Con voz profunda contó su dolorcito

Interpreta el sentir de todos los músicos tigrenses. Nacido en Rincón de Milberg, Julio De Panfilis canta en fiestas particulares y en pubs de Capital Federal. Además de compartir algunas anécdotas familiares con este medio, contó sus gestiones para iniciar un ciclo de peñas, junto a otros artistas locales, abarcando todas las localidades del distrito.

 

Habiendo nacido en una familia de músicos – abuelo violinista y madre vocalista – Julio De Panfilis tenía un camino pre-determinado: cantar y cuidadito con desafinar! “Un día estaba comiendo mandarinas con mi mamá en una hamaca, estaba cantando una canción de Ramona Galarza y en una de esas, mi mamá dice ‘no, no, así no se canta’ y me enseñaba hasta que me salía bien. Yo no podía pifiar ni una nota!”, contó con mucha ternura Julio. Sirva este recuerdo de homenaje a doña María Luján Vázquez que alegró con su canto a toda la familia y también a sus vecinos.

Cantando en fiestas escolares, familiares, por pedido de los vecinos – “vení, vení, cantame ese pedacito’, le decían, dándole una propina – y escuchando a los grandes músicos de su niñez – Hernán Figueroa Reyes, Los Chalchaleros, Farías Gómez – en las tertulias de la quinta de los Cebey, Julio fue afinando su voz, aprendiendo de oído la guitarra y conformando su propio gusto musical. “A mí me gusta el género melódico, pero también canto tangos, folclore y, si es necesario, una canción infantil”.

Fundamentalmente trabaja en fiestas particulares, aunque muchos sábados también es posible escucharlo en el bar Copas, de Capital Federal. Y justamente ese es un poquito su dolor, es decir que los tigrenses no puedan escucharlo. “Siendo tigrense y rinconero, de lo cual me siento muy orgulloso, tengo que irme a otros lugares a trabajar, habiendo acá tantos clubes sociales donde se podrían hacer cosas muy lindas”, manifestó el cantante.

 

¡A no tener miedo!!!

En una cena de camaradería organizada por la Cámara de Comercio de Rincón (CACIR), tuvo oportunidad de conversar con el intendente Zamora sobre la posibilidad de organizar peñas con músicos locales. Claramente le dijo lo que muchos piensan: “Hemos visto pasar por acá músicos que están de moda y nos da cosita porque nosotros necesitamos mostrar lo que hacemos acá, en Tigre, y no podemos”. No sabemos si le dijo lo que muchos otros también piensan: contratar a menos famosos y poner más tachos de basura en Enciso, en Cazón, en Italia, en Paseo Victorica, así, por ejemplo, quienes recogen la caca de sus perros tienen donde tirarla.

El intendente le dijo que “le diera para delante” y que “no es necesario que los músicos estén encasillados políticamente, ni que trabajen gratis, porque hay un pago por viáticos, además el Municipio pone el sonido y toda la infraestructura”.

Zamora le pidió que le transmitiera a los músicos de Tigre que se acerquen a Cultura y que “no tengan miedo” (¿?).

El rinconero se declaró “entusiasmadísimo” y aseguró no dudar de la disponibilidad del Municipio, ni de los miembros de CACIR, ni de los presidentes de los clubes de barrio. “Entre todos juntos podemos hacer algo lindo. No estamos hablando de nada inalcanzable, ni que tenga un costo elevadísimo. Es algo sencillo que nos va a permitir tener una inserción comunitaria”, explicó Julio De Panfilis.

Seguramente, mientras los vecinos estén leyendo esta nota, ya estarán pensando cuál será el club que dé el puntapié inicial.

Su abuelo llegó de Italia en 1927 y, a pocas horas de llegar, nació – en Tigre – el padre de Julio De Panfilis. “Mi abuelo tocaba el violín en una orquesta municipal y, como era ebanista, él hizo todos los violines”, contó Julio, que conserva uno, además de documentación y herramientas, recuerdos con los cuales quisiera hacer una muestra.

“Donde actualmente está el playón, estaba el astillero Copes que compró mi abuelo, con un socio, fundando el Astillero Panfilis-Puebla”.

El cura que organizó la primera procesión náutica fue hermano del abuelo de Julio; otro tío fue juez de paz y presidió el Consejo Deliberante en tiempos de Acción Comunal. “Nací un 9 de julio, en la calle 9 de Julio y mi mamá me puso Julio y yo le decía ‘mamá, por suerte me pusiste Julio y no 9” y su madre se reía mucho. Nuestro cantante la recuerda con muchísimo cariño así como a sus tíos y tías, que también cantaban y que ya no están.

Fue a la escuela Nº2, donde tuvo como maestro a un Boló Bolaño, que se encargaba de todos los eventos porque era músico. La maestra de música lo elegía siempre a Julio para cantar en las fiestas patrias, “ella ya vio algo en mí”.

Con toda esta historia detrás, Julio dijo: “Me siento tigresísimo”.

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