El achicamiento de Télam deja sin voces al interior del país

Sin cobertura federal informativa. Áreas desmanteladas, periodistas sin trabajo, ausencia de futuros controles en la pauta publicitaria. La falta de información atenta contra un derecho humano básico: el derecho a la comunicación.

 

Terminando el mes de junio, el Estado nacional siguió poniendo en marcha una de sus acciones predilectas: despedir trabajadores. Esta vez le tocó a 357 empleados de Télam que fueron recibiendo telegramas u otros avisos en una cadena siniestra que culminó con las declaraciones de Hernán Lombardi (titular del Sistema Federal de Medios Públicos): “Hoy ganó el periodismo, ganaron los ciudadanos”. Muy sueltito de palabras, no dudó en decir que habían sido despedidos “por su perfil muy ideologizado”. Lo confirmó el diputado Sergio Ziliotto: “Los echó por sus ideas”.

Aceptar que se despiden trabajadores porque piensan distinto al actual gobierno, cuando esos trabajadores además son periodistas, es un acto de censura. Quizás no lo sepa Lombardi: el derecho a pensar distinto está avalado por la Constitución Nacional y por la Declaración Universal de Derechos Humanos. ¿Acaso todos tenemos que estar de acuerdo, por ejemplo, con el feroz endeudamiento que está pertrechando este gobierno?

Télam (Teledifusora Americana) fue creada el 14 de abril de 1945 por Juan Domingo Perón, cuando era Secretario de Trabajo y Previsión, con el objetivo de construir soberanía informativa nacional e integrar a América Latina. Con mayor o menor empuje, fue creciendo hasta tener 700 empleados y 27 agencias distribuidas en todo el país. Este número tiene directa relación con la cantidad de áreas, que en los últimos tiempos fueron ampliándose, y el territorio a cubrir: 700 empleados y 27 agencias para un país que tiene más de 2 millones de kilómetros cuadrados, no parece mucho. DPA (agencia alemana) tiene 1000 empleados; AFP (agencia francesa) tiene 2260; Reuters (agencia inglesa) tiene 2300; AP (agencia estadounidense) tiene 3700; Xinhua (agencia china) tiene 10.000 empleados.

Con el surgimiento de nuevas tecnologías, es lógico que una agencia mayorista de servicios informativos crezca. El gobierno que pregonaba que nuevamente íbamos a entrar al mundo, achica nuestra agencia de servicios informativos: se han cerrado corresponsalías completas y algunas han quedado con un solo trabajador, ¿cómo nos enteraremos de lo que pasa en el interior del país?, ¿cómo se enterará el mundo de lo que pasa en nuestro país?

Con intención de desprestigiar a todos los trabajadores estatales, una vez más se dijo que en Télam había ñoquis. “Trabajo desde marzo de 2011… me especialicé en temas vinculados con China y relaciones bilaterales. Fui la primera argentina en obtener una beca para viajar y estuve 6 meses en Beijing, trabajando como corresponsal de Télam”, informó Leticia Pogoriles, que se nota que trabaja un ratito.

Según dicen los funcionarios, Télam le cuesta al Estado 27 millones de dólares por año; en un solo día, el Estado Nacional gastó, tiró, dilapidó 450 millones de dólares para que no se siga disparando la divisa estadounidense. Esto es 16 años de funcionamiento de Télam. ¿Qué te parece?

Uno de los sectores que quedó vaciado fue el área que controla administrativamente el manejo de la pauta oficial. ¿Para qué controlar eso, no? Va derecho todo a los amigos.

Al igual que Canal 7 y Radio Nacional, Télam es un medio del Estado Nacional que tiene como objeto informar a todos los ciudadanos argentinos y al mundo sobre lo que pasa en nuestro territorio. Argumentar que los despidos son para achicar el gasto público (que nadie pide que achiquen) es una falsedad. El principal objetivo es disminuir la capacidad informativa en manos del Estado para dejar abierta una vía a las corporaciones mediáticas, que apoyan y se alimentan del modelo neoliberal. No a los despidos en Télam.

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