El importante legado del Astillero Baader

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Historia del Partido de Tigre – Parte LXVII

Después de la construcción inicial del crucero “Limay”, los encargos para el Astillero Baader comenzaron a crecer y, hacia fines de la década del 30, el propio Juan Baader reconocía que estaba al frente del segundo astillero más importante del país. La introducción del innovador diseño de las embarcaciones pensadas para navegar en nuestros ríos.

 

A partir de la construcción del “Limay”, el Ing. Juan Baader decía en su diario: “con ese barco no ganaré un peso pero pondré el astillero en marcha…”. Fue así que al poco tiempo de su apertura, el Astillero Baader realizó la botadura del “Guayna”, la remodelación del “Hilda”, los arreglos del “Itá Carú”, “Why” y “Aymará” y los compromisos de construcción de los cruceros “Traful”, “Elena”, “Octavia” y “Halcón”.

El Astillero Baader también recibió encargos insólitos como el “crucero frigorífico”, que la carnicería “La Negra” le pidió para abastecer con productos frescos a sus clientes isleños. En su libro diario, Baader señalaba con alegría: “son los momentos culminantes de mi astillero, ¡tengo ya más de 20 mil pesos en el banco!”. Había pagado 16.000 por su terreno y luego de haber devuelto hasta el último centavo comenzaba a ver utilidades de su empresa.

El gran salto cualitativo del Astillero se produjo a partir del contrato que obtuvo en 1938 con la Armada para la construcción de un lote de lanchas destinadas a la asistencia de la aviación naval como un buque cisterna y un remolcador, entre otros. La aprobación del trabajo realizado por parte del Ministerio de la Marina le abrió las puertas para otros encargos oficiales como las 35 lanchas veloces que diseñó y construyó para la Policía. Para esos momentos, Juan Baader ya estaba al frente del segundo astillero del país, después de Ortholán, según sus propias palabras.

En la década del 40 el Astillero Baader se encontraba en plena producción de los barcos más importantes de su sello: los de la serie Diana, Súper Diana y Explorador, embarcaciones que aún hoy navegan por las aguas del Delta y que son altamente valorados en virtud de su versatilidad.

Ricardo Baader, hijo menor de Juan, señalaba: “sus diseños eran pensados especialmente para las características de nuestro estuario. Hoy en el río vemos que se impuso el diseño americano, que está pensado para mar abierto. Por eso los fines de semana hay tantos problemas con las olas que levantan los cruceros. Mi padre diseñaba los cascos como se hacían para los ríos europeos. Eran embarcaciones veloces, pero hacían muy poca ola”.

Continúa en el próximo número.

 

Fuentes:

– Di Fiore Jorge, “Historia de la Motonáutica Argentina”, Buenos Aires, 2007.

– Publicación de CACEL, Cámara Argentina de Constructores de Embarcaciones – www.cacel.com.ar

 

Foto: Crucero Limay en la actualidad

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