Llegó el murgón, llegó el murgón…

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Por siempre, Los Matadores de Victoria. Con la pasión del fútbol en sus corazones, la murga que surgió a finales del 83 en la cancha del Club Atlético Tigre, reinició sus actividades en el 2009. Hijos y nietos de los antiguos murgueros así como nuevos integrantes lucen trajes y coreografías, adaptadas a los nuevos tiempos. Este año se presentarán por primera vez en el corso oficial de San Fernando.

 

Durante la dictadura militar, toda la población sufrió el terror y la imposibilidad de demostrar su descontento. Pero como la presión por algún lugar debe salir, el fútbol permitió cierto desahogo: “Antes del retorno de la democracia, la única manera de demostrar la desconformidad era cantar en la cancha y tocar el bombo”, expresó Hugo Rojas, que recordó con emoción a su amigo Claudio Molina (lamentablemente fallecido) quien le propuso, por aquella época, hacer una murga con los colores de Tigre. Al grupo se unió Jorge Cabrió y así surgió Los Matadores de Victoria.

 

Pocos recursos y una ilusión

Finales de 1983. El soplo vivificador de la recuperación democrática recorría todos los corazones. Plata había poca, pero el contexto favoreció las colaboraciones y “justo una murga que se había disuelto, tenía los bombos para vender”. Pesito de aquí, pesito de allá, compraron los bombos y redoblantes. Después vinieron las rifas para hacer los trajes.

“Ensayábamos en Virreyes Oeste, de la calle 30 a la 20. Una vez que tuvimos todo, hicimos un corso en la cancha de Tigre, en el 84”. Ahí estuvo Bombita (Manuel Beltrán), tocando el bombo; Beba Beltrán, bailando; el Negro Muñiz; la Pichona (Rosa Paz), la vedette del grupo; Piernita (un eléctrico); el Pelado Alberto (bombista); el Gordo Gustavo; el Ñoño. La mayoría sabía bailar y, si no, “era como saliera”.

En los primeros años de actuaciones, algunos integrantes murieron, entonces la decisión unánime fue terminar con la murga. Entre esos sinsabores, también hubo gratos momentos: “Un día salimos a las 9 de la noche. Hicimos una recorrida larga y teníamos que llegar a la una de la mañana a Virreyes, a la avenida Avellaneda. Se largó a llover, muchísimo. Decidimos ir igual. Fue increíble. Cuando llegamos, la gente nos estaba esperando. Pasamos lloviendo, la gente tenía desplegadas las banderas de Tigre. Fue muy lindo”, recordó Hugo que, en el medio de su relato, dijo: “Se me pone la piel de gallina al contarlo”.

 

La vuelta

Cuando las hijas de Rugo Rojas, actual director general de la murga, empezaron a ver fotos de aquellos tiempos “se entusiasmaron con la idea de reflotar la murga”. A través de una carta por Internet, “invitaron a participar en la murga Los Matadores”, obviamente, el requisito era ser hincha de Tigre.

Y fueron llegando: de Beccar, San Isidro, Pacheco, Talar, San Fernando, de kilómetro 38. Además, muchos ex integrantes están representados por sus hijos y nietos.

El primer ensayo lo hicieron en la cancha de Tigre y para no romper una tradición: plata había poca, “todo era prestado, pero estaba la ilusión”.

Si bien llevan el mismo nombre, retomaron “con otro ritmo, porque antes sólo había redoblante y bombo; ahora hay repique, zurdo, bombos con platillo. Algunos chicos ya sabían tocar el bombo, después aprendieron todos. Ahora son unos genios, enseñan a otros”. El director de la percusión, Franco (17), “sabe tocar de todo”.

En cuanto al baile, “esta vez hubo que aprender, porque ahora se hace una coreografía. El Monito, que para mí es un hijo, y su esposa ya habían estado en una murga. Ellos les enseñaron a todos”, contó Hugo.

En esta segunda etapa, también van a desarrollar el canto: “Todavía ninguno subió a un escenario a cantar, pero las chicas tienen ganas de hacerlo, porque tenemos varias canciones. En el corso municipal, donde vamos a estar por primera vez, vamos a cantar”, prometió el director general.

Como esta murga no formaba parte de la red de murgas de San Fernando, durante la administración anterior “no teníamos derecho a nada. Ahora, la nueva gestión nos llamó y nos dijeron que podíamos participar, entonces pedimos permiso para hacer una presentación”. Efectivamente, se los pudo ver el último fin de semana de enero en el corso que organizaron en la calle 30 (Virreyes Oeste). Allí aparecieron unos 80 murgueros y murgueras con sus vistosas galeras, sus nuevos trajes, una música que invitaba a moverse y una gran destreza en el baile. “La gente quedó muy contenta porque en la (calle) 30 nunca se hizo nada”. Los acompañaron murgas amigas: Los Olvidados (barrio Garrote, de Tigre), La Galera, Me Caigo y Me Levanto, Los Fifí de Victoria y Los Elegantes (Rincón, Tigre).

Ya tienen próximas presentaciones: “Tocamos en dos fechas en el Club San Fernando. Estamos muy contentos porque es un club muy importante”. Se están preparando para el corso oficial sanfernandino y todavía no saben si serán invitados al corso tigrense, donde estuvieron el año pasado.

 

La murga oficial

“Nuestra finalidad era salir a la cancha. Luchamos mucho para hacerlo porque, por el tema de la seguridad, no dejaban entrar al campo de juego. Pero lo logramos gracias a que juntamos firmas con los socios”. Otro logro importante fue que “pintaron el estandarte de la murga en la cancha y fuimos nombrados la murga oficial del club”.

 

Mucho compañerismo

En la versión 2011 del Presupuesto Participativo Joven, se presentaron con el proyecto “Una pasión hecha murga”. “Había 21 proyectos. Ganamos con 616 votos. Son $135.000, pero no nos dan plata, sino los insumos para equipar a la murga. Pedimos bombos, trompetas, telas, máquinas de coser industriales”, ya que, además de mejorar la murga, quieren organizar un taller de costura para que los jóvenes aprendan un oficio y puedan vivir de eso.

Dado que en esta nueva etapa hay muchos adolescentes y jóvenes, Hugo comentó: “Esta experiencia es muy buena para la juventud. Teníamos chicos con muchos problemas y algunos los pudimos resolver, porque esto es una descarga, bailar y tocar el bombo hace que se olviden de todo. Además hay mucho compañerismo. Hace poco falleció el hermano de un integrante, era su única familia. Estamos muy orgullosos de todos los chicos porque nadie faltó”.

Y listos para comenzar una nueva jornada, se empezaron a escuchar los redoblantes, piernas y manos se lanzaron al baile y el azul y rojo comenzó a destellar porque la murga Los Matadores de Victoria avanzó por la noche, como se abre paso una pelota hacia el arco triunfal.

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