“No puedo ver a mi nieta y el asesino de mi hija sigue prófugo”

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Familia de Tigre víctima de la red de trata de personas

En el 2003, cuando tenía 16 años, Dana Pecci cayó en una red de trata de personas de Olavarría. Su mamá Adriana Gordó de Rivas, vecina de Dique Luján, la buscó incansablemente hasta que Dana logró escaparse y regresó a su casa. Pero la historia de terror continuó porque la joven fue nuevamente secuestrada, dio a luz una nena y, cuando se disponía a abandonar su cautiverio, fue asesinada por su secuestrador que fue juzgado y condenado a once años de prisión por homicidio simple. Adriana Gordó hizo todo lo que una madre desesperada tiene a su alcance: realizar las denuncias, buscar ayuda en distintos organismos públicos y en asociaciones civiles, y enfrentarse a la poderosa trama de connivencia e impunidad que todo indica que existe entre la justicia, la policía, las redes de trata y el narcotráfico en Olavarría y alrededores, lo cual le valió recibir sucesivas amenazas de muerte. Adriana Gordó continúa hoy peleando por la restitución de su nieta de seis años que se encuentra bajo la guarda del hijo del asesino de Dana. Los jueces se excusan y la causa sigue paralizada. Un caso de injusticia que deja al descubierto los alcances de las redes de trata implicando la apropiación “legal” de los hijos de las víctimas por parte de los mismos secuestradores.

 

Dana estaba cursando la secundaria y junto con una amiga de Lomas del Mirador, en una travesura de adolescentes, deciden viajar a Olavarría para ir a buscar a un joven que habían conocido en el barrio y que de acuerdo a lo que habían podido averiguar vivía en esa ciudad. Haciendo dedo llegaron hasta un pool en el que solía parar el joven pero no lo encontraron, y los encargados del local comenzaron a inducirlas para que se quedaran, diciéndoles que era tarde para regresar, que Lomas del Mirador estaba lejos y que el pasaje era caro, y así les proponen quedarse allí para trabajar de meseras y atender a los clientes. En ese lapsus la amiga de Dana se escapa del pool y logra huir, y cuando Dana intenta hacer lo mismo la detienen, le dicen que van a hacer un llamado y luego aparece un hombre mayor de unos sesenta años. Este era Pedro Rudecindo Adorno quien le dice que estaba enfermo del corazón y que necesitaba a alguien que lo ayudara con la toma de las pastillas. De esta manera le ofrece a Dana pagarle un sueldo por unos días, y le dice que después podía volver a su casa. Dana aceptó y cuando llega a la casa de este hombre observa que había otras tres chicas más. Entonces Dana le pregunta: “¿no es que estabas solo?” y Adorno le responde: “…nena, acá fuiste, ahora te quedas acá y vas a atender a los tipos que vengan”.

Ante la desaparición de Dana, su mamá hizo la denuncia en la Comisaría de Lomas del Mirador y con la ayuda de la policía la buscaron en distintos lugares. La amiga de Dana, que había logrado escapar, se negó a hablar e inesperadamente la familia se mudó del barrio. Adriana Gordó publica la búsqueda de su hija en Canal 26 y los secuestradores al ver el aviso obligan a Dana a llamar a su mamá por teléfono para decirle que no la buscara más y que ella estaba bien. Ante la insistencia de su madre para que le dijera adónde estaba, Dana cortó la llamada y no volvió a llamar. Al mes de este episodio, Dana puede escapar y llega hasta la casa de una amiga de su madre. Estaba en un estado deplorable y vistiendo prendas inapropiadas. Dana mencionaba a un tal Pedro y a Fernando, el hijo de aquel, que era el que llevaba policías amigos para estar con las chicas. Con estos pocos datos y con ayuda de un oficial de inteligencia, Adriana Gordó pudo averiguar el lugar y el nombre de las personas que habían secuestrado a su hija. Su decisión fue ir a Olavarría y hacer la denuncia pero Dana se opuso. “¿Que querés que terminemos las dos muertas en una zanja? Ellos tienen mucho poder, manejan todo Olavarría”, decía Dana.

El relato de Dana sobre sus meses de cautiverio era realmente escalofriante. “Para despertarla le daban un polvito blanco, y Dana decía: “me ponía como loca y no sabía lo que hacía” y para hacerme dormir me daban esto – porque lo tenía todavía con ella -, era Lexotanil de 6 mg. Las drogaban y las dopaban porque sino podían escaparse, lo mismo hacían con las otras tres chicas”, detalla Adriana Gordó.

 

“Los proxenetas no permiten que se les escape una chica”

Entonces no hicieron la denuncia y te quedaste con Dana ¿Qué pasó después? – “El tema es que a Dana le faltaba la droga. La hicieron adicta y no podía tolerar la abstinencia. Empezó a hacer lío y se quería cortar. La llevé ante una Juez de Menores y me dijeron que la internara en un neuropsiquiátrico porque tenía miedo de que se matara. Así fue que decidimos internarla en la Clínica Santa Clara de San Martín y un día una psicóloga me dice que un tal Pedro Rudecindo Adorno la estaba llamando y que quería hacerse cargo de Dana. Yo le dije: “ni se te ocurra, Dana está acá por culpa de él, él la secuestró”. Lo que pasa es que los proxenetas no permiten que se les escape una chica, por eso la buscó”.

¿Cómo seguía el estado de Dana? – “Dana estaba contenida pero quería salir de la clínica y se ponía agresiva. Una compañera se había suicidado y Dana la encontró y se puso muy mal. Entonces la psicóloga me dice que la saque de allí, pero yo no sabía adónde llevarla. Un día voy a visitar a Dana y me dicen que no estaba más allí, que le habían pedido un traslado, y pregunto adónde…y me dicen que no sabían, y que me dirija al Juzgado de Menores. La psicóloga tampoco estaba. Y no podía encontrar al Juzgado, porque supuestamente se había trasladado. Tuve que llamar a la Asesoría de Menores de la Nación y ellos pudieron averiguar adónde estaba la causa de Dana. Cuando voy al Juzgado la causa estaba archivada”.

¿Pero Dana estaba desaparecida? – “Sí. Fui a Missing Children para buscar a Dana y tuvieron que desarchivar la causa. En el expediente decía “madre desaparecida”, sin embargo abajo en la hoja estaba mi número de teléfono. Todo era muy raro y como Dana pasa a ser mayor de edad, en el Juzgado me dicen que ya no tenían competencia sobre la causa. Entonces publiqué la búsqueda de Dana en Viva avisos, en Internet y una persona de México me contacta y me dice que tal vez Dana habría caído en una red de trata. Hasta ese momento no sabía qué era una red de trata. Luego una persona me contacta con la “Casa del Encuentro” y empiezo a participar de las marchas, salgo en TV con la foto de Dana y comienzo a enterarme de otros casos”.

 

“Me llama una periodista y me dice que mi hija estaba muerta, pero me dice ‘tenés una nieta’”

¿Enterarte de otros casos te sirvió para encontrar pistas en la búsqueda? – “Sí, claro. Así fue que en octubre de 2008 cuando Dana hubiera cumplido 21 años, me llama una periodista del “Popular de Olavarría” y me dice que mi hija estaba muerta, pero me dice: “tenés una nieta” (Dana había fallecido hacía un año). Con esta información nos vamos a Olavarría y hacemos una denuncia contra Pedro y el hijo, Fernando. Estábamos declarando y entra un policía y dice: “¿qué? ¿están hablando de la nena del viejo?… la tiene Fernando”. Hablaban con mucha familiaridad. Se conocían”.

¿El padre de la nena supuestamente es Pedro? – “En la partida de nacimiento figura como padre Pedro Rudecindo Adorno pero en el Juzgado de Ejecución, Pedro declara que él no es el padre biológico y que le había dado su apellido a la nena en un “acto de altruismo” como también lo había hecho con tres bebes más, de las otras tres chicas secuestradas. Yo quisiera saber adónde las enterró y quiénes tienen a esos bebes ahora”.

¿Y la nena está con Pedro Fernando Adorno? – “La jueza María Cristina Beaucamp le entregó mi nieta en guarda a Pedro Fernando Adorno y a su esposa. Yo pedí la tutela y ellas también la pidieron. La causa sigue pero la primera jueza, Beuacamp, se declaró incompetente y se la pasó a la jueza María Inés Germino que declaró que yo la acosaba y se apartó de la causa. Ahora la causa está sin juez y pasó a la Cámara de Apelaciones de Azul. Parece que la causa quema, nadie se quiere hacer cargo. También pedí un Amparo y un Habeas Corpus a favor de mi nieta porque acá recibí amenazas de que me iban a quemar la casa, que me iban a matar a mi hijo, a mí y a mi nieta “que era hija de una putita que bien muerta estaba”. Me siguen persiguiendo… No puedo ver a mi nieta y el asesino de mi hija sigue prófugo (ver cuadro “La muerte de Dana”).

¿Recibiste apoyo político en la búsqueda de tu nieta? – “La ex Diputada Fernanda Gil Lozano ha expuesto su vida acompañándome en este caso desde el principio. Después hablé con Sergio Massa, y me dijo que le mandara un mail y que él se lo iba a reenviar a Eseverry (Intendente de Olavarría), pero no recibí respuestas. Sí me están ayudando en la Procuración General de La Plata que están pidiendo informes permanentemente y en la Defensoría del Pueblo de La Plata donde el Defensor me dijo: “no sabe los problemas que tenemos con Azul, Olavarria y Tandil. Es una impunidad total. Es toda una connivencia”.

 

La muerte de Dana

Adriana Gordó pudo reconstruir los últimos momentos de la vida de su hija a través del testimonio de una enfermera del Hospital San Roque de Gonnet adonde Dana llegó herida. El 16 de noviembre de 2007, Dana Pecci le plantea a su secuestrador Pedro Rudecindo Adorno que se quería ir con su mamá ante lo cual aquel no se opone, y al otro día Pedro la lleva en el auto pero Dana se da cuenta que la estaba llevando hacia otro lado. Pedro para el auto a un costado de la ruta y le dice que se baje. Dana pensaba que la iba a dejar en la ruta, pero cuando va a buscar a la nena observa que Pedro sacaba un arma de la guantera. Dana corre hacia el campo y se cae. Pedro le dispara y pensando que la había matado la arrastra hacia la ruta, y la pone sobre el pavimento. Un médico que circulaba por la ruta encuentra a Dana, llama a la policía y una ambulancia la lleva al hospital.

Según Adriana Gordó las circunstancias que rodean la muerte de Dana en el hospital, en donde Dana estuvo casi dos días con vida, generan muchas dudas. El informe judicial decía que Dana había recibido seis disparos de bala en la cabeza mientras que Adriana Gordó observó en las fotos de la autopsia un sólo orificio de bala en el mentón y un golpe en el ojo. Además la enfermera manifestaba que Dana estaba consciente y lúcida. Por otro lado, el empleado de la Fiscalía que tenía que tomarle declaración a Dana se tomó mucho tiempo para hacerlo y cuando llegó al hospital se había olvidado el formulario, y cuando regresó, Dana ya estaba muerta. Asimismo la enfermera con la cual Dana habló nunca fue llamada a declarar. “Para mí la terminaron de rematar ahí mismo en el hospital”, declara Gordó y agrega: “cuando la estaban trasladando Dana decía: “sálveme Doctor que tengo que criar a mi bebé junto con mi mamá, no quiero que se quede con esa gente de mierda. Y la nena se quedó con esa gente de mierda gracias a las autoridades que tenemos”.

Pedro Rudecindo fue juzgado en 2010 por homicidio simple y condenado a once años de prisión. Pidió arresto domiciliario por edad avanzada y se lo otorgaron, y en este momento se encuentra prófugo de la Justicia. A través de una periodista de América 24, Adriana Gordó pudo saber que en mayo del año pasado Adorno inició el trámite de jubilación en ANSES y que en noviembre le salió. Además está cobrando el salario familiar por la hija de Dana y nieta de Gordó.

Para más información sobre el caso buscar en Facebook “Ayúdame a seguir en la memoria de todos”.

 

Datos de la Trata de Personas en nuestro país

Desde que se reglamentó la Ley de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas (26.364) en abril 2008 hasta abril de este año se liberaron 3.099 personas, 2.646 mayores y 453 menores de edad, y en lo que va del primer cuatrimestre de 2012 fueron rescatadas 346 personas, haciendo un promedio de tres por día. De acuerdo a la Fundación María de los Ángeles (Marita Verón), en la Argentina el grupo con mayor riesgo de convertirse en víctima de trata para explotación sexual son las “mujeres y niñas con bajos niveles de escolarización, pertenecientes a grupos familiares numerosos y con necesidades básicas insatisfechas”. Para denunciar delitos de trata de personas, comunicarse a la Oficina de Rescate y Acompañamiento del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (011) 5300-4014 / 5300-4042 o al mail: oficinarescate@jus.gov.ar

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