Seguridad alimentaria y ejercicio de derechos comunitarios

Parque de la Papa. Para preservar las papas nativas y, también, la cultura ancestral, 5 comunidades andinas se unieron para dar origen al Parque de la Papa. En Pisac, Perú, a más de 3000 metros de altura, se puede tomar contacto con los técnicos locales que unen saberes tradicionales con conocimientos de la ciencia occidental. Para contactarse www.parquedelapapa.org

 

Visitar el Valle Sagrado de los Incas, en Perú, con una cantidad de pueblos y sitios arqueológicos, es un imperativo para el visitante. Pero a todo el recorrido por un pasado de esplendor, se le debe agregar el conocimiento del presente de los pueblos andinos. Por esto, en Pisac, es indispensable conocer el Parque de la Papa, un Área de Patrimonio Biocultural Indígena. Allí, a más de 3000 metros sobre el nivel del mar, 5 comunidades, unidas por sus coincidencias culturales, decidieron trabajar en conjunto – bajo los principios andinos de dualidad, reciprocidad y equilibrio – con un objetivo prioritario: la conservación de la papa.

Estas mujeres y hombres, descendientes de aquellos que construyeron la maravilla arquitectónica de Machu Pichu, ponen en práctica, en su vida diaria, conocimientos ancestrales cuando cultivan sus granos y tubérculos, cuando tejen sus prendas de vestir, cuando evalúan las propiedades medicinales de una planta y cuando ofrendan a la Pachamama, cada 30 de mayo, día en que se festeja la papa nativa para que su espíritu se quede entre nosotros y podamos disfrutar – todos – de sus bondades.

 

Adaptar para preservar

El Parque de la Papa se clasifica en 3 pisos ecológicos. En la parte baja se cultivan cereales; en la parte media, los tubérculos parientes de la papa; en la parte alta, se cultivan las papas. De esa última parte, en la más alta están las papas para chuño y moraya; en la más baja, las papas arenosas.

Para preservar las 1345 variedades de papas que existen en el Parque de la Papa, un grupo de mujeres y hombres han sumado a sus conocimientos milenarios – se calcula que la papa tiene unos 5000 años de domesticación – una capacitación científica. Ellos son los Papa Arariwa o Guardianes de la Papa.

Actualmente están realizando una investigación, apoyados por el Centro Internacional de la Papa, con sede en Lima. “Cualquier profesional o institución que venga aquí queremos que esté de acuerdo con nuestros conocimientos ancestrales. Nosotros sabemos los tiempos de siembra, los tiempos de cosecha, sabemos cómo cultivar desde el tiempo de nuestros abuelos. A veces, los estudios científicos no coinciden con la realidad, lo que trabajamos nosotros, eso sí coincide. Nuestros conocimientos y los conocimientos modernos deben ir juntos para hacer esta investigación. Así sale mucho mejor”, sostuvo Aniceto Ccoyo, uno de los paparariwa.

La investigación se relaciona con el cambio climático y la consecuente necesidad de adaptar la papa a nuevas situaciones.

“Nosotros tenemos que adaptar la papa. No podemos subir a los 4650 metros. Ahora, cada 100 metros, estamos sembrando, desde los 4050 a 4450 metros, unas pequeñas parcelas. Ya hace 4 años que estamos haciendo esta investigación y encontramos que las plagas también suben, por ejemplo el gorgojo; así vamos sabiendo cómo es la producción en distintas alturas. También estamos testeando la papa híbrida o mejorada. ¿Qué variedades pueden resistir? De las 1300, fracasarán 10 o 20, pero las demás resistirán”, explicó Lino Mamani, otro de los técnicos.

El calentamiento global ha hecho que las lluvias y las heladas disminuyan. “Nuestra misión es conservar las variedades para el futuro”, puntualizó Lino. Para esto tienen una reserva genética de semillas. “Primeramente, las papas se propagaban mediante tubérculo y esto puede tener una duración de un año, pero ahora estamos obteniendo las semillas botánicas, que pueden durar 10, 15 o 100 años. De esta manera aseguramos la continuidad de la planta”, amplió.

“Con este cambio climático, la helada puede matar el tubérculo, pero si nosotros tenemos asegurada la semilla, pase lo que pase, podemos seguir cultivando”, agregó Aniceto.

Orgullosos de este logro tan importante, los Guardianes de la Papa insistieron: “Esto no sólo lo hacen los profesionales, también nosotros, los técnicos, es decir que el conocimiento va a quedar en nosotros mismos. Porque si contratamos a otros profesionales para que hagan este trabajo, ellos no van a vivir todo el tiempo acá, pero nosotros sí, entonces nosotros podremos transferir este conocimiento a nuestros hijos, a nuestros vecinos. Los profesionales pueden estar unas semanas y se van, por eso nosotros, los propios agricultores nos estamos involucrando en esta investigación. Así vamos a seguir fortaleciendo nuestros conocimientos”.

En síntesis, metodologías y conocimientos científicos se vinculan con conocimientos tradicionales para hacer frente al cambio climático. Asimismo, se asegura la soberanía alimentaria y la autodeterminación de los pueblos indígenas sobre su patrimonio de agrobiodiversidad.

Obtenida la semilla botánica, ahora están capacitándose sobre polinización: cruzada de las variedades existentes en busca de tipos más resistentes y autopolinización entre la misma variedad.

Otro peligro para los productos alimenticios es el ingreso de los organismos genéticamente modificados, por eso Lino Mamani aclaró: “Nosotros también cuidamos que no ingresen papas transgénicas”. Este colectivo forma parte de los grupos y pueblos que luchan por la seguridad y la soberanía alimentaria, integrando la Vía Campesina.

En correspondencia con el principio andino de la dualidad, en el grupo Papa Arariwa también intervienen las mujeres. Rosa Illasuta explicó: “No sólo los varones trabajan con la papa, siempre estamos involucradas las mujeres en todas las etapas, la siembra, la cosecha”.

Muchas mujeres participan de las labores de la chacra, ya que – como en muchos otros lugares – algunos hombres parten a la ciudad en busca de mejores ingresos. Lo que sí es exclusividad de las mujeres, es la cocina, por eso Anselma – otra paparariwa – de la comunidad de Amaru, señaló: “Las papas se clasifican en 4; unas son para sancochar en agua y comer con queso, ají, son papas arenosas; otras son para pelar, para sopas, frituras; otra variedad es especialmente para el proceso de chuño y otra para hacer moraya, que se pueden consumir recién cuando están procesadas”.

Moraya es una papa que se vuelve blanca como resultado de un proceso que incluye deshidratación y secado por congelamiento, antes de ser almacenada. El chuño es otra papa que es secada por congelamiento y procesada de un modo similar a la moraya, pero su pulpa se mantiene negra.

En el Parque de la Papa no sólo se preserva este tubérculo, también están empeñados en recuperar y preservar conocimientos textiles, medicinales, culinarios; además, el interés que en el mundo entero se ha despertado por el turismo comunitario, los condujo a organizarse para ser ellos mismos los guías de los turistas que llegan al lugar. (Continuará)

 

Foto: Rosa y Anselma junto a Lino Mamani, de fondo el paisaje del Parque de la Papa.

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