Arte y Memoria. A 40 años de la toma de Astarsa

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Frente a los actuales procesos de desterritorialización, es urgente recuperar el patrimonio intangible. En la Casa de las Culturas se llevó a cabo un encuentro donde se recordó la lucha de los trabajadores de Astarsa. El artista plástico Santiago Fredes expuso sobre los ejes de su trabajo que se expande hacia la creación de espacios de socialización e intercambio de experiencias comunitarias. Estuvieron presentes integrantes de la Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia Zona Norte, comisión de derechos humanos Padre Pancho Soares, ex trabajadores de Astarsa y funcionarios municipales.

 

Ante un proceso de urbanización que sólo beneficia a intereses de grupos económicos ajenos a la cultura del lugar, a sus luchas reivindicativas y a una historia que fue escrita con sudor obrero y sangre militante, el artista plástico Santiago Fredes, cuya familia tiene una larga tradición en la ciudad de Tigre, viene llevando adelante una obra que tiene como eje la recuperación de la memoria histórica local. Así lo dejó explicitado en su última muestra Tejido Urbano del Yaguareté, donde no sólo expuso parte de sus trabajos, sino además fue generador de dos charlas: Historia y Arte y Memoria y Arte. A 45 años de la toma de Astarsa.

“Como artista miembro de esta comunidad tigrense, pretendo generar espacios y dispositivos de socialización, intercambio y diálogo que promuevan los procesos de territorialización, donde podamos compartir nuestras memorias”, sostuvo Santiago, el miércoles 27 de junio ante un público que colmó el primer piso de la Casa de las Culturas. Allí estuvieron integrantes de la Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia de Zona Norte; la Comisión de Derechos Humanos Padre Pancho Soares; ex trabajadores de Astarsa y militantes de derechos humanos.

“Considero la tarea de recuperar la memoria como algo urgente dado que el acelerado proceso de urbanización que vive nuestro distrito bajo la tipología de countrys o barrios privados destruye toda marca o mojón que pueda haber existido en el territorio, provocando un proceso de desterritorialización, donde ya no somos partícipes del diseño de nuestra ciudad, sino que éste es impuesto como mercancía homogénea, lisa y llana, sin historia ni memoria. El caso puntual de Astarsa es ejemplo de ello, donde la voluntad por preservar un sitio de memoria se enfrenta a un desarrollo inmobiliario de barrio cerrado privado”, dijo Santiago, agregando que la zona donde estuvo el famoso astillero también albergó aserraderos, cajoneras, fábricas de palitos de helado y escarbadientes y, a partir de la década del 50, se sumó la actividad industrial.

Después de expresar que “recuperar, valorizar y conservar las memorias y experiencias colectivas, en tanto patrimonio cultural intangible, es un derecho humano de la sociedad y un deber del Estado”, Santiago Fredes dio paso a que los propios protagonistas de la lucha de Astarsa expusieran sobre su experiencia colectiva.

 

El triunfo de la militancia

Portador de una larga militancia sindical que lo vinculó a los trabajadores de Astarsa, el Gallego Nieto recordó a sus compañeros que ya no están, asegurando: “Para nosotros están presentes, nos alimentan”.

Después de los aplausos, continuó: “No estamos llorando permanentemente el horror de la tortura, de los fusilamientos. Nosotros venimos a reivindicar con alegría a los navales, porque ellos eran alegres, siempre pensando en alguna travesura que era pelear por los compañeros, por los derechos de los trabajadores, por la dignidad y la defensa de la vida para que no murieran más compañeros en los barcos, porque antes de que muriera José María Alessio, que se quemó, había caído un compañero del guinche, insolado, y murió pegando contra el cemento de la anguilera”.

Plataforma en la cual se construían los barcos, la anguilera también fue lugar de reunión de los obreros; en 2014 fue declarada lugar histórico nacional por decreto 1762.

Retomando el tema de la memoria, el Gallego dijo: “A pesar de que los desaparecieron, no lograron borrarlos de la memoria colectiva. Los compañeros triunfaron porque aquí está la juventud que está levantando sus banderas”.

Uno de los momentos más conmovedores fue cuando este hombre canoso, con voz potente, atravesada por la emoción, contó: “En la década del 70, llevamos a un grupo de niños a los hoteles de Embalse Río Tercero. Mi novia llevó cepillos de dientes y dentífrico para que los chiquitos se limpiaran los dientes porque no sabían y ahí aprendieron. Además, las compañeras les hicieron escribir unas tarjetas para los padres y un chiquito escribió ‘mamá, dormí con sábanas’”.

Si se tiene en cuenta que en los primeros años de la década del 70 había plena ocupación y, aun así, había familias que no podían comprar sábanas, ¿qué pasará ahora?

“Apoya sobre mi brazo tu pequeño corazón. No temas, detrás/ de la ochava, nada puede alarmarnos demasiado”. (P.U.)

Por su parte, Rufi Gastón destacó la tarea de los docentes que acercan a sus alumnos la historia reciente y, en especial, la lucha de los trabajadores de la zona norte.

Verónica Camaño, al frente de la Dirección General de Derechos Humanos del Municipio de Tigre, agradeció a todos los compañeros de su padre por la búsqueda incesante de justicia y también porque les enseñaron a los más jóvenes el camino de la verdad.

Tanto la concejal Gisela Zamora como la Subsecretaria de Cultura, Milagros Noblía, destacaron que el Municipio de Tigre está comprometido con los organismos de derechos humanos. En este sentido, Milagros hizo un repaso de las acciones municipales: en 2009, puesta en valor del Museo de Haroldo Conti; en 2015, inauguración de la Sala de Memoria, Verdad y Justicia en el Museo de la Reconquista.

Finalmente, el Secretario de Participación y Relaciones con la Comunidad, Emiliano Mansilla, reafirmando el acompañamiento municipal a los organismos de derechos humanos, anticipó que el 5 de agosto se festejará, en el playón, los 40 años de las Abuelas de Plaza de Mayo y, para gran alegría de todos los presentes, informó que el Municipio está negociando, con los desarrolladores de venice, un espacio significativo alrededor de la anguilera para hacer actividades de memoria en ese mismo lugar.

“La desdicha cambia con el tiempo/ y toma los aires de la felicidad/ y nos toca/ y suspiramos por el tiempo pasado/ por los momentos ajenos/ por todo aquello que no podrá pertenecernos nunca/ que no podremos imaginar/ o que se impondrá/ en nuestra saturada memoria”. (P.U.)

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