Desgranando alimento y cultura

La defensa del maíz nativo mexicano. Nacido en Oaxaca, el maíz se difundió a todo el mundo. Su domesticación se remonta a 8 mil años de antigüedad. Cultivado en la milpa junto a otros varios productos, no sólo es la base de la alimentación del pueblo mexicano, sino también símbolo de resistencia contra los granos transgénicos.

 

La palabra maíz proviene del vocablo “mahis”, de la lengua taína, y significa “lo que sustenta la vida”. Tan importante es el maíz para los pueblos parientes y descendientes de los mayas (actuales mexicanos y guatemaltecos) que forma parte de la tradición oral, de los mitos y ritos, de cuentos y leyendas. Dice el Popol Vuh: “De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne, de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre, únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados”. El maíz es parte de la historia de la humanidad y, también, su futuro.

Las semillas del maíz se han aclimatado/domesticado a través de los siglos; son el resultado del trabajo de muchas generaciones. Las comunidades indígenas conservan distintas variedades de maíz: unas para altura, otras para zona templada, otras para zona caliente, algunas de larga o corta duración. Es decir que la pericia de hombres y mujeres logró desarrollar una estrategia para la autosuficiencia alimentaria. Los transgénicos y los insecticidas destruyen esta riqueza y enferman a las personas: los campos se transforman en desiertos y la gente sufre de diabetes, hipertensión, exceso de peso, cáncer.

En el 2001, a raíz de una investigación realizada por la Universidad de Berckley, se encontraron, en la región de Oaxaca, mazorcas contaminadas por variedades genéticamente modificadas, a pesar de que ese cultivo está prohibido allí. A partir de entonces se inició una campaña de resistencia a los transgénicos en todo México. Se logró la creación del Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo y como símbolo de que esta defensa será perdurable, se declaró 2014-2024 la Década en Defensa del Maíz Nativo y de los Pueblos Indígenas y Campesinos de México.

Cultura y cultivo están indisolublemente unidos en las comunidades originarias de México: sus formas de organización política y social están estrechamente vinculadas al cultivo del maíz. En la milpa, palabra nahualt que significa “lo que se siembra encima de la parcela”, se cultiva frijol, calabaza, chile, quelites, maíz en todas sus variedades. Gracias a lo producido en ella, los servidores comunitarios, que se renuevan anualmente, prestan su servicio de manera gratuita. O sea que la milpa da cohesión y sustento a toda la comunidad.

Oaxaca, el área de mayor variedad del maíz, es también región de gran diversidad cultural: allí se hablan muchísimas lenguas y se autogestionan de forma comunal una cantidad de pueblos, sin comparación en el resto de América.

También las mujeres están presentes en esta historia de trabajo y resistencia; la activista en defensa del maíz, Juana Vázquez, de la comunidad de Yalalag, resume sencillamente esta historia de siglos: “Sembramos para asegurar la alimentación de la familia”.

El trabajo perseverante y paciente de todos los hombres y mujeres de maíz les permite asegurar que “el maíz morirá el día que muera el sol”.

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