Sergio Massa ganó en Tigre con más del 73% de los votos, dejando en un lejísimo segundo lugar a Acción Comunal con casi el 6%. Fue una elección histórica, superando incluso a Ricardo Ubieto en su mejor momento cuando en 2003 sacó un 66% de los votos. Cristina por su parte hizo una muy buena elección sobrepasando la media obtenida a nivel nacional.

Pero Massa no sólo ganó en Tigre, hace tiempo que está construyendo un armado político en otros partidos del Conurbano y le ha ido muy bien en estas elecciones. Los candidatos a los que apoyó ganaron en sus distritos. El caso más llamativo y más cercano es el de San Fernando. La alianza con Massa le ha valido a Andreotti arrebatarle a Amieiro un distrito en el que llevaba 16 años de gestión peronista. En las elecciones de 2007, Amieiro había ganado por un porcentaje exiguo, y Andreotti esta vez doblegó sus votos y sobrepasó a Amieiro por diez puntos. Tampoco se puede desconocer el desgaste de la gestión Amieiro, los errores propios y la oferta del “modelo Tigre” como una expectativa de cambio para parte de la población.

Ni el apoyo de figuras nacionales del FPV que caminaron incluso por calles de San Fernando lograron que Amieiro retuviera el distrito. San Martín es otro ejemplo. El candidato de Massa, Gabriel Katopodis le ganó al hijo de Ivoskus, quien siguiendo la sucesión de su padre, iban por el cuarto mandato. Massa también recorrió San Martín acompañando a su candidato.

Con la victoria de Jorge Macri del PRO en Vicente López, que puso fin a la continuidad de 20 años de Enrique “el japonés” García, el panorama político de la Zona Norte del Conurbano ha cambiado enormemente. Por su parte, la expansión del “modelo Massa” no se reduce a San Fernando y San Martín, sino que también se han colocado fichas en otros distritos bonaerenses. Este armado, que lleva el sello personal de Massa, se proyecta más allá de las circunstancias actuales. Su alineamiento político con el gobierno provincial y nacional es sólo coyuntural y estratégico. Mientras las circunstancias lo indiquen, más aún cuando Cristina y Scioli acaban de obtener un amplio apoyo popular, el proyecto massista se identificará con el modelo nacional.

Apostillas de un cierre de campaña a todo color

El día sábado 15 de octubre, Sergio Massa realizó el cierre de su campaña electoral en vista a las elecciones del 23 de octubre. El acto o show tuvo lugar en el playón de la estación de Tigre. Ya hemos hablado en otro momento acerca de la espectacularización y la mediatización de la política como un fenómeno actual basado en el uso de los medios audiovisuales y de las nuevas tecnologías de la información. Las herramientas de los espectáculos artísticos y del marketing son utilizadas en la política y ésta tiene que adaptarse a estos nuevos formatos. La política se presenta más como espectáculo para ser exhibido que como debate sobre la mejor forma de conducir los asuntos públicos. En esa espectacularidad de las luces, sonido y videos, el discurso se reduce a un conjunto de slogans y se soslaya el lugar del análisis y la reflexión.

Si bien había mucha gente en el evento, en su mayoría de los barrios populares de Tigre y, aunque la gente estaba contenta y alegre, no se sentía la mística y el fervor popular que uno puede sentir cuando va a la Plaza de Mayo un 24 de marzo, o para el aniversario de la muerte de Kirchner. Si algún distraído se sumaba al evento tranquilamente podía suponer que todo estaba montado para un show de Pimpinela o Ráfaga…, pero no para un cierre de campaña electoral. No había un sólo símbolo que a la audiencia le hiciera sentir y pensar que formaba parte de un proyecto colectivo, al contrario, era un espectador que estaba para disfrutar de un show artístico y de paso para vitorear a un héroe, al estilo de los líderes carismáticos que describe Weber. El público presente estaba en carácter de espectador, y no como partícipe de un proyecto político del cual fuera el protagonista como parte del sujeto político pueblo. La diferencia entre el espectador y el protagonista está en el grado de participación social en los asuntos públicos.

No estaban explicitados los valores y principios que guían a este proyecto local. “Más seguridad, más cámaras, más atención médica, más atención para niños con capacidades diferentes…”. Estas son obras concretas que nadie puede negar, pero hay un vacío ideológico (o una plenitud ideológica en otro sentido) que no le indica al pueblo que este proyecto tiene tales valores y que, pase lo que pase, sus banderas serán tales o cuales y que no cambiarán. Este vacío ideológico se corresponde con el discurso de la derecha actual de la “no política” que también se puede hallar en Macri y hasta en Scioli.

El video que se trasmitió, realizado por profesionales, mostró un resumen de los resultados de la gestión en forma clara y contundente y con varios testimonios de vecinos. Siguiendo el marco de la espectacularización de la política, actores, humoristas y conductores de televisión que viven en Tigre, fueron algunas de las voces legitimadas para apoyar la gestión de Massa.

No se puede dejar de mencionar la cuota de ironía sobre el resto de los distritos del Conurbano Norte cuando, en el video, Karin Cohen aparece anunciando el pronóstico del tiempo y señala que las tormentas estaban sobre San Fernando, San Isidro, Vicente López y San Martín y que en Tigre había un sol radiante. Cuando se anunció que Massa iba a hablar, el juego de las luces y el sonido hacían prever que Bono iba a aparecer volando por el aire, pero no, era Sergio.

La simbología partidaria que alguna vez supo tener Massa en sus comienzos se fue lavando con el paso de los años. Ya en el cierre de campaña de 2007 era un hecho constatable y, ahora, dejó de existir. Este despojo de cualquier pertenencia partidaria señala también su despojo de toda pertenencia a un proyecto político mayor, más aún cuando su propia acumulación política se está extendiendo más allá de Tigre. Su único proyecto es el que él conduce y lo irá haciendo jugar en diferentes planos de acuerdo a las circunstancias.