6 años de la librería que le cambió el rostro a la avenida Cazón

Sudeste Libros. Su nombre remite a la novela de Haroldo Conti. “Fue casi el primer nombre que surgió”, expresó Claudia Trasande, la dueña de esta librería, que se especializa en ciencias sociales. Libros nuevos, usados, CD, charla amena y siempre algún encuentro circunstancial que detiene a los clientes más tiempo del esperado en un local delicadamente decorado. Se pueden hacer consultas a Facebook Sudeste Libros, pero lo mejor es pasar por Cazón 1048.

 

Acostumbrada a andar entre libros, fue hilvanando el sueño de tener su propia librería. Un día entró a un local con años de abandono y, a pesar de paredes descascaradas, vidrios rotos y mucha suciedad, igualmente vio allí su librería. Así fue que, después de muchos fines de semana limpiando, pintando y poniendo orden, abrió Sudeste Libros, en Cazón 1048.

De aquellos primeros días de octubre de 2011, Claudia Trasande recuerda que una vecina entró y dijo “me encantan las librerías que están cerradas de día y abiertas de noche”, porque sus inicios fueron artesanales y, de esa manera, conquistó a su clientela. “Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos…”.

“Empezamos con una mesita y algunos libros propios”, dice Claudia, comentando que uno de esos libros fue Macunaíma, que, aunque le costó desprenderse de él, también le encantó que se lo llevara un muchacho amoroso que, al verlo, exclamó “¡ay, qué bárbaro, tenés Macunaíma!!”.

Las estanterías fueron cubriendo las paredes, aparecieron otros libros usados, algunos del Centro de Estudios Históricos, Antropológicos y Sociales Sudamericano, lugar donde Claudia estudió. También llegaron perlitas de personas que van desarmando sus abultadas bibliotecas: “He tenido libros de 1890, colecciones de mini libros de Shakespeare en inglés. Es un placer que la gente dedique tiempo a buscar y buscar entre los libros usados”. “A las aladas almas de las rosas / del almendro de nata te requiero, / que tenemos que hablar de muchas cosas, / compañero del alma, compañero”. Luego, con los requerimientos de los clientes, fueron llegando los nuevos: “Al principio, todos los fines de semana nos íbamos a caminar Corrientes, Parque Rivadavia, el Centenario, con tal de encontrar los libros que nos pedían, después nos contactamos con editoriales y distribuidoras y se abrió un panorama que no se cierra más”.

Por gusto personal, la librería está muy bien provista en antropología, sociología, historia y, en este caso, muy especialmente en los temas locales: “Los tigrenses se interesan mucho en la historia local. Lamentablemente hay libros sobre historia de barrios que cuesta muchísimo conseguir porque se hacen ediciones muy limitadas. También tenemos libros sobre flora y fauna de la zona y novelas y poesía porque hay muchos escritores locales”. Efectivamente, todo lo que se escribe sobre Tigre y San Fernando se puede encontrar en Sudeste Libros. Ah, y un proyecto guardado en un anaquel todavía un poquito alto: editar esos libros de historia local que ya no se encuentran.

Otra peculiaridad de Sudeste Libros es que allí se encuentran ediciones que no están en las grandes cadenas. “Algunas pequeñas editoriales se dedican, por ejemplo, a la poesía, como Editorial En Danza, que edita poetas actuales o reedita libros que hacía muchísimo que no estaban en circulación. También me interesan las editoriales dedicadas a temas de género, a flora y fauna nativas. Si me piden un libro que fue editado en Jujuy, hago todo lo necesario para conseguirlo”. Como se ve, Claudia es especialista en búsquedas, por eso siempre es posible encontrar en su librería a un investigador con quien iniciar una amena charla.

Los niños también tienen su rinconcito: “Entran corriendo, van a la mesita y eligen”, cuenta sonriendo Claudia, quien reconoce que en este segmento se inició tímidamente hasta incorporar “algunas editoriales poco conocidas como Colihue”.

Por supuesto, para contener todo este mundo de letras, el local se amplió; anexado el local de al lado, Claudia concretó otro sueño: “Tenemos un pequeño lugar al que pretenciosamente llamamos Espacio Cultural El Astillero. Aquí se hacen presentaciones de libros, proyecciones de películas, debates”. Así es, reubicando estanterías según las necesidades, se puede compartir un momento de intercambio entre vecinos. Por eso hay que estar atentos y, además de darse una pasadita por la librería, hay que hacerse amigo del Facebook Sudeste Libros. En este caso, la tecnología nos sirve para seguir siendo un buen lector, ya que, para evitar la porosidad de la mente, nada mejor que un libro.

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