La planta de los primeros auxilios

Para los humanos y también para los animales. “El médico en maceta”, llamó Cristóbal Colón al aloe; en el escudo de la escuela de veterinarios británicos, aparece la imagen de esta planta.

 

En zonas rocosas y áridas, especialmente cálidas, entre 600 y 1800 metros de altitud crece, espontáneamente, el aloe. Es muy común en África, de donde procede, pero se encuentra también en la zona del Mediterráneo, centro y sur de América, México y sur de Estados Unidos. Existen más de 200 especies, aunque el más conocido entre nosotros es el aloe barbadensis, de grandes propiedades curativas.

Si bien todas las culturas lo han usado para tratar, por ejemplo, heridas y manchas provocadas por el sol, el mundo occidental se ha convencido de sus beneficios gracias al resultado de investigaciones realizadas después de la 2° guerra mundial, que demostraron que sirve para curar quemaduras provocadas por rayos ultravioletas. Muchos aseguran que también cura el cáncer de piel.

Por ser una planta del desierto, conserva el agua que contiene al mismo tiempo que capta la humedad del ambiente. Esta propiedad la hace apta para la hidratación de la piel. Sus nutrientes naturales estimulan la reproducción de nuevas células, por lo cual evita las arrugas prematuras; se puede usar como filtro solar y también para el tratamiento del acné.

Aunque se pueden comprar muchos productos elaborados con aloe, lo ideal es tener una planta en el hogar. Su resistencia la hace apta para el cultivo directo en tierra o en maceta. El mejor suelo es aquel con ph ligeramente alcalino, ya que el terreno ácido demorará el crecimiento. La temperatura ideal ronda entre 20 y 25 grados, es decir que hay que cuidarla del frío. Además, ¡ojo con el exceso de agua!

Para un buen mantenimiento, utilice para su riego – cuando sea necesario – el agua fría donde se haya hervido verduras (los vegetales cocidos han dejado minerales y vitaminas en el agua); para prevenir el ataque de parásitos, coloque fósforos boca abajo clavados en la tierra (el azufre que contiene destruye los parásitos sin perjudicar la planta).

Entre las múltiples sustancias que componen a esta maravillosa planta, se encuentran el germanio y el acemanano.

El primero es un mineral poco conocido que se encuentra en la corteza terrestre, en los depósitos de carbón, en algunas plantas fosilizadas y en el ginseng, el ajo y el aloe vera. Tiene la capacidad de estimular los impulsos eléctricos a nivel celular, como consecuencia: estimula el sistema inmunológico, favorece la eliminación de toxinas, potencia el flujo sanguíneo, aumenta la capacidad mental.

El acemanano es un azúcar capaz de interactuar con el sistema inmunitario; es un potente estimulador de glóbulos blancos; tiene efectos sumamente benéficos en el aparato digestivo. Posee una notable capacidad reguladora de todos los procesos dañados en el organismo. Protege la médula espinal de los daños provocados por algunas drogas tóxico-químicas (como el AZT que se usa en la cura del VIH/SIDA).

Si no tiene una planta de aloe, estos son suficientes motivos para salir a comprar una.

El aloe también es utilizado en veterinaria. Según el caso se usa la pulpa o gel que se encuentra en el interior de la hoja; en otros casos, se utiliza jugo de aloe.

Al preparar el jugo se debe pasar el gel (la carne o pulpa interna que tiene la hoja) por el chorro de agua de la canilla. De esta forma se elimina el acíbar, una sustancia sumamente purgante que puede, por lo tanto, provocar fuertes dolores abdominales y en las hembras preñadas puede causar el aborto. En uso externo no hay problemas porque el acíbar actúa como desinfectante.

El jugo, en algunos casos mezclado con agua y en otros, puro, se recomienda para combatir la  desnutrición,  la picazón producida por las pulgas, la artritis, tumores, infecciones de oídos, la sarna (se fricciona también el cuerpo del animal con el gel dos veces por día); para perros irascibles o hiperactivos (además del jugo, se le puede dar te de valeriana o manzanilla). Las bolas de pelo que suelen afectar a los gatos también se tratan con jugo de aloe.

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