No hay que aceptar vivir en condiciones indignas

Microcréditos para la vivienda. En San Fernando, la asociación civil Casa Ombú implementa la Ley de Acceso Justo al Hábitat. Créditos para mejoras de vivienda con un máximo de 50.000 pesos, en cuotas fijas y un interés de 25%, asesoramiento técnico y seguimiento de la obra. Para tomar contacto casaombusf@gmail.com

 

El acceso a la vivienda digna es un aspecto fundamental para el desarrollo de la vida. Así lo entiende la Constitución Nacional como así también pactos internacionales incorporados a nuestra Carta Magna. Sumando a este derecho tan vital como difícil de llevarse a la práctica, en 2012 se aprobó, en la provincia de Buenos Aires, la Ley 14.449 de Acceso Justo al Hábitat.

Gracias a esta Ley, en tanto los municipios adhieran a ella, “se puede dar una respuesta a problemas habitacionales, ya que permite el acceso a fondos fiduciarios. Los municipios tendrían que ser los principales gestores de esta ley”, dijo Mauro Gabrielle, coordinador de Casa Ombú, una asociación civil que entendió el problema y se puso a trabajar.

 

Círculo virtuoso

Casa Ombú es un conjunto de voluntades sanfernandinas – referentes sociales, culturales, políticos, colaboradores, voluntarios – que desarrollan un programa de microcréditos para mejoramiento del hábitat, enmarcado en la Ley 14.449, en los barrios Santa Catalina, San Rafael, Villa del Carmen, San Lorenzo. “Aplicamos a un fondo fiduciario conformado por impuestos a terrenos baldíos o a grandes construcciones inmobiliarias”, explicó Mauro.

El microcrédito llega a los 50 mil pesos y, aunque no se crea, logra mejorar la calidad de vida de vecinos que acceden a él. Techos que se llueven, baños, instalaciones eléctricas, un ambiente más son los requerimientos que atiende el programa.

Quienes reciben el crédito son personas que no califican para la banca formal, ya que en general, están en situación de vulnerabilidad social. “Como requisito pedimos un recibo de sueldo o jubilación porque es importante que tengan capacidad de repago, que puedan afrontar una cuota de 1.500 a 3.000 pesos”. Efectivamente, al devolver el crédito, los beneficiarios permiten que otras familias, a su vez, se beneficien.

El crédito tiene un interés del 25% y las cuotas son fijas. No se entrega dinero en efectivo, las familias buscan presupuesto de materiales y/o mano de obra y la Asociación Civil paga. “Nosotros hacemos seguimiento de obra porque la obra se tiene que realizar ya que el crédito no es para acopio de material. Se entrega el crédito y en un tiempo estipulado, la obra termina”.

El albañil debe entregar una factura, pero si no tiene, “se busca la forma para que pueda trabajar”.

Mauro destacó que este crédito no sólo beneficia a los vecinos que pueden mejorar sus viviendas, sino también a los negocios de San Fernando que venden y a los obreros que realizan el trabajo. “Se alimenta un círculo virtuoso”.

Por otro lado, se va construyendo una red de solidaridad. “Hace poco tomé contacto con un nuevo proveedor para ver si el presupuesto que teníamos, se mantenía. Y le conté nuestro trabajo. La persona se interesó, manifestó que le daban ganas de colaborar y me dijo que el presupuesto había variado, porque las chapas están atadas al dólar, pero que él iba a mantenerlo para colaborar con el proyecto”, contó Mauro, compartiendo una experiencia que lo colmó de felicidad.

Casa Ombú ofrece a los potenciales beneficiarios un valor agregado: asesoramiento técnico de un arquitecto. “A la familia le sirve porque, aunque no tome el crédito, recibe una serie de ideas para un problema que quizás no sabía cómo solucionar. Nosotros no imponemos nada, les decimos cuál es la mejor forma para hacer lo que necesitan y también les recomendamos materiales que pueden ser más baratos, más rendidores o mejores en el tiempo. Es una mirada técnica que sirve, porque en los barrios hay mucha gente que sabe hacer el trabajo, entonces toman el asesoramiento y después lo hacen ellos”.

Si bien por ahora no trabajan en islas, pues la logística es muy complicada, esperan desarrollar la capacidad operativa para llegar a esa zona. Indudablemente es deseable que esto suceda, dado que San Fernando continental está superpoblado y en la medida que el gobierno municipal genere condiciones de habitabilidad en las islas, por un lado podrá descomprimir una ciudad que ya no puede ofrecer calidad de vida a sus habitantes y, por otro, estará poblando un territorio desocupado que es fácil presa de los depredadores inmobiliarios.

Hasta el momento, la primacía de los intereses individuales sobre los colectivos ha generado en la provincia de Buenos Aires un desarrollo urbano marcado por problemas ambientales y tensionantes desigualdades sociales. La intervención del Estado – tanto provincial como municipal – se limitó a financiar la infraestructura de servicios básicos así como vías de comunicación, que pagan todos los ciudadanos a través de los impuestos, pero aprovechan primordialmente los sectores más favorecidos económicamente. La ley 14.449 le otorga al Estado herramientas para transformar el territorio, en favor de los sectores más postergados y, en definitiva, de todos sus habitantes.

 

Foto: Vecinos favorecidos con el microcrédito

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