Un albañil podría recibir perpetua por la violación y el asesinato de una madre y su hija en San Fernando

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        Un albañil podría ser condenado a reclusión perpetua por los crímenes cometidos a fines de 2011. Fuentes judiciales informaron que el acusado es Rubén Darío Domínguez, quien está siendo juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de San Isidro, acusado por la violación y el doble homicidio de Antonia Teresa Medina (70) y su hija, Vanesa Gómez (32).

        Durante los alegatos, los fiscales de San Fernando Alejandro Musso y Carolina Carballido, quienes tuvieron a cargo la instrucción de la causa, solicitaron para Domínguez la pena de reclusión perpetua.

        Musso y Carballido le imputan a Domínguez los delitos de robo, abuso sexual agravado con acceso carnal y homicidio agravado criminis causa, es decir, matar para ocultar otro delito, en este caso la violación y el robo, para lograr la impunidad.

        La prueba categórica contra el albañil, de nacionalidad paraguaya, es un estudio de ADN positivo que determinó que su patrón genético coincidía con uno de los dos perfiles masculinos que fueron encontrados en muestras de semen recolectadas en el cadáver de la menor de las víctimas. Sin embargo, en su indagatoria frente al tribunal, Domínguez llegó a decir que habían hallado su ADN porque era el novio de Gómez y mantenía relaciones sexuales con ella, algo que, según fuentes judiciales, no fue confirmado por ningún testigo. Incluso, la defensora oficial del imputado, Inés Mendoza, planteó en su alegato que el ADN no era categórico porque podría pertenecer al hermano gemelo de Domínguez, por lo que pidió su absolución por los homicidios y que se lo condene sólo por encubrimiento. Pero en el juicio oral, los fiscales presentaron como prueba clave contra el albañil un par de zapatillas marca Adidas Duramo talle 8 americano (40 europeo) que fueron secuestradas en su casa.

        Dos pericias realizadas por la División Criminalística de la Policía Científica bonaerense determinaron que esas zapatillas coincidían con una huella hallada sobre un montículo de cal que había en la casa donde ocurrieron los crímenes.

        Por un lado, se hizo una pericia química que determinó que había restos de esa misma cal adheridos a la suela. Pero además, los peritos analizaron la impronta de la huella levantada en la escena del crimen y determinaron que no sólo coincidía con el talle 8 de las Adidas Duramo secuestradas, sino que además el dibujo presentaba los mismos puntos de desgaste de la suela de la zapatilla, como si fuera una huella digital. Durante el juicio oral, los fiscales Musso y Carballido pidieron autorización, el tribunal lo aceptó y le probaron al imputado el calzado.

        “Se las probamos en el medio del juicio y como si fuera Cenicienta, las zapatillas le calzaron perfectas”, dijo una fuente judicial.

        El TOC 1 de San Isidro, presidido por el juez Gonzalo Aquino e integrado por sus colegas Alberto Ortolani y María Elena Márquez, pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo 6 de septiembre cuando se conocerá el veredicto y la eventual sentencia.

        El hecho por el que Domínguez está siendo juzgado ocurrió el 27 de diciembre de 2011 en una casa situada en la calle Perón 90 de San Fernando.

        Medina y su hija Gómez fueron encontradas asesinadas y atadas en distintos ambientes de la casa y los forenses determinaron que ambas fueron violadas y golpeadas y que la mujer mayor fue asesinada de un puntazo y su hija estrangulada.

        Los fiscales de San Fernando y los detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro, detuvieron a Domínguez a partir del uso de un celular que el asesino se llevó de la casa. Pocas horas después del doble asesinato, el teléfono fue usado con un chip distinto al de las víctimas.

        Con ese dato, los fiscales Carballido y Musso mandaron a intervenir la línea telefónica del destinatario de la llamada, que era la novia de Domínguez y así identificaron al imputado.

        Domínguez viajó a Paraguay por unos días, pero fue detenido cuando regresó, en febrero de 2012. En su domicilio de Los Polvorines, la Policía secuestró el cargador del celular robado, pero no el aparato que, se sospecha, pudo ser descartado o vendido por el sospechoso. Luego se realizó el cotejo de ADN que determinó que uno de los dos perfiles masculinos que se detectaron en el semen del violador, coincidía con el perfil genético de Domínguez.

        La investigación aún está abierta para intentar identificar y detener al otro hombre que, según los estudios genéticos, participó de las violaciones y los asesinatos.

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