Comida gourmet en Villa La Ñata

Vaya Vaya Papá. Sobre el canal García, en su cruce con el canal Villanueva, está ubicado el Paseo Villa La Ñata. Allí, el emprendimiento de Roberto Avetta ofrece al visitante una propuesta gastronómica basada en fiambres y quesos artesanales.

 

Envolventes por su tranquilidad, de las calles de Villa La Ñata se desprenden los versos de Francisco López Merino: “Amo el silencio humilde de esta calle / ennoblecida de árboles serenos”.

Así, atravesada por un clima pueblerino, La Ñata recibe a los visitantes que buscan pasar un día alejados del mundanal ruido. Verde, agua, costanera y la típica oferta gastronómica de la Villa, enriquecida, desde hace unos meses, por el Paseo Villa La Ñata, sobre el canal García, esquina canal Villanueva.

El coqueto paseo se destaca por estar construido íntegramente en madera; recostado sobre el canal García, tiene un muelle desde el cual se puede partir en kayak o bicibotes, que allí mismo alquilan. Con servicio de baños, una placita para los niños, música en vivo, mediasombra que repara del sol y calefacción para los días que se avecinan, la pasarela del complejo invita a hacer una sobremesa, entregados a las delicias del atardecer.

 

Rapiditas con mucho sabor

Pegada a la placita, se encuentra Vaya Vaya Papá, una propuesta de comidas rápidas, “enfocada en fiambres y quesos, exclusivamente artesanales”, explicó Roberto Avetta, su dueño.

Con un acercamiento al arte culinario desde chico, “jugaba en la cocina con mi vieja”, y el hobby de descubrir productores artesanales de aquí y de allá, desde hace un año, Roberto comenzó a pergeñar una idea: desarrollarse en lo que más le gusta, la cocina.

“Hace muchos años que preparo salmón ahumado, chucrut, hamburguesas caseras con un toque de cebolla de verdeo y ajo. Antes lo hacía para mi familia y amigos, ahora lo hago para mis clientes”.

En las picadas está presente la provincia de Buenos Aires: “Cañuelas, Lobos, San Vicente son zonas lecheras; hay pequeños productores de quesos, pero de mucha calidad”; Marcos Paz, donde se hace la Fiesta Regional del Jamón Crudo, aporta este fiambre: “Acá tenemos el jamón El Artesano, un producto que tiene 8 meses de estacionamiento”. También se puede agregar el toque europeo: salchichas alemanas y chucrut.

Todas estas exquisiteces se pueden degustar, además, en sándwiches: “Buscamos una panadería artesanal, que nos hace panes especiales, que encargamos por la noche y vamos a buscar a la mañana”, contó Roberto, que es uno de los clientes estrella de la panadería Sabores de la Chona, conocida por todos los tigrenses que buscan panes 100×100 integrales.

Hay panchos, pero hechos con salchichas con piel; empanadas y pizzas caseras. “Cuando se viene a comer aquí, hay que esperar porque todo lo hacemos en el momento. No tenemos ningún fiambre ni queso cortados; las empanadas salen del freezer y van al horno, por eso demoran 15 o 20 minutos, pero se comen como en casa, calentitas y crujientes”.

Obviamente, la bebida también es especial: “Tenemos cerveza artesanal tirada; para el que quiera llevarla, también hay botellas. Vamos cambiando la oferta, a veces es rubia; otras, roja, pero siempre del mismo productor, de Pilar, son unos jóvenes profesionales que lograron una calidad superior”. A esto se suma la oferta de cervezas importadas.

Roberto les cuenta a sus clientes de dónde provienen sus insumos y así se van entablando charlas que son parte de la estadía en Vaya Vaya Papá.

Aunque los otros locales están abiertos de viernes a domingo y también los feriados, Vaya Vaya Papá funciona todos los días, ya que “hay un público que visita la zona permanentemente”.

Festejar un cumpleaños a la orilla del canal, disfrutando de una comida cuidada y sabrosa; o recibir el servicio de catering en el hogar, son otras posibilidades que ofrece el emprendimiento de Roberto Avetta, emplazado en la apacible Villa La Ñata.

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