“Lo importante no es lo que han hecho con nosotros, sino lo que nosotros hacemos con lo que nos han hecho”

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Segunda parte de la entrevista a Ricardo Coquet, sobreviviente de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA)

Ñeco, que prefiere que lo llamen “testigo de la ESMA” – y no “sobreviviente” – ha ejercido ese rol declarando, desde los inicios de la democracia, en distintas causas vinculadas a la ESMA con el fin de llegar al esclarecimiento de los crímenes y juzgar a los responsables. Actualmente, dedicado a la carpintería y las artesanías, no ha abandonado el compromiso social y está trabajando en la recuperación de una biblioteca popular, ubicada sobre el río Sarmiento.

 

        ¿Cuándo comenzó a darse cuenta que podía sobrevivir? – “Un día me cuentan que a mí no me iban a trasladar, había pasado un umbral… qué se yo… tenía que ver con la locura de estos tipos… Habíamos hablado con los compañeros de la posibilidad de escaparnos pero era muy difícil. Había siempre 150 secuestrados entre los que estaban en capucha y los que laburábamos. ¿Cómo hacías para hacer algo en común? Uno sólo podía haber pasado como “Nariz” que lo sacaron en un paseo, se escapó y se fue a México. Pero después volvió, y el Ejército lo atrapó y lo cagaron a tiros. Recuerdo que el “Tigre” Acosta (1) nos hizo pasar a ver el cuerpo de “Nariz” en una F100 cabinada. Estaba en la parte de atrás y nos hizo desfilar uno por uno para que lo viéramos. “Esto le va a pasar al próximo que se quiera escapar de acá”, dijo. Otro que se escapó fue Jaime Dri, pero sobrevivió”.

        ¿Cuantas personas sobrevivieron del grupo en el que Usted estaba? – “50, 60 personas de 3000 que pasaron. Después hubo una segunda etapa cuando el Jefe de Tareas pasó a ser “el Tigre” Acosta, y después cuando dejó (Emilio) Massera y entró (Armando) Lambruschini, y el Jefe de Tareas pasó a ser un tal Estrada, y ahí hubo otro grupo de gente que también sobrevivió”.

        ¿Cómo fue su salida de la ESMA? – “Además de estar en la ESMA, ellos tenían casas de compañeros que se robaban y habían armado una empresa que se llamaba Siderformas (Servicio integral de reformas y construcciones) y los propios chupados arreglábamos las casas que ellos vendían con papeles truchos. La que era mi compañera en ese entonces, que la había conocido en la ESMA, había estado trabajando conmigo en diagramación y la mandaron a una de estas casas. Quedaba en Munro. Estado de Israel 1207. Ahí fui un fin de semana y tuve un accidente enorme de manos y fui al Hospital de Vicente López”.

 

“Me acuerdo que fue mi primer viaje libre”

        ¿Cómo fue el accidente? – “Con una máquina de carpintería grande. Cuando me recuperé a los quince días, “el Tigre” Acosta me mandó a llamar y me dijo: “Si queres, te conseguimos un trabajo, pero me parece mejor que como estás, te cuide tu familia”. Eso me pareció fantástico, y ese día me fui de ahí. Me acuerdo que fui al Hospital con este dedo (señala el dedo) y fui en el colectivo, y fue re loco ese viaje, entre el Hospital de Vicente López y López Camelo. Me acuerdo que fue mi primer viaje libre. Salí del Hospital y me puse blanco porque justo me habían cortado este dedo, y fue muy loco porque la gente me vio mal en el colectivo, que iba lleno… era el 184. La gente me dio el asiento, y me abanicaron, uno sacó agua… y sentí un calor increíble… Me dieron un número telefónico para que llamara todas las semanas y tenía que llamar para reportarme. Pero sabían dónde vivía, todo…”.

        ¿Qué hizo luego? – “Yo salí en diciembre del 78, y en el 79 fui al interior y trabajé dos años en una empresa vial, y después me puse a trabajar en la madera, pero no tenía ninguna idea política. Había quedado del tomate. Estaba muy lejos con mi cabeza, y necesitaba naturaleza. Me fui a trabajar al monte, al campo. No tuve ninguna persecución pero estaba re encanutado. Estaba re mal. No quería venir a la ciudad, y me ponía mal. Una vez me crucé al “Tigre” Acosta y fue una situación de mucha impotencia, sin poder hacer nada”.

        ¿Cuándo y cómo comienza a declarar en las causas judiciales sobre los crímenes de la ESMA? – “En 1983, en el Juicio a las Juntas hice declaraciones y recién en 1987 fui a Familiares de Detenidos y Desaparecidos, y di el primer testimonio. Ese mismo año me llama Horacio Ulises Carreras, que era el abogado defensor de los familiares de las monjas francesas (Léonie Duquet y Alice Domon), porque yo fui testigo de las monjas. Yo las vi. A mí me hicieron hacer un cartel que decía “montoneros”, que se lo pusieron a las monjas tratando de demostrar que las había matado la orga (montoneros). Es una foto, en que están ellas. Ese cartel me lo hicieron hacer a mí. Trataron de mostrar que la orga había matado a las monjas. En febrero, fui a declarar, y me costó mucho recordar todo, revivir todo. Estuve dos meses de verano encerrado y declaré en febrero, en la Cámara Federal. Declaré por el Punto Final, dije es ahora o nunca, no voy a dejar comerme esta, y a los dos días, Alfonsín sale con la Obediencia Debida. Imagínate, fue otro baldazo, te exponían como testigo, y a los dos días los dejan a todos libres, después Menem con los indultos. Estaba todo mal”.

        ¿Cómo siguió su participación como testigo? – “A mí no me gusta que me digan “sobreviviente” porque tiene una cosa de… igual tenemos el doble rol de sobreviviente y testigo, pero prefiero el de testigo. Me llamaron por la causa ESMA hace unos meses. La idea es ser útil cada vez que declaras. Ahora es la megacausa. En el juicio anterior es cuando lo condenan al “Tigre” Acosta y a toda la banda de la ESMA. Yo, que me sentía libre antes, me di cuenta que no era así. Veía la libertad desde la ventana. Libre fui el día que lo pusieron preso. Ese día fue fuerte. Ver que al “Tigre” Acosta, el que me torturó a mí… En ese momento me acuerdo que lo miré, lo miré mucho, y el tipo lo sintió, se dio vuelta y me vio. Fue muy fuerte ver que al “Tigre” Acosta le ponían las espositas y se iba preso a Marcos Paz, una cárcel común. Estamos ganando…”.

 

“…le contamos lo que pasamos al Presidente de la Nación y Compañero…”

        ¿Cómo analiza la política de memoria, verdad y justicia que inició el Presidente Néstor Kirchner en 2003? – “Esto es la decisión de una persona, Néstor y Cristina. ¡El 24 de marzo, Néstor dio ese discurso en la ESMA, maravilloso…! Y el 20, nos llamaron por teléfono de la Secretaría de Derechos Humanos para que fuéramos a Casa de Gobierno. Néstor Kirchner quería hablar con nosotros. Cuando llegamos a Casa de Gobierno nos metieron en un micro, y fuimos a la ESMA. Fuerte. Y Néstor con nosotros. ¡El tipo entró a la ESMA con nosotros! Tengo una foto hermosa con él. Ese día estuvimos todos y le contamos lo que pasamos al Presidente de la Nación y Compañero, acompañándonos e interesado, y reviviendo las historias con cada uno. Un groso. Fue la persona que lo hizo”.

        ¿Cómo sigue procesando día a día semejante experiencia de vida? – “Yo siempre digo que lo importante no es lo que han hecho con nosotros, sino lo que nosotros hacemos con lo que nos han hecho… Y… tengo secuelas, tengo sed de justicia. Uno sigue trabajando para que estos vayan presos. Hace poco identificamos a un Pedro (2) que no estaba… Es un laburo que continua cuando hay que declarar. Hay un grupo de trabajo entre los compañeros y abogados muy fuerte, muy comprometido con esto, y nos reunimos para hacer lo que hay que hacer, para que cada uno declare.”.

 

(1) Jorge Eduardo Acosta, era Capitán de Corbeta y era el Jefe del Grupo de Tareas 3.3.2 de la Escuela de Mecánica de la Armada.

(2) Los “Pedros” era como un grado militar de los agentes de guardia.

 

FOTO: Ricardo Coquet junto al Presidente Néstor Kirchner en la ESMA

 

La megacausa ESMA

        Megacausa ESMA es la denominación que recibe una serie de causas judiciales por los delitos de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención ex ESMA (ahora llamado Espacio Memoria y Derechos Humanos).

        En octubre de 2007 se inició el primer juicio con un único imputado, Héctor Febres, ex oficial de la Prefectura Naval Argentina, acusado por torturas y crímenes de lesa humanidad, pero el juicio no llegó a su fin. Febres apareció muerto por envenenamiento con cianuro en la Prefectura Zona Delta, en Tigre, el 10 de diciembre de 2007, antes de conocerse la sentencia.

        El segundo juicio por la ESMA comenzó el 11 de diciembre de 2009 con los casos cuya investigación había sido frenada con las leyes de impunidad de los años 1986 y 1987, y unificó tres partes de la mega-causa ESMA: Testimonios A (investigaciones cerradas en la década del ’80, pero que no pudieron llegar a juicio por la sanción de las leyes de impunidad, referidas a hechos padecidos por 79 víctimas), Testimonios B (conocida como “causa Monjas Francesas” o “Iglesia de la Santa Cruz”) y Testimonios C (conocida como causa “Walsh”, porque allí se investigó la desaparición del periodista y escritor).

        El 27 de octubre de 2011, el Tribunal Oral Federal N° 5, condenó a 16 imputados: Alfredo Astiz, Eduardo “el Tigre” Acosta, Miguel Cavallo, Antonio Pernías, Raúl Scheller, Jorge Radice, Alberto Eduardo González, Néstor Savio, Adolfo Donda, Julio César Coronel, Oscar Montes y Ernesto Frimón Weber fueron condenados a prisión perpetua; Manuel García Tallada y Juan Carlos Fotea fueron condenados a 25 años de prisión; Carlos Capdevilla a 20; Juan Antonio Azic a 18. Hubo dos absueltos: Juan Carlos Rolón y Pablo García Velasco.

        El tercer juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en la ESMA comenzó el 28 de noviembre de 2012. En este nuevo debate oral y público son investigados los casos de 789 víctimas. Son juzgados 68 imputados, en su mayoría, ex miembros retirados de la Policía Federal Argentina, la Armada, el Servicio Penitenciario Federal, la Prefectura Naval Argentina, el Ejército y tres civiles. Por primera vez, además, llegan a juicio ocho pilotos de los “vuelos de la muerte”. Hay alrededor de 830 testigos y el tiempo estimado de duración del juicio es de dos años.

        El juicio está a cargo del Tribunal Oral y Federal Nº 5, integrado por los jueces Daniel Obligado, Adriana Palliotti y Leopoldo Bruglia y se desarrolla en la Sala AMIA de los Tribunales Federales de Retiro. Las audiencias se realizan los lunes, miércoles y jueves de 10 a 18 horas, y se retoman el próximo 6 de febrero.

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