Cuidar la niñez

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12 de junio, Día Internacional de Lucha contra el Trabajo Infantil. Para reflexionar sobre el trabajo infantil, la tigrense Patricia Bruyn escribió el libro Mitaí, donde presenta casos y legislación. El libro está especialmente pensado para capacitaciones y talleres.

 

        Según las estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el mundo existen 215 millones de niños que trabajan; 14 millones viven en América Latina y el resto en Asia y África. Las investigaciones no arrojan datos de países europeos.

        En Argentina, “existe este problema, pero cada vez hay más leyes. Nosotros tenemos importantísimos avances normativos dados en los últimos años. Es decir que hay herramientas, ahora hay que trabajar para que se cumplan”, sostuvo Patricia Bruyn, autora del libro, Mitaí, que permite reflexionar y debatir sobre las formas habituales, y otras ocultas, del trabajo infantil, además de dar a conocer las leyes nacionales sobre el tema.

        El libro será presentado el 12 de junio, fecha establecida por la OIT como el Día Mundial de Lucha contra el Trabajo Infantil.

 

¿Trabajo o explotación?

        A nivel normativo, la gran mayoría de los países latinoamericanos han aprobado y ratificado convenios internacionales, por lo cual estas normas pasan a ser parte de sus leyes nacionales y, en consecuencia, están obligados a cumplirlas.

        Argentina participa del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, de la OIT, desde 1996. La ley 26.390, promulgada en 2008, establece los 16 años como edad mínima de admisión a un empleo.

        “En nuestro país la legislación marca que, por debajo de los 16 años, no se puede trabajar. Entre 16 y 18 se puede, respetando ciertas normas muy bien demarcadas en la ley, por ejemplo un horario reducido, hay tareas que no pueden realizar; en el ámbito rural, los empleadores deben exigir certificado de escolaridad”, explicó la experta.

        ¿Cuál es la diferencia entre trabajo y ayuda familiar? – “Debemos ser muy prudentes y analizar caso por caso. Primero se debe entender que trabajo infantil es aquella actividad que pueda afectar física, psicológica y socialmente al niño, entonces ahí empieza el alerta. Hay tareas que pueden realizar sin interrumpir el estudio, por ejemplo en vacaciones pueden hacer alguna actividad para obtener dinero para gastos propios. Aquí se puede hablar de ayuda, pero en esto no se puede marcar una regla”.

        Pienso en niñas que cuidan a los hermanitos – “Una cosa es cuidar hermanos menores a los 8 años y otra, a los 14. Hay que ver la edad, el tiempo y si produce un efecto negativo en la vida de la niña. Es importante tener presente el derecho de los niños: tienen derecho a jugar, a estar protegidos, a estudiar. Hay que entender que los niños tienen derecho a ser niños, por eso los adultos deben proteger ese mundo y asumir sus responsabilidades”.

        Detrás de un niño que limpia autos, hay un adulto – “En algunos casos hay familiares directos; en otros, son personas que los reclutan para hacerlos trabajar o, incluso, cometer ilícitos”.

        Las leyes, ¿penalizan a los padres? – “En la reforma del Código Penal, no. Esto fue pensado porque es un problema social, entonces no se avanza criminalizando a los padres, sobre todo se apunta a penalizar empresas que se aprovechan de la mano de obra infantil para aumentar sus ganancias”.

        ¿Quiénes emplean a los niños? – “En las grandes ciudades, talleres textiles. La gente trabaja allí 12 o 14 horas y están con sus hijos que realizan tareas secundarias, ayudando a los adultos. A nivel rural, grandes empresas utilizan mano de obra temporaria que se traslada con toda su familia y así la cuadrilla familiar se integra con niños. Es decir, contratan al padre, pero saben que, para que el trabajo a destajo de ese hombre, rinda, necesariamente trabajan los niños, pero nadie les paga. Por esto, son importantes las leyes que establecen controles en las cosechas, en las fincas, o sea que es fundamental que el Estado fiscalice el trabajo”.

        La contratación de menores permanece siempre muy oculta – “Exacto. Además hay factores que ayudan a la invisibilización, factores económicos, sociales, políticas públicas que no van al fondo de la cuestión. Por eso, cuando se habla de acciones para combatir el trabajo infantil, siempre se deben tener en cuenta las medidas integrales, es decir que no sólo haya leyes, sino órganos de control y responsabilidad social empresarial para no contratar mano de obra infantil”.

        Empresas multinacionales fabrican sus prendas en países asiáticos que carecen de legislación protectora no sólo de niños, sino de los trabajadores en general. Allí pagan centavos a un trabajador por prendas que luego se venden carísimas en conocidas tiendas europeas. Por ejemplo, el gigante de la industria textil Inditex, firma española propietaria de la marca Zara, y H&M – otro gigante sueco del sector textil – se han visto forzados a firmar acuerdos de seguridad industrial, después del derrumbe de un edificio, en Bangladesh, que dejó más de 1000 trabajadores muertos. En Europa no hay trabajo infantil, para pensar…

        “Una medida interesante que se puede implementar es que nosotros, como consumidores, exijamos información sobre el origen del producto. Como consumidores hemos crecido al leer algunas etiquetas relacionadas con el medio ambiente, también hay que preguntarse si una fruta fue recolectada por manos infantiles o una prenda fue hecha por un niño”.

        Indudablemente, los controles del Estado y la presión de los ciudadanos es la única forma de asegurar que los niños disfruten de su niñez. Mitaí, el libro de la abogada Patricia Bruyn, brinda la información necesaria para estar advertidos sobre este tema.

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