Conservar la cultura para ser felices

Textiles, hierbas medicinales y comidas tradicionales. Con un enfoque de conservación y desarrollo basado en los conocimientos de las comunidades que integran el Parque de la Papa, en Cusco, Perú, mujeres y hombres se han unido en colectivos de trabajo. Las tejedoras de Ñaupa Away, las etnobotánicas que conforman el grupo Sipas Warmi y el colectivo de gastronomía Qachun Waqachi esperan a los visitantes de todo el mundo para compartir saberes y sabores.

 

Los caminos que surcan el Parque de la Papa no sólo conducen a los visitantes por paisajes naturales, también los llevan a encontrarse con la típica cultura del lugar: el Centro Artesanal Ñaupa Away, el Centro de Plantas Medicinales Sipas Warmi y el restaurante Papamanka.

Guiados por Uaraca, un guía local de la comunidad de Paru Paru, se llega a los lagos de alta montaña, se aprende sobre cultivo de papas, se reconocen los textiles zonales y se experimentan los sabores de la cocina tradicional.

Uaraca habla quichua, por lo tanto traduce las explicaciones que dan los moradores a los visitantes; habla, también, inglés y confiesa que el francés y el portugués le causan algunos problemas. En perfecto castellano explica: “Somos ricos en cultura, pero nos falta difundirla más y valorar lo que tenemos. Lamentablemente muchos jóvenes dejan las comunidades para irse a Lima y así se pierden los conocimientos ancestrales”.

Compenetrado con sus tradiciones, Uaraca cubre su cabeza con un chullo bellamente adornado; para ascender los empinados caminos, lo ayudan sus zapatillas de trekking. Está acostumbrado a que los visitantes admiren las danzas y la música local y se deleiten con los deliciosos platos del restaurante Papamanca, por eso, seguro de lo que su pueblo puede ofrecer, invita a todos los hermanos sudamericanos a conocer el Parque de la Papa.

 

Centro artesanal de textiles

La variedad y colorido de los textiles de la zona está representada por el grupo de tejedoras Ñaupa Away. Los diseños que realizan así como la técnica utilizada, es una transmisión generacional: ver tejer a las abuelas, a las madres o a las primas mayores, es el disparador para iniciar los propios tejidos.

Agustina, de la comunidad de Amaru, recuerda que, siendo pequeña, debía pastorear las ovejas, por eso su padre no la dejaba aprender tejido, pero ella igualmente se llevaba sus pequeños tejidos al monte y así, lejos de la mirada paterna, fue entrenándose en este arte. “El primer diseño que aprendí es el choro”. Se lo enseñó su prima a los 8 años.

El choro es una especie de felino; su padre le contaba que “es muy importante, por eso nunca hay que matar a este animalito, porque es el espíritu de nuestros animales. Si él muere, todos los animales van a morir”.

Los diseños realizados por las 5 comunidades del Parque de la Papa son muy similares; esto ha facilitado su integración en un colectivo de trabajo. “Tenemos diferencias con otras regiones, por ejemplo con Chinchero”, aclara Juana María, de Pampallacta.

Los telares utilizados no son los europeos, en este caso son estacas que se colocan en el piso en un extremo y, en el otro, las lanas se ajustan a la cintura. Los tintes los obtienen de plantas y raíces. “No queremos perder nuestras costumbres porque es nuestra vida. Cada pueblo tiene las suyas y es bueno que cada uno se identifique con su cultura y pueda conservarla para ser felices”.

 

Las plantas que enviaron los dioses

“Los dioses crearon las plantas para que nos curen, no los químicos”, aseveró la señora Carmen, del Centro de Plantas Medicinales Sipas Warmi.

Efectivamente, antes no se conocían las farmacias ni las postas de salud, “sólo se tenía fe en las plantas medicinales”, así les enseñaron sus padres.

Si bien los habitantes del lugar utilizan directamente las plantas, a través de capacitaciones han aprendido a transformarlas en ungüentos, tinturas, jarabes y mates; hacen asimismo jabones y champú. O sea que al conocimiento tradicional se ha sumado el conocimiento moderno, dando como resultado las actuales presentaciones de las hierbas medicinales que crecen en el Parque de la Papa.

Carmen aclaró que todo lo que ofrecen, ha sido primeramente probado por ellas mismas, pues, si así no fuese, estarían engañando a los visitantes.

En los 3 pisos ecológicos hay plantas medicinales; las mujeres se encargan de recogerlas, lavarlas, secarlas a la sombra, luego se trituran o muelen. Algunas de las hierbas son la menta, munia, manzanilla, hierbabuena, sábila. Aunque allí no crece la coca, como la selva está cerca, hacen trueque con las comunidades que la cultivan y preparan, por lo tanto, mate de coca que “aleja el cansancio y ayuda a soportar el hambre”; la mezcla con munia se recomienda para el resfrío. Tres de sus infusiones ya tienen registro sanitario, así que las pueden exportar, por lo cual ya han hecho envíos a Italia.

“La calidad de nuestros productos dejó admirada a la gente de la Feria Mistura”, contó Carmen. Mistura es la feria gastronómica más importante de Latinoamérica, este año se realizará entre el 5 y 14 de septiembre.

Con la venta de estos productos, las mujeres hacen su aporte a la economía del hogar y también a un fondo colectivo, por eso, orgullosas, expresaron: “Nosotras trabajamos para nosotras mismas y también para las demás personas de las comunidades”.

 

Alimentos sanos y frescos

Papamanka es un cálido restaurante donde se unen la tradicional cocina quechua con la nueva cocina andina. Se especializa en comidas, bebidas y pastelería a base de papa. Quienes comen carne, tienen la posibilidad de comer alpaca glaseada en salsa de naranja y cerezas.

El grupo que conduce el restaurante se denomina Qachun Waqachi, nombre de una variedad de papa nativa que, por su forma irregular, era usada para probar la paciencia y habilidad de las potenciales nueras.

Mientras los visitantes saborean uno y otro plato, las integrantes de Qachun Waqachi promueven el patrimonio biológico y cultural del Parque de la Papa, contribuyen a la seguridad alimentaria y fortalecen la economía del lugar.

Basados en la perspectiva andina que respeta la relación entre Tierra, cultura y salud, los habitantes del Parque de la Papa se han organizado en colectivos de trabajo para ofrecer al mundo las múltiples riquezas del lugar. Compartiendo alimentos frescos y sanos, los visitantes se conectan con el espíritu vivificante del Parque y pueden, así, experimentar algo del Sumaq Kausay de los pueblos andinos. Para visitar el Parque de la Papa, contactarse con pdp@andes.org.pe

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