Mujeres de Amor, de Pasión, de Revolución

Una obra de revisionismo histórico y homenaje a las luchadoras argentinas. Grupo teatral Mujeres de la Tierra; dirección y dramaturgia, Jorge Córdoba. La obra circula por espacios no convencionales como bibliotecas, clubes barriales, sindicatos. El 20 de marzo, a las 21hs., estarán en el Suteba de San Fernando, 3 de Febrero 826, entrada libre y gratuita, salida a la gorra. En abril, se presentarán en el Ecunhi. Para solicitar funciones, mujeres.delatierra@yahoo.com.ar

 

Que la historia, la vida toda, es construida entre hombres y mujeres, es tan claro como el agua; sin embargo, de manera casi permanente, hay que recordar que las mujeres están presentes. Con este objetivo, el grupo teatral Mujeres de la Tierra (conformado por Natalia Porion, Paola Giammaglichella, María Laura Gómez, Marcela Heinrich, Nuria Maidana, Violeta Pugliese), con la dirección de Jorge Córdoba, han puesto en escena Mujeres de Amor, de Pasión, de Revolución.

“La obra es de revisionismo histórico, porque la historia oficial ha borrado a las mujeres. Cuando Jorge nos hizo la propuesta, comenzamos a investigar y encontramos muchísimas”, dijo Nuria, que es la gringa, la tana y Julieta Lanteri. La dramaturgia también es de Córdoba.

Todas las actrices pasaron por todos los personajes y fue finalmente el director quien adjudicó los papeles. “Todas nos enamoramos del personaje que nos tocó, coincidimos con la elección del director. Mucho tiempo después conseguimos fotos y hasta alguna se parece a su personaje, pasó con Marcela que hace a Virginia Bolten”, contó entusiasmada Nuria.

 

Teatro y música

El telón no se levanta, algo más potente sucede: el canto de seis mujeres atrae a los espectadores que se irán sorprendiendo con los personajes, los coros, las poesías.

“No sólo hay una reivindicación de la mujer, también hay una reivindicación del sujeto social que peleó por la emancipación, por la paz, por el bienestar. Todas estas mujeres pensaban y por eso, justamente, se las ningunea”, sostuvo el autor.

La obra comienza por la invasión europea al continente americano; el dolor, la tristeza y la destrucción se hacen presentes en el Requiem a la Civilización Incaica, del inolvidable grupo La Fuente. “Mientras las piedras absorbían toda la tristeza” golpetea como un cincel.

La figura de Juana Azurduy (Natalia Porion) se desplaza decidida por la escena, acompañada por los versos de la canción lanzada a la fama por Mercedes Sosa. “No hay otro capitán más valiente que tú”.

“¿Será cierto lo que se rumorea por ahí?” se pregunta Guadalupe Cuenca (María Laura Gómez), asombrada por el silencio de su esposo. “Ella no sólo manifiesta en sus cartas el amor por Mariano Moreno, también le cuenta lo que está haciendo la contra-revolución, cómo fulano o mengano se venden al poder burgués. Es decir que son cartas de amor y de política”, dijo Córdoba. ¿Hubiera aceptado Guadalupe que en el día de la mujer le regalaran flores o bombones?

Martina Chapanay (Paola Giammaglichella), ausente de los libros de historia, tiene una vida interesantísima, que la interpretación de Paola alienta a conocer. Seguramente, a partir de esta obra, serán muchos más los que se acerquen a saludar a las actrices y les digan “esto no lo sabía, voy a investigar”, como contó Nuria, a quien le encanta decir que “si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia”.

Los personajes se van sucediendo y la música acompaña. “La música sirve de afianzamiento de lo que dice el texto”, explicó el director, “tenemos actrices que cantan muy bien, los arreglos corales, hechos por Diego Castillo, salieron muy bien”. Efectivamente, ésta es una de las sorpresas que tiene la obra. Actuando o cantando, estas mujeres se lucen y, aunque el público está siempre al borde del aplauso, la emoción que circula durante todo el espectáculo, evita que se rompa el clima. “Adoptamos la forma de teatro circular para que el público esté cerca. Para nosotros el teatro es como una ceremonia y queremos que todos se sientan partícipes de ella”. Y lo logran, pues cuando las mujeres  del pueblo alzan sus banderas y sus cánticos revolucionarios, varias espectadoras se hubieran ido con ellas.

Otro logro del director fue la incorporación de una escena sainetera, emparentando a Mujeres de Amor, de Pasión, de Revolución con lo mejor del teatro nacional. “Es un género que me encanta. A partir de un hecho real, una huelga de inquilinos, donde participaron muchas mujeres, armé esa escena. Mezclamos algunas cosas, como la participación de Virginia Bolten”. Si no estuvo, con seguridad le hubiera gustado participar, porque allí donde había lucha social, la Bolten se hacía presente. Fue la fundadora del periódico La Voz de la Mujer, que tenía una consigna terminante: Ni Dios, ni patrón, ni marido.

Por el escenario también pasan Julieta Lanteri y Cecilia Grierson y anónimas mujeres del pueblo. ¿Falta Evita? “No se podía hablar de las mujeres de la historia argentina y no poner a Eva, pero buscamos la sutileza, no queríamos caer en presentar a Eva que ya es algo bastante trabajado”, explicó Nuria; por su parte, el dramaturgo agregó: “En un momento tomamos una decisión, no aparece su figura, pero, para nosotros, está en cada uno de los demás personajes. Julieta Danteri deja una bandera (la lucha por el voto femenino) que luego retoma Eva; con Bolten pasó lo mismo; el amor de Guadalupe Cuenca por Moreno lo tiene Evita por Perón. En el final, una de las actrices grita ‘Evita, la más grande’, con ese cierre estamos haciendo el homenaje debido”.

La obra no es panfletaria, ya que la intención fue “ponerle arte y poesía a las ideas”, objetivo que han logrado.

Como representante del grupo Mujeres de la Tierra, Nuria destacó que “ésta es nuestra manera de seguir luchando, porque queremos dejar a nuestros hijos un país donde puedan vivir en libertad”. Quien quiera oír, que oiga.

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