“Cuando se está solo en el escenario, hay que saber llenarlo”

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La danza en la cabeza y el corazón en el universo

El famoso bailarín Miguel Brandan estuvo en Tigre dando un seminario de danza jazz. Además de dedicarse a la docencia, tiene un programa de radio y espera pronto dirigir un musical.

 

Las alumnas de la escuela de danzas “Mi propio estilo”, de Gisela Isea, recibieron al bailarín Miguel Brandan con quien tomaron un seminario de danza jazz.

Si a esta danza se la puede definir como una explosión de energía, expresividad, imaginación, Miguel es el docente ideal, ya que alberga estas características y, además, una preparación artística que cierra el círculo de la profesionalidad. “Después de estudiar en la escuela del Colón, entré al estudio de danzas de Noemí Coelho y Rodolfo Olguín, creadores de muchos profesionales, entre ellos me incluyo”, dijo Miguel, en reconocimiento a sus maestros y sin falsa modestia.

En la actualidad es él quien se dedica a formar bailarines, no sólo en su estudio de la Capital Federal, sino también dando seminarios por todo el país. Su extensa experiencia le permite decir que “la vida misma da mucho conocimiento, no se baila de la misma manera a los 15 que a los 40. Esa experiencia enriquece el escenario, porque uno se adueña del espacio, de la atención del público. Cuando se está solo en el escenario, hay que saber llenarlo, para el espectador no tiene que haber otra cosa más que el bailarín”.

¿Cómo se logra eso? – “Trabajando con la energía, con una dinámica que tiene una proyección hacia los compañeros, el público, la puesta en escena. El bailarín tiene que estar atento a todo esto. Debe ser muy pensante. Tiene que estar atento a lo que hace y para qué lo hace, porque todo tiene un sentido. Nada es porque sí, ni lo técnico, que después sostendrá el talento que es innato”.  Y reforzando este concepto, expresó: “No hay un profesor que enseñe a expresarse, es vivencia propia, un profesor puede enseñar técnica, algunos tics que favorezcan, hacer algún señalamiento. Lo otro tiene que ver con algo personal”.

Una cuota de ese “algo” personal que tiene Miguel es su sinceridad: “Se baila para agradar. Buscamos la aprobación del otro y para eso hay que estar convencido de lo que se está haciendo. Así uno atrapa la atención del otro y se es querido. Y qué mejor cosa que nos quieran y escuchar el aplauso. Eso es nuestro certificado a la continuidad”.

Además de aplausos, Miguel recibe el afecto de la gente por la calle, “recorro mucho el país y por todos lados me llaman por mi nombre. Es maravilloso que a uno lo quieran tanto sólo por haberlo visto bailar, porque esa gente no me conoce como persona”.

Sus seguidores tienen la posibilidad de tomar contacto con él todos los viernes de 16 a 17 hs. en una faceta poco conocida: “Tengo un programa en una radio por Internet (frecuenciaemprender.com). Es de interés general, salud, tengo invitados especiales, recomiendo lecturas”.

¿Cómo se te ocurrió hacerlo? – “Soy una persona que cree mucho en lo energético. Al universo le pido muchas cosas, entre ello, lo que más tengo ganas de hacer. Hace un año atrás, conocí el misterio de la radio porque me hicieron varias entrevistas y me dieron muchas ganas de hacer un programa. Pedí al universo y salió la propuesta”.

Hace tiempo tuvo otra propuesta que lo llevó a recorrer el mundo durante 4 años en un crucero, “cantaba y bailaba. Después me quedé en Inglaterra 7 meses, en una ciudad parecida a Mar del Plata porque en el verano van los artistas. Estuve también en Londres y a los 15 días ya tenía trabajo, pero no me interesó porque era en un cabarute, distinto a los nuestros, porque era un cabaret de arte, pero yo quería trabajar en un musical. Audicioné para El Jorobado de Notre Dame, llegué hasta la tercera audición y eran tan buenos todos, técnicamente, que yo era uno del montón. Igual, para mí, llegar hasta la tercera audición fue un premio”, confesó con una frescura casi infantil.

Para Miguel, “la aprobación del público obliga a más”, aunque manifestó que en su medio es fácil encontrarse con gente que “hace la cómoda”; pero, obviamente, no es su caso, su trayectoria profesional lo demuestra. Y para que no queden dudas, reconoció que ahora sueña con dirigir, “escribí un musical infantil que se llama Luna Galáctica, donde se apuesta a un planeta mejor. Hasta el momento no conseguí un productor interesado”. Seguramente, el universo hará una apuesta por Miguel.

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