El concejal Luis Cancelo presentó un proyecto para la creación de un vivero municipal

, Política

Protección y conservación de la flora autóctona

El vivero puede constituirse en un espacio de capacitación y fuente de trabajo para muchos vecinos. Forma parte de un proyecto integral de protección y recuperación de hábitats naturales. Está en comisión para su aprobación.

Desde lejanos tiempos, el hombre ha tenido la costumbre de estudiar y cultivar la flora propia de su hábitat. Lo hicieron los egipcios, los romanos, también los pueblos originarios de América. Sin retroceder tanto, los municipios de Vicente López y San Isidro promueven esta actividad desde sus viveros municipales, cuya creación data de la década de los 90. Ambos municipios tienen también reservas naturales.

Es llamativo que el Municipio de Tigre no tenga ni vivero ni reserva, dada, entre otras cosas, la estrecha relación que este distrito tiene con el delta del Paraná y por lo tanto, la diversidad de flora y fauna, de la cual se puede disfrutar tanto en islas como en el continente.

Este descuido podría ser subsanado a partir de la presentación del proyecto del Bloque Coalición Cívica-ARI – encabezado por Luis Cancelo – que propone la creación de un vivero municipal de especies nativas.

“Hemos tenido una pérdida importante de biodiversidad a partir de los rellenos de todo lo que rodea la ruta 27, que son los valles de inundación naturales del Delta. Con la propuesta del vivero de plantas autóctonas estamos tratando de recomponer esa pérdida”, dijo Cancelo.

El concejal se preguntó en cuántas plazas o paseos hay, por ejemplo, seibos ya que “últimamente ha habido un avance notable de la plantación de palmeras y si bien hay una especie que es autóctona del Delta, en virtud de la biodiversidad poco aporta. Tigre es visto por todos los visitantes como un espacio natural y nosotros creemos que no ha existido una política de protección y conservación de la flora autóctona”.

Un vivero de plantas autóctonas es un mecanismo que permite disponer de plantas que se requieren para establecer estrategias de protección y recuperación de hábitats. Está diseñado para el manejo de plantas que comúnmente no son producidas por los viveros comerciales; permite, en consecuencia, que se conozca la biodiversidad regional y local.

Un espacio educativo

A partir del vivero “se prevé la creación de un ámbito de capacitación para aquellos que, por ejemplo, hacen mantenimiento de jardines y podrían sumar a su trabajo el conocimiento de las especies nativas”, explicó el concejal.

Por otra parte, “también puede hacerse un trabajo conjunto con estudiantes de escuelas tanto estatales como privadas, para que niños y jóvenes empiecen a conocer especies del Delta que tienen valores que estamos desperdiciando”.

Asimismo, muchos vecinos, “que se han entusiasmado con este proyecto”, podrían proveerse de plantas autóctonas para sus jardines, articulando así una política de restauración ecológica entre estado municipal y particulares. “Incluso a los que han llegado últimamente, pues, quizás, estén gustosos de colocar especies autóctonas en sus jardines ya que, tal vez, el propio desconocimiento hace que elijan especies exóticas que muchas veces no prosperan”, acotó Cancelo.

Mantenimiento de plazas y jardines

Dado que la lógica de tener un vivero municipal de plantas autóctonas implica su utilización para el manejo del paisaje, “para todos los que creen que las cosas se deben resolver sólo por intereses económicos, el vivero municipal reduciría el gasto que se hace para el mantenimiento de parques y jardines. Porque debemos recordar que ese mantenimiento está tercerizado y se lleva una parte muy importante del presupuesto”. Ahondando en el tema, Cancelo recordó que “hace poco tiempo se votó el llamado a licitación para el mantenimiento de plazas y en el proyecto enviado por el Departamento Ejecutivo se autoriza el uso de Roundup que contiene glifosato. Es decir que se autoriza a usar un veneno que produce cáncer para fumigar las plazas y paseos, adonde llevamos a nuestros niños a jugar”.

Por otra parte, si el vivero se transforma en un espacio de capacitación, “también generaría puestos de trabajo genuinos. Nosotros no acompañamos la idea de tercerizar el mantenimiento de parques y jardines. Hoy existen muchos vecinos trabajando en cooperativas que podrían ser capacitados en estos temas y trabajar en eso. Nos opusimos a la renovación del contrato de Manila porque creemos que esto no es una inversión sino un gasto”.

Un tema que se anexa al mantenimiento de los parques y paseos es su remodelación. “Hay un criterio de llenar de baldosas los espacios verdes y cuando queda un cantero, en lugar de poner una especie autóctona, se pone una palmera. Eso ya pasó con el Paseo Victorica y el Vidal Molina. Por eso ahora, que se habla de poner en valor el Paseo Lavalle, a mí me preocupa muchísimo. Poner en valor ese paseo es conservarlo, tal vez hacerle veredas para que se pueda caminar sin inconvenientes. Pero si poner en valor es ponerle baldosas, fuentes, barandas, la verdad es que estamos mal. Me parece que la puesta en valor, en boca de algunos funcionarios, es negocio”.

“Para nosotros la creación del vivero está ligada a una política integral que implica protección del Delta, saneamiento de ríos, no utilización de glifosato. El proyecto está en comisión, están consultando con el departamento ejecutivo la posibilidad de concretarlo. Nosotros somos un bloque minoritario, pero creemos que no hay razón para negarse a la creación del vivero”, señaló Luis Cancelo.

Muchas son las personas que sienten admiración y respeto por la naturaleza, que sólo quieren disfrutar de un paisaje silvestre e, incluso, intentan reproducirlo en una pequeña maceta. Existe, también, el otro bando, que destruye cuanto encuentra a su paso porque considera que todo lo que nace y vive libre y espontáneamente es una maleza. Para que esto no ocurra, es necesario educar. El vivero municipal es una interesante oportunidad para ayudar a descubrir la vida silvestre, emocionarnos con su belleza, sorprendernos con su orden y, por lo tanto, penetrar en lo profundo de las relaciones, significados y armonías de la convivencia.

TBA y el glifosato

“Dado que la empresa TBA fumiga con glifosato los costados de las vías del tren, presentamos un proyecto donde le pedimos al Departamento Ejecutivo que intervenga ante el gobierno nacional y también ante la empresa. Sabemos que el glifosato mata absolutamente todo, con un agravante: lo que fue una discusión que comenzó hace 10 años sobre los posibles perjuicios que ocasionaría el glifosato, hoy ya son certezas. Existe legislación en la provincia de Buenos Aires sobre la prohibición de fumigar en zonas urbanas. En Tigre, TBA fumiga en la puerta de las casas de los vecinos. Desde el Municipio hay cosas que se pueden resolver, porque, si bien es cierto que el ferrocarril es de jurisdicción nacional, también tiene articulación con el Municipio, de manera que reclamar que no se use este veneno en el distrito no es una cuestión alocada”, dijo Cancelo.

Deja una respuesta