Recuperar la armonía en una sesión de Reiki

Canal abierto a la energía universal. Método sanador redescubierto por Mikao Usui. Equilibra el cuerpo físico, la mente y el espíritu.

 

        En cada ser vivo existe una energía vital; si esa energía circula, ese ser estará armonizado; si esa energía queda estancada en algún lugar, entonces comienzan los malestares y la enfermedad.

        Desde tiempos ancestrales, todas las culturas han utilizado la imposición de manos para recuperar la salud. En Oriente, una de esas prácticas sanadoras ha sido el Reiki, cuyo origen explicó Gracia Musfeldt: “El maestro Mikao Usui recibió 5 símbolos sagrados después de 21 días de meditación y ayuno en el monte Kurama, en Kyoto. Él reorganizó el método porque ya había visto esta simbología sagrada en un libro tibetano de 5 mil años”. Al bajar del monte, Mikao se tropezó con una piedra y se lastimó una pierna, colocó sus manos allí y se autocuró: una energía vital había ingresado en él a través de un canal abierto en su coronilla.

        “La energía se transmite a través de unos chakras que están en la palma de las manos. Todas las manos curan, las manos del padre Mario, las manos de Jesús, las manos de una madre que, ante un golpe de su hijo, pasa sus manos y dice ‘sana, sana, colita de rana’ porque la madre puso todo su amor y energía allí”.

        Gracia, que es master Usui y Karuna, aclaró que “el reikista no pasa su propia energía, sino energía pura, que se recibe a través de un canal abierto por donde pasa la energía universal”.

 

Relajación profunda

        La enfermedad puede definirse como la falta de armonía, entonces “cuando se armoniza a la persona, cuando la energía vuelve a circular, la enfermedad ya no tiene cabida”.

        Para detectar los cortes de energía, el reikista pasa sus manos sobre el paciente de la cabeza a los pies, “de esa manera, que es una especie de escaneo, se percibe el malestar. A lo largo del tratamiento se van haciendo varios biozen – escaneos – para ver cómo se va distribuyendo armónicamente la energía”.

        Durante la sesión se entra en una relajación profunda, lo que permite que la energía llegue a rincones donde comúnmente no llega; se relajan sentimientos, pensamientos, el cuerpo físico.

        Los aromas agradables y los sonidos delicados acompañan el trabajo del reikista.

 

Sonidos que curan

        La repetición constante de un sonido – mantra u oración religiosa – genera un efecto de desintoxicación de la mente. “Con la repetición todo el sistema físico baja sus decibeles y así descansa. Es bueno aprender a meditar, que quiere decir ‘no pensar’. La repetición libera la mente y, a veces, se logra llegar a una gran introspección”.

        “Está comprobado científicamente que los sonidos influyen sobre el sistema nervioso, por ejemplo si se pone a una persona a escuchar heavy metal y a otra, una música tranquila y se les hace un electroencefalograma, el del primero va a dar totalmente disparatado y el segundo, no”. Es decir, así como hay sonidos que curan; otros, enferman.

        Estar atento al ritmo respiratorio o recibir el baño sonoro de los cuencos tibetanos pone al paciente en armonía con el ritmo cósmico.

 

Se pide o se acepta

        Una sesión de Reiki siempre hace bien porque renueva la energía. Pero muchas personas llegan a esta terapia después de haber transitado por diversos consultorios: “A personas que se sienten mal, aunque en los análisis, radiografías y tomografías no les sale nada o que ya están cansadas de tomar medicamentos que les curan una cosa y les enferman otra, les hace muy bien conectarse con otras cosas”.

        Una regla fundamental del Reiki es que “se pide o se acepta, es para cualquiera que lo quiera recibir”. En este sentido, Gracia aclaró que, si bien se puede enviar Reiki a distancia, “no se debe hacer porque es interferir en el libre albedrío de la persona”.

        En el caso de los niños, “si los padres consideran que necesita Reiki, se le puede pasar, si no, no, porque el niño no puede decidir”.

        “Es un buen acompañamiento para pacientes graves o terminales porque alivia la parte espiritual y mental. Incluso hay gente que logró revertir su enfermedad”.

        Para dejar de ver la vida oscura y encontrar el propio color de la sanación, el Reiki espera que cada persona toque a su puerta.

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