo pensamos como el camino a la lectura, o sea que se fueran acercando a los libros a través de sus propios relatos. Así surgió un material muy interesante y original”.

Toda esta producción permitió pensar en la recuperación de la identidad del isleño, “cómo se vive, cómo son las casas, elaborar las historias de los vecinos que los chicos se cruzan todos los días. Después aparecieron recortes de periódicos que una vecina estuvo juntando desde 1940; posteriormente, surgió la idea de acercarnos a mimbreros, artistas y artesanos de la zona, para empezar a armar todas esas historias de vida”. En la actualidad, se encuentran en la elaboración de cuestionarios para las futuras entrevistas que harán los adolescentes y además están recopilando fotos y material audiovisual.

Paralelamente a este trabajo, el museo realiza muestras de artistas plásticos, habiéndose inaugurado ya la segunda, con material del humorista gráfico Corne (ver recuadro). “Con las muestras más tradicionales, les pedimos a los artistas que realicen actividades con los niños, que les transmitan algo de  su arte”.

En el mes de noviembre, el Museo Caraguatá trasladará sus actividades al museo del Senado de la Nación, donde “Adrián Paiva y una ceramista tigrense que realiza esculturas de animales en extinción, expondrán sus obras y además se armarán mesas de debate sobre temas de interés para la comunidad de islas”, indicó Analía, señalando asimismo que aún está abierta la posibilidad de formar parte de este evento.

La palabra “museo” tiene su origen en un término griego que hace referencia a la casa de las Musas, diosas griegas de las artes y las ciencias, que, atravesando el tiempo y el mar, decidieron establecer domicilio en el arroyo Caraguatá; por eso, los miércoles por la mañana, se ve a Clío bajando de la lancha colectivo y los sábados, a Euterpe, presidiendo las clases de música.

Es sabido que Xul Solar, amante de la naturaleza, el sol y la claridad, decidió instalarse, al final de  su vida, en una casa a orillas del río Luján “donde pintó su último cuadro que tiene mensajes escritos en un lenguaje creado por él”, contó Analía, quien presentó al Municipio de Tigre un proyecto para dar a conocer la obra de este pintor. “Diseñé una muestra itinerante para llevar por las escuelas de Tigre, dado que el Municipio tiene intenciones de poner en valor la casa de Xul”.

Por otra parte, en el Museo Caraguatá ha comenzado a diseñar un mural con figuras tomadas de la obra del pintor: “A partir de algunos elementos, los chicos pueden tomar contacto con su pintura, hacer preguntas y entonces aprender más de él”.

En el 2013 se cumplirán 50 años de la muerte de Xul Solar, por lo cual sería un gran momento para tener su casa convertida en un museo participativo.

 

Hace muy pocos meses, por las librerías porteñas comenzó a circular un libro de humor gráfico, Dios nos perdone, del humorista argentino Corne. Es probable que pocos lectores lo conozcan, porque este joven de 35 años ha desarrollado prácticamente toda su obra en Estados Unidos y Europa. Pero el sábado 25 de junio, dedicó su tarde a los niños del Centro Cultural Caraguatá y, cumpliendo con el democrático principio de participación, sacó lápices y marcadores y, rodeado de los chicos, dio una clase de dibujo. Redondeles transformados en caritas, rectángulos que devinieron cuerpitos, niños que practicaban una y otra vez lo enseñado, hasta que surgieron los hermosos dibujos de los aprendices a humoristas.

Expresiones de asombro, risas, dedicatorias, así transcurrió el día. Y, aunque Corne dedica toda su actividad al humor gráfico mudo, pudimos sacarle algunas declaraciones: “Publiqué por primera vez a los 16 años. Muchos de mis trabajos fueron para diarios del interior, también publiqué en el diario La Prensa. Después me fui al extranjero y empecé a trabajar para revistas de Alemania, Suiza, Estados Unidos”.

Mientras guardaba sus lápices, aseguró que “desde muy chiquito pensaba chistes” y lo dijo con seriedad. Para que esos chistes no quedaran diluidos en la nebulosa del pensamiento, aprendió a dibujar y lo hizo tan bien que, desde hace 10 años, su obra se publica mensualmente en la famosa revista MAD.

Si bien el humor gráfico mudo, se puede considerar universal, al publicar su obra en China surgieron inconvenientes: “Algunas cosas que para nosotros son comunes, como Caperucita Roja, ellos no sabían qué era, entonces – lo que para occidente es obvio – allí necesita explicación”.

El humor de Corne es irónico, ácido, pero “no es ni violento ni agresivo”, aclaró. Y ya despidiéndose, Sebastián Cornejo le puso un nudito a la mudez y dijo “lo tengo bajo silencio absoluto, pero tenés la primicia, en octubre estoy trayendo MAD a la Argentina”.

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