“Hoy estamos en estado terminal”

Además de estar excluidos del subsidio al transporte, la provincia no paga su deuda. El empresario Cristian Ramaro explicó la situación en que se encuentran las compañías de transporte fluvial. La disminución de la población, la ausencia de dragado, la falta de energía eléctrica, los costos del pasaje conforman una problemática que debe ser atendida integralmente.

Víctor Ramaro fue marinero, luego patrón, posteriormente compró algunas unidades de la Interisleña hasta que en 1985 adquirió la totalidad de la empresa. Así sintetizó su hijo Cristian esta última etapa de la empresa que ahora está a su cargo, antes de pasar a tratar el tema que es eje de esta nota: la situación terminal en que se encuentra el transporte fluvial.

“La tarifa está regulada por el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Hace casi 2 años que no se mueve, al contrario, se retrotrajo y lo que iba a compensar la provincia, no lo compensó. Hasta el día de la fecha, no cumplió con su palabra”, expresó Cristian Ramaro el jueves 28 de diciembre.

Hace un año y medio hubo gran revuelo porque los marineros hicieron paro y los isleros cortaron el río. Cada uno con su reclamo, pusieron en evidencia un problema que afecta al sector isleño: el transporte fluvial quedó fuera del SISTAU por lo cual no recibe los subsidios que permiten (o permitían) tanto a pasajeros como a empresarios tener mejores prestaciones con precios más accesibles.

“En 2016 tuvimos 30% de aumento de paritarias y 24% en 2017; este año más de un 30% de aumento en el combustible y el año pasado similar”, informó Ramaro.

Recordamos que Ricardo Mainetti, delegado regional del Centro de Patrones y Oficiales Fluviales, delegación San Fernando, contó a este medio, en mayo/2016, que en la reunión mantenida en el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, se dijo: “El recorrido que no sirve, sáquenlo”. Esta expresión, que recuerda al tristemente famoso “ramal que para, ramal que cierra” de Menem, ¿se hará realidad este año con nuestras lanchas?”.

 

Se busca compensación

La Asociación de Armadores de Lanchas, cuyo presidente es Cristian Ramaro, está compuesta por 5 empresas: Interisleña, Líneas Delta, León, Jilguero y Pfluger.

“Somos 5 empresas de transporte regular de pasajeros con itinerarios fijos”, señaló Cristian y mencionó que “algunas (empresas) están en convocatoria y las demás estamos en crisis. Cuando es deficitario todo, la más grande se funde más rápido que la más chica, porque la más chica toma alguna medida y puede sostener la empresa un par de meses más”.

Mantener el transporte fluvial es más costoso que el terrestre, entre otras cosas porque “una embarcación, como mínimo, debe llevar dos tripulantes, cuando un colectivo lleva un solo empleado. Además, los costos de combustible también son más caros”.

Según recuerdan los memoriosos, cuando existía la paridad con el dólar uno a uno, el boleto costaba $1, porque era equivalente a 3 litros de gasoil que valía entre 28 y 30 centavos. Si esa paridad se mantuviera, la mayoría de los isleños no podrían viajar, pues desde hace dos años se dispararon los precios de los comestibles, de los servicios, de los medicamentos, del combustible, del dólar, etc., etc. y descendieron abruptamente los sueldos.

“Entendemos que el isleño no puede pagar más”, dijo Ramaro, “pero alguien tiene que compensarnos de alguna forma, por ejemplo recortando los servicios. Seguir con los horarios de hace 50 años, no sirve. O se subsidia el transporte y dejamos los mismos recorridos o se achican y se subvenciona al pasajero. Nosotros estamos abiertos a cualquier situación, no es que queremos plata para llenarnos. La situación es crítica, es terminal en muchos casos”.

Cristian Ramaro sostuvo que “la crisis de las empresas se fue agudizando con el transcurso de los años” ya que: cada vez hay menos población en el Delta y los recorridos siguen siendo los mismos; las lanchas se rompen porque no se retiran los troncos; a algunas zonas es muy difícil llegar porque no se dragan los ríos; si el boleto aumenta – y también los servicios turísticos que se ofrecen en las islas – los turistas disminuyen, etc.

“Hay menos pasajeros. El turismo es menor. Una cosa es que se llene Tigre y otra cosa es la gente que va al Delta. Es más caro ir al Delta que a Mar del Plata”.

¿Se puede llamar turista al tipo que viene al Paseo Victorica a comerse un sanguchito casero? Es hora de sinceramientos.

El entrevistado comentó que personas que desconocen la realidad isleña, toman decisiones operando con la lógica citadina: “Hago una plaza en 3 de Febrero porque ahí me votan 2 millones de tipos”.

La provincia de Buenos Aires se había comprometido, a principios de 2017, a pagar lo que adeudaba. “Hasta el día de la fecha no pagaron nada”.

 

Futuro negro

Efectivamente el mundo isleño se ha modificado, entonces hay que prestar atención a las necesidades de sus actuales pobladores.

Se está reclamando una lancha a las 23 hs. – “Los horarios los tiene que autorizar transporte de la provincia de Buenos Aires. Vinieron a fiscalizar en invierno después de las 21 horas y la estación fluvial está vacía. El reclamo de la gente puede ser real, pero si no compensan económicamente el horario de las 8 de la mañana, a las 23 horas nadie pone la plata y una empresa no va a poner un servicio que es deficitario”.

Los usuarios comentan sobre deficiencias en el mantenimiento – “Las lanchas están mantenidas, tienen certificación de navegación. Hay inspecciones ordinarias en seco o a flote, en los dos últimos años hay controles más rigurosos con inspecciones de prefectura que se suben antes de salir del puerto. La seguridad se está cubriendo. Obviamente son lanchas de 60 años de antigüedad. Además el deterioro es general: no dragan los ríos, no levantan los troncos, no trabaja más hidráulica”.

Ramaro informó que su empresa tiene talleres y astillero propio, pero la mano de obra especializada también se va terminando.

Las lanchas que tenés son históricas, ¿si comprás otras, qué harías con las viejas? – “Yo vendería la empresa. Hoy no hay público. El futuro es muy negro”.

Ya más calmo, dijo: “Las lanchas son de mi propiedad, no fueron declaradas patrimonio histórico. Son antieconómicas, con una lancha moderna, sería menor el mantenimiento”.

¿Podés cerrar la empresa en 15 días? – “Nosotros tenemos deuda con el suministro de combustible, si no me pagan la deuda y yo no pago el combustible, el tipo no me va a fiar indefinidamente. Si no tenemos gasoil, no salimos”.

¿El Municipio puede ayudar? – “Obviamente, además de hacer conocer la situación, podría achicar alguna tasa municipal o algún alquiler. Pero hasta ahora no hicieron nada”.

Cristian Ramaro concluyó recordando que las lanchas cumplen una función social: pasan por los establecimientos de salud para dejar los suministros; niños y docentes se movilizan en ellas; los pobladores transportan el agua potable. “Si mueren las lanchas, se muere lo poco que queda del Delta”.

Dado que algunos dicen que el intendente Zamora despertó de su letargo, sería conveniente anoticiarlo de que, además de hacer conferencias de prensa, hay que actuar con medidas concretas: bajar tasas y alquileres que afectan al transporte fluvial y hacer un relevamiento de las embarcaciones para declararlas patrimonio histórico.

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