Justicia para los caballos

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Barrio Los Tábanos: se procedió al secuestro de yegua lastimada

En un operativo conjunto entre proteccionistas y policía, se logró rescatar a una yegua preñada y lastimada. Es necesario asegurar el cumplimiento de la ley de protección animal sancionada en 1954.

Quienes pasan por la calle Benito Lynch entre 197 y Acceso Norte, seguramente han podido ver a varios caballos pastando. También se habrán indignado, porque los animales están muy deteriorados. Debido a esto último, el día 19 de octubre, en horas de la mañana, un grupo de proteccionistas, acompañadas por un móvil policial de la Comisaría 1° de Tigre y un especialista en caballos, salieron a recorrer esa zona. Los caballos que habitualmente están en Benito Lynch, no estaban, pero andando por el barrio Los Tábanos se encontraron otros animales. Dos de ellos fueron especialmente observados por el especialista en equinos, quien determinó que eran yeguas preñadas, una de las cuales estaba lastimada en el cuello.

Si bien el supuesto dueño de esta última reclamó por la misma, argumentando que es la única herramienta de trabajo que tiene para alimentar a sus hijos, la yegua lastimada fue secuestrada, llevada a la Distrital de Tigre y de allí a San Isidro, donde la Policía Montada tiene las instalaciones y profesionales adecuados para atenderla.

Dentro de las casas y también en campos cercados, se pudo apreciar a muchos caballos. Dadas las condiciones de vida de los habitantes de Los Tábanos, es de suponer que el cuidado de los equinos no es su mayor preocupación. Puesto que probablemente no se le pueda pedir mucho a una persona que vive entre basura, moscas y barro, el pedido de protección para esos animales – que sienten y sufren igual que cualquier persona – es para los funcionarios públicos que son elegidos para mejorar la calidad de vida de las personas y también de los animales.

En Argentina existe la Ley nacional N° 14.346 de protección animal (sancionada el 27-09-1954) con extensión por ley propia a cada municipio, localidad, ciudad y provincia de la República. ¿Por qué no se asegura su cumplimiento?

Aceptar que los recolectores de basura utilicen caballos que maltratan sin ningún miramiento es transformarse en cómplices de personas que esgrimen argumentos que suenan más a extorsión que a sentimientos auténticos (“si no tengo el carrito, tendré que salir a robar para alimentar a mis hijos”). Con esta complicidad no se resuelve ningún problema, por el contrario, se alteran los ánimos de todos los vecinos y se permite la naturalización de prácticas de crueldad. Es deseable que se busquen sistemas de provisión de vehículos alternativos, porque – bajo ningún punto de vista – el fin justifica los medios, es decir que no es admisible que, para dar de comer a un hijo, se maltrate a un animal, que es tan indefenso como el niño que vive entre la mugre.

Quien maltrata a un animal hoy, mañana tortura a una persona. Elaborar políticas públicas para salvaguardar la vida digna de los animales es una forma concreta de trabajar para la convivencia en solidaridad, en respeto a los más débiles, en definitiva, para la paz.

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