Isleños: clave en la recuperación del territorio

Observatorio de los humedales II. El impacto provocado por el intento de construir con la lógica urbana impide que la naturaleza se autorregenere en tiempos humanos. Zona de conformación de nuevas islas: un sistema frágil. Relación entre inundaciones mortales y las formas irracionales de ocupar el humedal.

Para desurbanizar la vida de unos, no es necesario destruir la vida de otros. Sin embargo, quienes proyectaron colony park, se sintieron con derecho a generar modificaciones de tal magnitud en ese territorio que “el impacto generado es de carácter irreversible, porque la naturaleza por sí sola, en tiempos humanos, no podrá volver al estado en que estaba”. Así explicó la dimensión del daño el Lic. Gerónimo Valle, quien durante dos años estuvo realizando muestreos de vegetación en la zona arrasada por colony y en zonas aledañas no alteradas, para llegar a esa conclusión.

Gerónimo insistió en que es importante destacar que “el daño es irreversible para que no vuelva a ocurrir algo como esto”.

Si bien en muchas zonas del Delta se fueron desarrollando actividades que dieron como resultado un neo-ecosistema (concepto desarrollado por Fabio Kalesnik), “el bosque, aún con especies foráneas, no dejó de tener una función ecosistémica importante”. Esto, en la zona del Anguilas, se ha quebrado: se alteraron los suelos; se generó un monocultivo, producto de la incorporación de bancos de semillas del refulado; se alteraron los drenajes naturales; cambió el equilibrio físico-químico; etc., etc.

Hubo, asimismo, un impacto social: “Los isleños fueron expulsados, algunos murieron de depresión”.

 

Humedal: bien patrimonial

Para preservar este sistema tan frágil, isleños, científicos, agrupaciones ambientalistas han dado origen al Observatorio de Humedales Delta. “Para nosotros hay que preservar primero el frente de avance de las islas con la formación de un parque nacional. Luego ir avanzando. Por supuesto, reforzar la Reserva de Biosfera, anexar tierras, conservar los pocos relictos de monte blanco que quedan”.

Dado el nivel de perturbación generado por los desarrolladores de colony park, es necesario poner en práctica un plan de remediación. “Los isleños deben ser parte clave del plan, acompañados por una comisión interdisciplinaria de científicos. No puede ser una consultora ni una empresa privada los que se encarguen de esto”.

La lógica de las empresas privadas y los profesionales que ellas pagan, está atada a intereses económicos y estéticas absolutamente opuestos a la sustentabilidad de la vida: los humedales son bienes patrimoniales de la sociedad actual y de las generaciones futuras; pueden ser habitados sólo con técnicas que respeten la hidromorfología del lugar. “Es totalmente mentirosa la publicidad que dice ‘vení a vivir en la naturaleza’, porque lo que hicieron fue destruir el humedal. Por eso también estamos luchando para que se dicte una ley de humedales que respete el ambiente”.

El hostigamiento que han sufrido los isleños que vivían y trabajaban en la zona del Anguilas, así como el arrasamiento de toda esa zona de islas, puede ser desconocido por la mayoría de los argentinos. Pero recordar que las inundaciones sufridas en los últimos años fueron provocadas por una forma de ocupación de la tierra absolutamente irracional, ya no puede ser ocultado ni desconocido. Funcionarios municipales, provinciales, nacionales y el poder judicial han sido cómplices de empresarios inescrupulosos. 17 millones de personas que habitan la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires no sólo pueden seguir sufriendo inundaciones mortales, pueden, también, quedarse sin agua potable. Detener la destrucción del ambiente debe ser interés de todos los ciudadanos.

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