El Presupuesto Participativo implementado en San Fernando. Desde el 2008, los vecinos votan proyectos ideados y elaborados por ellos mismos. El Municipio ejecuta los proyectos ganadores y los vecinos monitorean, en una forma de cogestión.

Si bien la democracia es el gobierno de todo el pueblo, este concepto idílico derivó en la denominada democracia representativa que poco satisface a la ciudadanía actual. En busca de las transformaciones necesarias hacia una democracia participativa, la implementación de algunas formas de participación más directa, para la resolución de problemas comunitarios o el monitoreo de fondos públicos, es una experiencia que se va extendiendo lentamente en el país.

El municipio de San Fernando ha dado un paso en este camino: “Desde el año 2008, San Fernando es uno de los 40 municipios de todo el país que ha implementado el presupuesto participativo y el único en la zona norte del Gran Buenos Aires”, explicó Virginia Sáenz, Coordinadora del Programa Presupuesto Participativo.

Esta herramienta de la participación ciudadana se destaca porque los vecinos pueden decidir directamente cómo invertir los fondos públicos. Todos los años “se pone a disposición de los vecinos una cantidad de dinero que fue cambiando, partimos en el 2008 con un millón y medio y llegamos al 2011 con dos millones y medio”, especificó la Coordinadora del Programa.

Para la implementación del Presupuesto Participativo han dividido el territorio en 5 zonas y “a cada una se le adjudica un porcentaje del total según la cantidad de habitantes que tiene”.

“Esta herramienta implica un involucramiento del vecino, porque en la primera etapa, que son las asambleas barriales, van a llevar sus ideas; luego, una vez que funcionarios de distintas áreas ya han determinado la viabilidad de las propuestas, se vuelve a la asamblea con los vecinos que decidirán qué ideas van a apoyar y tendrán que transformarlas en proyectos. Esta etapa dura 4 meses, técnicos y funcionarios asesoran para hacer los proyectos que finalmente saldrán a votación de todos. El proyecto ganador se ejecuta al año siguiente”, contó Virginia.

Durante 4 días, todos los sanfernandinos votan los proyectos que fueron elaborados quizás, por el vecino de la casa de al lado.

En cada zona puede ganar más de un proyecto, “según la cantidad de dinero que tenga la zona y el presupuesto que demanda cada proyecto”. Por ejemplo, este año, en la zona San Fernando Centro y Victoria, están en ejecución 3 proyectos: “Una biblioteca para todos” (reacondicionamiento de la Biblioteca Madero para mejorar el acceso de personas con movilidad reducida), “Compañeros saludables” (acciones de mejoramiento de la higiene urbana en los barrios Alsina y San José), “El juego seguro en espacios seguros” (reacondicionamiento del espacio de juego en el jardín de infantes 901).

“Los proyectos que no ganan un año se pueden volver a presentar al año siguiente. A veces sucede que el Municipio ejecuta proyectos que no resultaron ganadores, esto pasó con la recolección de aceite vegetal usado, que se sumó al programa de biodiesel promovido por la Provincia”. Además, las ideas que exponen los vecinos pasan a formar parte de un Banco de Proyectos y “esto se tiene como insumo para las distintas áreas municipales que lo consultan cuando tienen que planificar acciones”, acotó la Coordinadora.

Los jóvenes (16 a 29 años), a partir del 2009, “tienen su propio presupuesto; en este caso, los proyectos compiten en todo el Partido”.

Cuando se inició el Presupuesto Participativo, fundamentalmente concurrían a las asambleas “los vecinos más organizados, por ejemplo, los que formaban parte de clubes u otras instituciones. Después, a medida que la gente fue viendo que lo que había propuesto un vecino de la otra cuadra, se estaba haciendo, entonces fueron adquiriendo más confianza y se empezó a participar más. Actualmente, ya se está acercando gente que no tiene ningún tipo de participación, ni siquiera en clubes. Esto es muy importante, en épocas en que, sabemos, a la gente le cuesta mucho involucrarse”, remarcó Virginia.

Nuestros vecinos han puesto en práctica mecanismos de participación que vienen siendo probados en Brasil, Uruguay, Bolivia, Guatemala, Perú, cuyo éxito – hasta el momento – depende de la transparencia fiscal, de la eficiencia de los gobiernos municipales y del compromiso ciudadano. Un ejemplo para imitar.